miércoles, 30 de diciembre de 2009

Pueblo Awajún y Wampis le piden al premier que no pise su territorio

CONSEJO INDIGENA AMAZÓNICO DEL PERU - CIAP


PRONUNCIAMIENTO DE CIAP - FEMAAM





Los Presidentes, Líderes, Lideresas y Apus de las Organizaciones de: Consejo Indígena Amazónico del Perú (CIAP) Federación de las Mujeres Aguarunas del Alto Marañon (FEMAAM) ante la negativa del gobierno peruano en atender las demandas de los pueblos Indígenas Amazónicos y el incumplimiento de los acuerdos tomados en San Ramón y Condorcanqui de 2 de Julio con el Presidente Consejo de Ministros Yahaude Simón Munaru después de 5 de Junio hacemos público nuestro pronunciamiento a nivel nacional e internacional con los siguientes acuerdos:




ACORDAMOS:-


EXIGIMOS: Al Gobierno Peruano el cumplimiento de los acuerdos pactados lo siguiente:

· Cese de la persecución a los dirigentes Nacionales, Regionales de Bases y Locales.
· Libertad a los presos absueltos y no comparecencia.
· Retiro inmediato de los Militares y Policías de nuestro territorio indígena.
· Indemnización a los familiares de los fallecidos el 05 de Junio.
· Tratamiento de los heridos y reconocimientos de los inválidos.
· Retorno inmediato del Presidente de AIDESEP Lic. Alberto Pizango Chota, dejando sin efecto su orden de captura.
· Investigación de suceso 05 de Junio con la presencia de los veedores del organismo internacional de derechos humanos y otros organismos de Naciones Unidas.
· Aprobar la ley de consulta y libre determinación de los pueblos indígenas amazónicos.


EXORTAMOS:- Al gobierno y a la opinión pública, el respeto de las Instituciones legalmente formados del pueblo indígena, como AIDESEP y sus ocho organizaciones regionales y sus bases, ya que representan al pueblo organizado en la Amazonia Peruana y exigimos respeto por que en ningún momento el pueblo fue manipulado por alguna institución, ONGS o iglesia, ni partido político en el reciente paro nacional amazónico, nuestra propuesta salió del pueblo exigiendo el respeto de los derechos individuales y colectivos.


RECLAMAMOS:- Al Presidente de Consejo de Ministros (PCM) Doctor Javier Velásquez Quesquen y el Presidente Regional de Amazonas Oscar Altamirano Quispe la inmediata devolución de atuendo del pueblo indígena awajun, donde el Alcalde Distrital de Imaza y de Condorcanqui sin previo consulta al pueblo awajun y wampis a entregado la corona que es muy sagrada, no aceptamos la próxima visita de Premier Javier Velásquez Quesquen en nuestro pueblo awajun y wampis el no ha venido dialogar con los Apus si no su viaje ha sido para inaugurar el Banco de la Nación sin embargo ha sorprendido a la población indígena y los Apus en nuestro distrito por todo ello los ciudadanos y Apus de las Comunidades desconocen su visita en nuestro distrito.

RECHAZAMOS:- Y Exigimos el retiro inmediato de la Empresa Minera Sierra Dorada que esta construyendo el barco en nuestro puerto del Centro Poblado de Imacita. sin consentimiento previo a los pueblos indígenas. A consecuencia de ella viene creando conflictos divisiones entre las comunidades en el territorio de cinco cuencas del pueblo awajun y wampis, así mismo solicitamos el retiro inmediato de procurador del estado que se encuentra en la ciudad de Bagua Grande, exigimos al gobierno de turno que tome acciones pertinentes en el marco de respeto mutuo la buena voluntad de política y no siga denigrando la dignidad de los pueblos indígenas.

DENUNCIAMOS:- A la opinión pública al gobierno peruano de seguir ingresando a las empresas trasnacionales petroleras y mineras en nuestro territorio vulnerando el derecho de propiedad los primeros naciones amazónicas es preexistente es decir antes de formación del estado, así mismo desconociendo el derecho a la consulta previa e informada a los pueblos indígenas en concordancia al convenio 169 de la OIT en el territorio awajun y wampis.

EXORTAMOS:. Al hermano Alcalde Distrital de Imaza Prof. Sergio Suwikaí Tatse y Alcalde Provincial de Condorcanqui señor Héctor Requejo Longinote, que en próximas actividades para nombrar apu a personas hispanohablantes y/o autoridades, se consulte a las Bases. Organizaciones. Apus y a los viejos (Mum) porque se viola los principios filosóficos de los pueblos indígenas y por ser negativo contra venir al pueblo indígena amazónico que trata de confundir al pueblo awajun y wampis y creando divisiones entre las comunidades en nuestro territorio. Por tanto el mundo indígena awajun y wampis de toda la amazonia rechaza rotundamente la política impositiva que contra pone con nuestra forma de vivir bajo el marco legal jurídica de derechos indígenas.


Imacita. 28 de Diciembre del 2009.

sábado, 26 de diciembre de 2009

"Good by, mister Haya" (Carta de renuncia de Manuel Scorza al APRA)


Gracias al c. Jaime Guadalupe, "En la lucha" reproduce la carta que Manuel Scorza enviara a Haya de la Torre exponiendo las razones de su renuncia al Partido Aprista. Como se ve, la traición del "partido del pueblo" tiene larga data.



Lima, diciembre de 2009

Diario El Popular, de México

Junio 7 de 1954


Señor Víctor Raúl Haya de la Torre
Jefe del Partido Aprista Peruano

Considere usted la presente carta como mi renuncia irrevocable al Partido Aprista. He aquí las razones:


En el número correspondiente al 24 de mayo de mayo, la revista LIFE (edición española) publica un relato sobre su vida en la Embajada de Colombia, en cuya parte final, usted escribe: “La historia de Occidente irá continuamente en torno de su lucha para ganar y conservar la libertad. Por tanto, justicia significa usualmente pan sin libertad para Oriente y, a veces creo yo, que el comunismo ejerce una atracción mayor en Asia que en los países occidentales. El marxismo, como doctrina política, es inconcebible sin la supresión total de la libertad. Esto no puede prevalecer por mucho tiempo en un país occidental; y en los países orientales tendrá aceptación únicamente mientras el pan valga más que la libertad. Creo que la democracia y el capitalismo brindan la solución más segura a los problemas mundiales, a pesar de que el capitalismo todavía tiene sus fallas.” (Página 44).

Esto significa la liquidación ideológica del aprismo, significa que el aprismo seguirá la política de colaboración entreguista con el imperialismo norteamericano -¿cuál otro nos amenaza más directamente?-, que llevó al Partido a la derrota de 1948. Las incógnitas han quedado, pues, aclaradas: ha caído el telón sobre el aprismo.

EL MARXISMO ANTIIMPERIALISTA / El aprismo surgió a la escena política como partido de inspiración marxista, claro contenido antiimperialista y perfecta conciencia de su papel transitorio en la revolución mundial. “La doctrina del APRA -escribió Haya de la Torre en El antiimperialismo y el APRA-, significa dentro del marxismo una nueva y metódica confrontación con los postulados que Marx formulara para Europa.” “Los apristas -dice en página 119- aceptamos marxistamente la división de la sociedad en clases y la lucha de clases como expresión del proceso de la Historia.”

Lo que el aprismo fue demuéstranlo mejor que nada estas palabras de su fundador: “Nuestra experiencia histórica en América Latina, y especialmente la muy importante y contemporánea de México, demuestran que el inmenso poder del imperialismo yanqui no puede ser afrontado sin la unidad de los pueblos latinoamericanos. Pero como contra esa unidad conspiran, ayudándose mutuamente, nuestras clases gobernantes y el imperialismo, y como éste ayuda a aquéllas y les garantiza el mantenimiento del poder político, el Estado, instrumento de opresión de una clase sobre otra, deviene arma de nuestras clases gobernantes nacionales y arma del imperialismo para explotar a nuestras clases productoras y mantiene dividido a nuestro pueblo. Consecuentemente, la lucha contra nuestras clases gobernantes es indispensable, el poder político debe ser capturado por los productores y la producción debe socializarse.” (En el artículo ¿Qué es el APRA?, publicado por Labour Montly). Esta doctrina, razón de ser histórica del APRA, ha sido totalmente negada por Haya de la Torre; y no como él pretende, en dialéctico sentido hegeliano, sino vergonzosamente traicionada.

“THE BEST BUSSINES” / Es verdad que el aprismo, como doctrina política, ya no existía desde la Segunda Guerra Mundial. Quien lo dude, que lea los libros de Haya de la Torre La defensa continental y Después de la guerra ¿qué? En sus páginas es evidente el descalabro, la ruptura total con la doctrina primigenia. Asombra, por eso, el cinismo con que Haya de la Torre responde al anatema de Diego Rivera (que lo llama ‘lacayo del imperialismo’), afirmando: “mi posición es indeclinable”. (Revista Siempre, número 48, página 33).

Yo pregunto: ¿Puede ser indeclinable la posición de un hombre que ha dicho “Yo propongo las ideas fundamentales del aprismo no como un vago ideal sino -en términos positivos- como the best bussines-el mejor negocio para los Estados Unidos.”? (SIC, en el libro Y después de la guerra ¿qué?, página 204). Más todavía, si más es necesario: El 16 de setiembre de 1946, en un discurso pronunciado en un teatro de Bogotá, Haya de la Torre dijo estas increíbles palabras: “Yo no tengo miedo al imperialismo de Wall Street, porque nos adiestra; sino al imperialismo de Hollywood, porque ese nos corrompe. Lo grave no es poderío de los pueblos grandes, como los Estados Unidos, sino nuestro complejo de inferioridad”.

Comprobar el fraude no fue fácil para quienes teníamos 16 años cuando Haya de la Torre escribía tan claudicantes palabras. Yo, como miles de jóvenes, llegué al aprismo porque creía que era sinónimo de una revolucionaria aspiración de justicia; creí, de buena fe, luchar por un ideal nacional latinoamericano, es decir, antiimperialista.


Es un hecho que la contradicción entre la dirección burguesa del APRA y el pueblo revolucionario del Perú, llevó al aprismo a la derrota. No es verdad lo que Haya de la Torre afirma en LIFE. La revolución del 3 de octubre de 1948 fue resultado del descontento de las bases populares del APRA, y apristas fueron quienes sublevaron a la armada. Notoriamente ahí se inició la división que ahora existe en el APRA.


En el destierro, el aprismo se escindió en dos sectores: el incondicional a Haya de la Torre, y el sector izquierdista, formado en su mayoría por la juventud. Por razones obvias, mientras Haya de la Torre estuvo en la Embajada de Colombia, mantuvimos oficialmente la unidad a la vez que continuábamos la batalla ideológica por los principios esenciales del aprismo.

Es evidente ahora la orientación política que seguirá el APRA: su jefe ha sido absolutamente claro. Haya de la Torre prefiere el compromiso que le abra las puertas de la Presidencia de la República al duro camino de su gloriosa juventud. Yo no puedo formar parte de un partido de termidorianos sin grandeza.

OPORTUNISMO Y DEMAGOGIA / El volteretaza de Haya de la Torre se debe únicamente a su oportunismo. Nada justifica el cambio; nada justifica que el hombre que escribió que “la primera actitud defensiva de nuestros pueblos tiene que ser la nacionalización de la riqueza arrebatada a las garras del imperialismo” (El antiimperialismo y el APRA, página 74), diga ahora que “debemos poner fin a nuestra absurda ambición de industrializarnos aun cuando nada ganemos con ello”, y afirme que “no debe acometerse una campaña de nacionalización, ni de medidas contra el capital extranjero”, y sostenga que “hay que dejar participar a los capitalistas extranjeros en la dirección de la economía nacional”, y clame: “necesitamos con urgencia una división de trabajo entre el norte productor de máquinas, y el centro y sur productores de materias primas.” (Entrevista con Haya de la Torre publicada en la revista NEW LEADER, de Nueva York, transmitida por UP y publicada por El Universal, de México, en mayo último).


TREINTA AÑOS DESPUÉS / ¿Qué ha sucedido entre1924 y 1954? ¿Qué ha sucedido que justifique tan rotunda negación? ¿Desapareció el peligro que nos acechaba en 1924? Por supuesto que no. Según los inobjetables datos de la Secretaría de Comercio de los Estados Unidos, las inversiones de capital norteamericano en América Latina llegaban, en 1897, a 300 millones de dólares; en 1919 ascendían a 2,000 millones; en 1942 alcanzaban 2,800 millones; en 1947 remontaban 4,700 millones; y en 1952 la suma era de 5,700 millones. El criterio de un niño de escuela bastaría para percibir el arrollador avance imperialista: en 22 años (1897-1919) las inversiones aumentaron en 1,700 millones de dólares; luego, en 7 años (1943-1950) superaron esa cifra: 1,900 millones de dólares; y después, en sólo 2 años (1950-1952) aumentaron 1,000 millones de dólares.


¿Cuál es la verdad sobre Indoamérica? Un escritor norteamericano, Samuel Guy Inman, da una respuesta necesariamente pública: “En nuestras vecinas Repúblicas de América Latina, que cuentan con una población total de 160 millones, más de la mitad nunca han dormido en una cama, nunca han poseído un par de zapatos, nunca han ido a la escuela, nunca han recibido atención médica. Un número excesivo sufre de enfermedades contagiosas y trabaja en condiciones feudales. La mayor parte de las industrias pertenece a extranjeros. En los Estados Unidos, el trabajador medio gana, en una hora, lo suficiente para comprar 8 kilos de pan; mientras que en Bolivia, el trabajo de una hora sólo le proporciona 350 gramos.” (Cuadernos Americanos, enero de 1952: La revolución mundial).

Y de esta América, el imperialismo saca fabulosas ganancias. Datos proporcionados por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), demuestran que en el lapso de 1945-1952, la afluencia de capitales a Latinoamérica fue de 2,090 millones de dólares, y que, durante el mismo periodo, las ganancias e intereses de las empresas extranjeras ascendieron a 5,829 millones de dólares. Se comprende que la Anaconda pueda obtener, en Chile, ganancias confesadas de 2,200 dólares por trabajador, cifra sin embargo ridícula ante las ganancias que en 1950 obtuvo, en Venezuela, la Creole Petroleum Corporation: 11,470 dólares por trabajador. (El drama de la América Latina, por T.E. Álvarez, en Cuadernos Americanos).

Creer que el hambre, la miseria, la pobreza de América pueden solucionarse mediante un compromiso, “sacando a los capitalistas de debajo de la mesa para que tomen parte en la dirección de la economía nacional”, como Haya de la Torre dice, es algo peor que una simple mentira: es una interesada estupidez.


¿Cómo ignorar tan angustiosa perspectiva? Ante ella sólo cabe una posición. El rabioso anticomunismo de Haya de la Torre coincide en forma demasiado notoria con las consignas del Departamento de Estado (State Departament) de EEUU. Sostener, como Haya de la Torre, que las grandiosas revoluciones de Asia, sostener que los Estados obreros europeos, sostener que la Unión Soviética, proyectan sombras imperialistas sobre nuestros pueblos, no sólo es mentir: es ponerse al lado del fascismo maccarthysta. Ante el porvenir de nuestros pueblos se abren dos perspectivas: o la revolución antiimperialista o la esclavitud colonial. Vivimos una revolución mundial. ¿Es posible negarlo? Esto es el fin de una época. El capitalismo se va como vino al mundo: sudando sangre y lodo por todos los poros. Pero más allá de los días sombríos de estos años, alumbra el resplandor de un Mundo nuevo. A esa aurora no conduce el camino de la claudicación oportunista.

Si Haya de la Torre no lo cree, ya no hablemos el mismo lenguaje. Eso es todo. No hay razón tampoco para desesperarse. El fracaso de Haya de la Torre es el fracaso de un hombre, no de un pueblo.

Aquí se separan los caminos. Ha llegado, pues, el momento de despedirse: ¡Good bye, mister Haya!

Manuel Scorza


jueves, 24 de diciembre de 2009

La otra muerte de Haya

Una entrevista a Nelson Manrique por Martín Paredes y Eduardo Toche
Revista QUEHACER



Víctor Raúl Haya de la Torre fue un personaje decisivo para entender gran parte del siglo XX peruano, pero a su muerte física en 1979 se ha sumado otra: la de su pensamiento. Sus libros no se reeditan ni se discuten. nelson manrique, sociólo- go e historiador, publicará próximamente “¡Usted fue aprista!” Bases para una historia crítica del apra, una investigación que se aparta de la historia oficial del partido y echa luces sobre la biografía política de Haya y del apra.





¿Por qué ahora un libro sobre el apra, sobre Haya?

En realidad, no ahora, debería ser siempre. Conversando con Julio Cotler, me decía que era un escándalo que no haya una biografía sobre Haya de la Torre. Existen hagiografías, ese género medieval sobre historias de santos. En general, el apra ha hecho mucho por esconder la información sobre el apra y Haya. Es una política que se inaugura con Haya. No hay una correspondencia de Haya publicada; solo Luis Alberto Sánchez publicó la suya, que se detiene dos semanas antes de la instalación de la convivencia, en julio de 1956. En adelante hay tres cartas anodinas, a pesar de que Haya virtualmente estuvo fuera del país entre 1949 y 1970. Es imprescindible la correspondencia desde el comienzo del apra hasta 1970. Pero nadie publica nada. Se escamotea información.


¿Por qué razón?
Porque hay demasiadas cosas difíciles de explicar en la biografía y en la trayec-toria de Haya y del apra. Los dirigentes apristas se amparan en una historia ofcial que ya no resiste el más mínimo análisis, y la manera de sostener eso es cerrando toda la información sobre Haya.


¿Ocultar datos como cuáles?
Si tú publicas las obras completas de un autor, tratas de poner todo. Las obras completas de Haya no contienen la correspondencia, que es fundamen-tal para la historia del apra y de Haya. Hasta ahora no han creado un instituto de investigaciones sobre Haya. El museo no funciona. No hay algo equivalente a la editorial Minerva y su enorme labor de difusión de la obra de Mariátegui. Las obras de Haya fueron editadas como para no facilitar la investigación. No ponen los años en que los textos fueron publicados, no hay ninguna reseña crítica. Si tienes en cuenta el tiempo que el apra ha estado en el poder, del 45 al 48, del 56 al 68, dos veces la presidencia entre el 85 y el 90, y entre el 2006 y el 2011, es increíble que no se haya hecho nada. No se trata de falta de recursos, sino de falta de voluntad política.





¿Por qué esa falta de voluntad? ¿Por qué no se quiere que se sepa?
Porque no hay manera de conciliar todo un conjunto de decisiones, opciones y virajes que se realizaron. Pero en lugar de abordar abierta y sinceramente la bio-grafía del personaje, que es muy grande —Haya es grande en sus virtudes y en sus defectos, y es muy importante para el país, no solo para los apristas—, en lugar de abordar ese trabajo, los apristas han optado por cerrar la información.


¿Qué les resulta difícil presentar a los apristas, la convivencia, la coalición o hay cosas más delicadas?
Haya se ha convertido en una especie de recurso a la cita. Alan García puede demostrar, remitiéndose a Haya, que es hayista cuando expropia la banca en 1987, cuando se declara antiimperialista y respalda la revolución sandinista, cuando declara que va a negociar con el imperialismo y limita el pago de la deuda, y con la misma convicción puede decir que es hayista cuando realiza la política más entreguista. Lo que están haciendo Evo Morales, Chávez y Correa es, en buena cuenta, lo que Haya proponía en El antiimperialismo y el apra, un Estado antiimperialista que acoge al capital imperialista pero le pone condiciones y negocia en defensa de la soberanía. Y tie-nes al apra en una posición extrema. Esos son los grandes enemigos, el gran aliado es Uribe, el gobierno más entreguista de América Latina. Es un poco incómodo ver qué es Haya verdaderamente y es más cómodo sacar la cita adecuada en el momento adecuado. Eso crea descontento en las propias bases juveniles apristas.



En el ochenta se decía que mientras Villanueva encarnaba un aprismo basado en El antiimperialismo y el apra, Townsend era el aprismo encarnado en Treinta años de aprismo. ¿El aprista sigue bajo esas dos perspectivas, bajo esa tensión?
En los últimos años se ha venido pur-gando a los sectores radicales del apra. Si revisas los blogs, vas a encontrar personas purgadas del apra que siguen defendien-do las posiciones de El antiimperialismo y el apra. A nivel juvenil, la cosa es más compleja. Hay sectores que están por recuperar una visión más radical, pero diría que el reclamo mayor es el de una ideología. No hay ninguna ideologia y el apra corre el riesgo de convertirse en una agencia de empleos. Para un sector del apra, es eso en estos momentos. Hay sectores que están reclamando una identidad, una ideología, una línea a la cual adscribirse y no simplemente alinearse a cada acomodo.



¿El apra es hoy un partido sin ideología?

Sí, creo que no tiene más ideología.






... el debate en La República







martes, 1 de diciembre de 2009

¿Existe margen para la hipocresía y la mentira?



Por Fidel Castro Ruz

Estados Unidos, en su lucha contra la Revolución Cubana, tuvo en el gobierno de Venezuela su mejor aliado: el eximio don Rómulo Betancourt Bello. No lo sabíamos entonces. Había sido electo Presidente el 7 de diciembre de 1958 y, sin asumir todavía el cargo, el 1º de Enero de 1959 triunfó en Cuba la Revolución. Semanas después, tuve el privilegio de ser invitado por el Gobierno provisional de Wolfgang Larrazábal para visitar la Patria de Bolívar, que tan solidaria había sido con Cuba.

Pocas veces en la vida vi más calor de pueblo. Las imágenes fílmicas se conservan. Avancé por la amplia autopista que sustituyó el sendero asfaltado por donde me habían conducido la primera vez que viajé a Venezuela en 1948, de Maiquetía a Caracas, los conductores de vehículos más temerarios que conocí nunca.

Esa vez escuché la rechifla más sonora, prolongada y embarazosa en mi larga vida cuando me atreví a mencionar el nombre del recién electo y no posesionado Presidente. Las masas más radicalizadas de la Caracas heroica y combativa habían votado abrumadoramente contra él.

El “ilustre” Rómulo Betancourt era mencionado con interés en los círculos políticos del Caribe y América Latina.

¿Cómo se explica? Había sido tan radical en su mocedad, que a los 23 años ingresó como miembro del Buró Político del Partido Comunista de Costa Rica, desde 1931 hasta 1935. Eran los tiempos difíciles de la Tercera Internacional. Del marxismo-leninismo aprendió la estructura de clases de la sociedad, la explotación del hombre por el hombre a lo largo de la historia y el desarrollo de la colonización, el capitalismo y el imperialismo en los últimos siglos.

El año 1941, junto a otros líderes de izquierda, fundó en Venezuela el Partido Acción Democrática.

Ejerció la Presidencia provisional de Venezuela desde octubre de 1945 hasta febrero de 1948, en virtud de un golpe de Estado cívico militar. Marcha de nuevo al exilio cuando el ilustre escritor e intelectual venezolano Rómulo Gallegos fue electo Presidente Constitucional y derrocado casi de inmediato.

La maquinaria bien engrasada de su partido lo elige Presidente en las elecciones del 7 de diciembre en 1958, después que las fuerzas revolucionarias venezolanas, bajo la dirección de la Junta Patriótica que presidió Fabricio Ojeda, derrocó la dictadura del general Pérez Jiménez.

Cuando a fines de enero de 1959 hablé en la Plaza del Silencio, donde se reunieron centenares de miles de personas y mencioné por pura cortesía a Betancourt, se produjo la colosal rechifla que conté contra el Presidente electo. Para mí fue una verdadera lección de realismo político. Tuve luego que visitarlo, por ser el Presidente electo de un país amigo. Encontré a un hombre amargado y resentido. Era ya el modelo de gobierno “democrático y representativo” que necesitaba el imperio. Colaboró todo lo que pudo con los yankis antes de la invasión mercenaria de Girón.

Fabricio Ojeda, sincero e inolvidable amigo de la Revolución Cubana, a quien tuve el privilegio de conocer e intercambiar con él ampliamente, después me explicó mucho sobre el proceso político de su Patria y la Venezuela con la cual soñaba. Fue una de las numerosas personas que aquel régimen, totalmente al servicio del imperialismo, asesinó.

Ha transcurrido desde entonces casi medio siglo. Puedo dar testimonio del cinismo excepcional del imperio contra el que nos hemos enfrentado infatigablemente los revolucionarios cubanos, como dignos herederos de Bolívar y Martí.

Durante el tiempo transcurrido, desde los días de Fabricio Ojeda, el mundo ha cambiado considerablemente. El poder militar y tecnológico de ese imperio ha crecido; también su experiencia y su ausencia total de ética. Sus recursos mediáticos son más costosos y menos subordinados a normas morales.

Acusar al líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, de promover la guerra contra el pueblo de Colombia, desatar una carrera armamentista, presentarlo como productor y promotor del tráfico de droga, reprimir la libertad de expresión, violar los derechos humanos y otras imputaciones similares, son acciones repugnantemente cínicas, como todo lo que ha hecho, hace y promueve el imperio. La realidad no puede olvidarse nunca, ni dejar de reiterarse; la verdad objetiva y razonada es el arma más importante con la cual martillar sin descanso en la conciencia de los pueblos.

El gobierno de Estados Unidos, es necesario recordarlo, promovió y apoyó en Venezuela el golpe de Estado fascista del 11 de abril del 2002 y, tras su fracaso, puso todas sus esperanzas en un golpe petrolero, apoyado con programas y recursos técnicos capaces de liquidar cualquier gobierno, subestimando al pueblo y a la dirección revolucionaria de ese país. Desde entonces ha conspirado sin cesar contra el proceso revolucionario venezolano, como ha hecho y lo sigue haciendo contra la Revolución en nuestra Patria durante 50 años. A Venezuela, con los enormes recursos energéticos y otras materias primas que posee, obtenidos a ínfimos precios, y la propiedad transnacional de las grandes instalaciones y servicios, le interesa a Estados Unidos controlarla mucho más que a Cuba.

Aplastada a sangre y fuego la Revolución en Centroamérica, y mediante golpes de Estado sangrientos y represivos los avances democráticos y progresistas en Suramérica, el imperio no podía resignarse a la construcción del socialismo en Venezuela. Se trata de un hecho real, innegable e inocultable para quien posea un mínimo de cultura política en América Latina y el mundo.

Es conveniente recordar que ni siquiera después del golpe de Estado promovido por Estados Unidos, en abril del 2002, el gobierno de Venezuela se armó. El barril de petróleo valía apenas 20 dólares, ya devaluados, desde que en 1971 Nixon suspendió su conversión en oro, casi 30 años antes de que Chávez llegara a la Presidencia. Cuando tomó posesión, el petróleo venezolano no alcanzaba los 10 dólares. Posteriormente, cuando los precios se elevaron, dedicó los recursos del país a programas sociales, planes de inversión y desarrollo, y a la cooperación con numerosas naciones del Caribe y Centroamérica y otras de economías más pobres en Suramérica. Ningún otro país ofreció tan generosa cooperación.

No compró un solo fusil durante los primeros años de su gobierno. Hizo, incluso, algo que ningún otro país habría hecho en condiciones de peligro para su integridad: suspender legalmente la obligación de cada ciudadano honesto y revolucionario de defender con las armas su país.

Pienso más bien que la República Bolivariana tardó bastante en adquirir nuevas armas. Los fusiles de infantería que disponía eran los mismos desde que hace más de 50 años, el Gobierno Provisional del almirante Larrazábal, me obsequió un fusil automático FAL el penúltimo mes de la guerra, en noviembre de 1958. Venezuela siguió disponiendo de ese tipo de armamento de infantería varios años después de la toma de posesión de Chávez.

Fue el Gobierno de Estados Unidos el que decretó el desarme de Venezuela, cuando prohibió el suministro de piezas para todo el equipamiento militar yanki que tradicionalmente había vendido a ese país, desde aviones de combate y transporte militar hasta comunicaciones y radares. Es sumamente hipócrita acusar ahora a Venezuela de armamentismo.

Por el contrario, Estados Unidos suministró miles de millones de dólares en armas, medios de combate, transporte por aire y entrenamiento a las Fuerzas Armadas de la vecina Colombia. El pretexto fue la lucha contra la guerrilla. Puedo dar testimonio de los esfuerzos del presidente Hugo Chávez en la búsqueda de la paz interna en ese hermano país. Los yankis no sólo suministraron armas, sino que inyectaron sentimientos de odio contra Venezuela a las tropas que entrenaban, como hicieron en Honduras a través de la Fuerza de Tarea basificada en Palmerola.

Estados Unidos suministra a las unidades de combate, donde dispone de bases militares, el mismo uniforme y equipamiento que a las tropas intervencionistas de su país en cualquier lugar del mundo. No necesitan soldados propios, como en Iraq, Afganistán o el norte de Pakistán, para planear actos de genocidio contra nuestros pueblos.

La extrema derecha imperialista, que controla los resortes fundamentales del poder, emplea mentiras descaradas para disfrazar sus planes.

La abogada y analista venezolano-estadounidense Eva Golinger, demuestra cómo los argumentos estratégicos empleados en el mensaje enviado en mayo del 2009 al Congreso de Estados Unidos para justificar una inversión en la base de Palanquero, son alterados totalmente en el acuerdo por el que Estados Unidos recibe esa misma base junto a otras numerosas instalaciones civiles y militares. El documento enviado al Congreso el 16 de noviembre, titulado: “Addendum para reflejar los términos del Acuerdo de Cooperación en Defensa entre Estados Unidos y Colombia, firmado el 30 de octubre de 2009, es completamente alterado”, explica la analista. “No se habla ya de la ‘misión de movilidad’ que ‘garantiza el acceso a todo el continente de Suramérica, con la excepción de Cabo de Hornos’. También han cambiado toda referencia a operaciones de ‘alcance global’, ‘teatros de seguridad’ y aumento de la capacidad de las Fuerzas Armadas estadounidenses para realizar una ‘guerra de forma expedita’ en la región”, escribe la aguda y bien informada analista.

Es obvio, por otra parte, que el Presidente de la República Bolivariana está batallando arduamente por superar los obstáculos que Estados Unidos ha creado a los países latinoamericanos, entre ellos, la violencia social y el tráfico de drogas. La sociedad norteamericana no fue capaz de evitar el consumo y el tráfico de las mismas. Sus consecuencias afectan hoy a muchos países del área.

La violencia ha sido uno de los productos más exportados por la sociedad capitalista de Estados Unidos a lo largo del último medio siglo, a través del empleo creciente de los medios masivos de comunicación y la llamada industria de la recreación. Son fenómenos nuevos que la sociedad humana no había conocido antes. Tales medios podrían ser utilizados para crear nuevos valores en una sociedad más humana y justa.

El capitalismo desarrollado creó las llamadas sociedades de consumo y con ello engendró problemas que hoy no es capaz de controlar.

Venezuela es el país que más rápidamente está llevando a cabo los programas sociales que pueden contrarrestar esas tendencias sumamente negativas. Los colosales éxitos alcanzados en los últimos Juegos Deportivos Bolivarianos lo están demostrando.

En la reunión de UNASUR, el Canciller de la República Bolivariana, planteó con gran claridad el problema de la paz en el área. ¿Cuál es la posición de cada país ante la instalación de bases yankis en el territorio de Suramérica? No solo constituye una obligación de cada Estado, sino también una obligación moral de cada hombre o mujer consciente y honesta de nuestro hemisferio y del mundo. El imperio debe saber que en cualquier circunstancia los latinoamericanos lucharán sin descanso por sus derechos más sagrados.

Existen problemas todavía más graves e inmediatos para todos los pueblos del mundo: el cambio climático; tal vez el peor y más urgente en este instante.

Antes del 18 de diciembre, cada Estado deberá adoptar una decisión. De nuevo el ilustre Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, deberá definir su posición sobre el espinoso asunto.

Ya que aceptó la responsabilidad de recibir el Premio, tendrá que cumplir la demanda ética de Michael Moore cuando conoció la noticia: “¡ahora gáneselo!”. ¿Es que acaso puede?, me pregunto. Cuando la exigencia unánime de los círculos científicos es que las emisiones de dióxido de carbono deben ser reducidas en no menos del 30% con relación a su nivel de 1990, Estados Unidos ofrece solo reducir el 17% de lo que emitía en el 2005, lo que apenas equivale al 5% del mínimo que exige la ciencia a todos los habitantes del planeta para el 2020. Estados Unidos consume el doble por habitante que Europa, y supera las emisiones de China, a pesar de los 1 338 millones de ciudadanos con que cuenta este país. Un habitante de la sociedad más consumista emite decenas de veces más CO2 per cápita que el ciudadano de un país pobre del Tercer Mundo.

En solo 30 años adicionales, no menos de nueve mil millones de seres humanos que poblarán el planeta requieren que la cifra de dióxido de carbono que se emita a la atmósfera sea reducida a no menos del 80% de lo que se emitía en 1990. Tales cifras se comprenden con amargura por un número creciente de líderes de países ricos; pero la jerarquía que dirige al país más poderoso y rico del planeta, Estados Unidos, se consuela a sí misma afirmando que tales pronósticos son invenciones de la ciencia. Se sabe que en Copenhague, a lo sumo, se aprobará seguir discutiendo para poner de acuerdo a más de 200 Estados e instituciones que deben dirimir los compromisos, entre ellos, uno importantísimo: quiénes y con cuántos recursos contribuirán los países ricos al desarrollo y el ahorro energético de los más pobres. ¿Acaso existe margen para la hipocresía y la mentira?

Fidel Castro Ruz
Noviembre 29 de 2009
7 y 15 p.m.

Argentina: ''No se puede hablar de democracia en Honduras''


La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ratificó el rechazo que ha expresado su país al golpe de Estado en Honduras y afirmó que "no se puede hablar de democracia" en la nación centroamericana "si no se respetan todos los derechos constitucionales, si se violan derechos fundamentales, derechos humanos".

En la ceremonia de clausura de la XIX Cumbre Iberoamérica que se realiza en Estoril ( Portugal), la dignataria suramericana, puso en primer plano la "legalidad" en los países que conforman la comunidad internacional.

"La democracia debe ser una defensa sin concesiones", destacó y criticó además la postura que asumen algunos países, en cuanto al tema de los referendo, al tiempo que solicitó que se les diera un trato igualitario.

"Si estos son de centro-izquierda ( los referendo ), son más observables, si son de centro-derecha, se es un poco más abierto (Â…) el derecho a la legalidad no es cuestión de derecha o de izquierda, dijo.

Fernández hizo mención de algunas experiencias refrendarias en el continente, las cuales han sido tratadas por la comunidad internacional dependiendo de su orientación ideológica.

En el caso de Honduras, una consulta popular fue el detonante que desembocó con un golpe de Estado militar, que mantiene a la nación centroamericana en una crisis de más de cinco meses.

La Cumbre Iberoamericana respaldó este martes una declaración sobre Honduras de la Presidencia portuguesa que condena el golpe.

El texto considera " como inaceptables las graves violaciones de los derechos humanos y de las libertades al pueblo hondureño".

Agrega que como "un paso fundamental para el retorno a la normalidad" en Honduras debe ser la restitución de Zelaya en el poder, y exhorta a que cese "el hostigamiento" a la embajada de Brasil en Tegucigalpa y que se garantice "su inviolabilidad y la de las personas bajo su protección".

La mandataria Argentina, mostró el adelanto del documento que se trabajará en próximo año en la ciudad del Mar del Plata, donde se realizará la XX Cumbre Iberoamericana, la cual tendrá como tema tema central las metas educativas para el 2021, educación e inclusión.

Tomado de Telesur

Una apertura para arreglar diferencias



El mismo día de las elecciones, una delegación oficial argentina se reunió con el presidente uruguayo electo. A diferencia de Tabaré, más cerrado a esta vía, Mujica se esforzará por llegar a un acuerdo que conforme a ambas partes.

Por Mercedes López San Miguel

Desde Montevideo

Algo cambió en la chacra donde vive José “Pepe” Mujica. Por delante de la casa se colocó una cinta de seguridad amarilla para que los vehículos no pasen y un patrullero se incorporó como novedad al paisaje verde. Algo cambió en Uruguay en la relación con Argentina. Comenzaron los primeros contactos bilaterales en relación con el conflicto con Botnia. Según altas fuentes frenteamplistas, el electo presidente Mujica se reunirá con la mandataria Cristina Fernández la próxima semana durante la cumbre del Mercosur, los días 7 y 8, para conversar sobre el diferendo en torno de la planta de celulosa. Mujica participará como invitado en la reunión de presidentes.

El mismo domingo electoral, a las 19 hora local, el todavía candidato del Frente Amplio tuvo una reunión con políticos argentinos, en la que participaron Rafael Follonier, funcionario de la Casa Rosada; la diputada kirchnerista Graciela Giannettasio, que además es la secretaria de Relaciones Internacionales del justicialismo; el diputado Mariano West (Frente para la Victoria) y el embajador argentino en Uruguay, Hernán Patiño Mayer. La reunión duró una media hora y en ella se abordó el conflicto entre Uruguay y Argentina. Así lo confirmó a Página/12 el embajador Patiño. “Mujica habló de su vocación por la integración regional, de su concepción del Mercosur como estratégico para el Uruguay. Asimismo, expresó su voluntad de dialogar con Argentina; nosotros lo escuchamos con respeto.” Patiño se mostró optimista. “Es una gran oportunidad para poner el esfuerzo necesario para superar las diferencias que se han producido, especialmente sobre la instalación de Botnia.” Consultado por este diario, Follonier prefirió no hacer comentarios sobre el encuentro.

Mujica dijo en octubre que tenía una fórmula para solucionar el conflicto y que antes de realizar contactos formales quería planteársela al presidente Tabaré Vázquez. Pero éste no accedió a la reunión con él y dijo a sus ministros que no podía iniciarse negociación alguna si se mantenía el bloqueo al puente entre Gualeguaychú y Fray Bentos. La fórmula del veterano dirigente respaldado en las urnas consistiría en que haya uno o más organismos confiables para el control de la contaminación. Se incluiría en la vigilancia ambiental a los asambleístas. Tanto Mujica como en general toda la clase política uruguaya rechazan el cierre de la planta. También la postura colectiva de los frenteamplistas como de la oposición es que las papeleras llegaron para quedarse porque, según dicen, no contaminan.

Pero la contaminación no sería el único efecto adverso. El departamento de Río Negro, cuya capital es Fray Bentos, registra el índice más alto de desempleo del país (un 11,5 por ciento). Página/12 le preguntó a Fernando Lorenzo, probable ministro de Economía del próximo gobierno, si cree que las papeleras destruyen empleo. Dijo el hombre de confianza de Danilo Astori: “No nos consta que generen desempleo. La reducción de empleo en la ciudad de Fray Bentos se produjo por una cuestión lógica: al principio, en la etapa de construcción de la planta se requiere del trabajo civil y después ya no se necesita, eso sucede en cualquier industria. El problema en ese departamento es consecuencia del bloqueo del puente”.

Cada vez que a Mujica se le pregunta sobre Botnia, él insiste en que no es un problema de Botnia, es un problema de Uruguay. “Habíamos suscripto un compromiso. No cambiamos las reglas de juego. No era un problema forestal, era que como país nos habíamos comprometido y no podíamos dar la imagen de una república bananera.”

A todo esto, se suma la opinión pública uruguaya, que hoy está dividida acerca de si el Ejecutivo debiera generar contactos de acercamiento con Argentina mientras duran los cortes al puente. La encuestadora Equipos Mori consultó a mil personas entre el sábado y el domingo con la pregunta: ¿Está de acuerdo con que se negocie con los puentes bloqueados? Un 45 por ciento estuvo de acuerdo, un 47 por ciento no y un 8 por ciento no sabía.

Más allá de lo que diga la gente, una mayoría contundente le dio su voto de confianza a un político de perfil más dialoguista en comparación con el actual mandatario. “Mujica abre una expectativa de negociación. Es cierto que tampoco tiene tanto margen de acción, pero Uruguay quiere que este conflicto se termine, porque el 25 por ciento de las exportaciones van hacia Argentina, porque crece con el turismo argentino y por las colocaciones bancarias”, advierte Juan Carlos Doyenart, director de la consultora Interconsult. Desde su perspectiva, existen condiciones objetivas para el diálogo. “Vázquez era un escollo. Pero Mujica va a ser un hombre inclinado a Itamaraty (Cancillería de Brasil), muy vinculado a Lula, y éste podría ayudar en un mejor entendimiento con Argentina. Por otra parte, a Argentina le interesa negociar el secreto bancario.”

Para el catedrático Rubén Tansini, de la Universidad de la República, todo el mundo es consciente de que hay que llegar a un acuerdo con Argentina, pero se exagera la dimensión del asunto. “Parece obvio que dos vecinos no pueden estar peleados. Lo de Botnia no debería ser un problema. Importaría sí que se acordaran criterios comunes y qué hay que monitorear. En general, hay una visión en el Uruguay de que el problema no ha sido tan grave.” Según el analista, no es sólo Botnia. “La Haya es un capítulo en la relación, también se suman otras cuestiones como el Mercosur, que demuestra no estar pasando por el mejor momento.”

La campaña del Frente Amplio ha apuntado a “más y mejor Mercosur” y un enfoque de regionalismo abierto, es decir, que Uruguay pueda aspirar a otros tratados comerciales. El historiador Gerardo Caetano afirma que el reencuentro con Argentina será una de las apuestas iniciales del gobierno de Mujica. “Encuentro en Mujica una vocación muy marcada por transitar todos los caminos para reencontrarse con Argentina; apostar a un acercamiento también con Brasil, en el marco de una idea de integración crítica dentro del Mercosur. De los políticos uruguayos, el más cercano a la Argentina es Mujica.”

mercelopez@pagina12.com.ar
Imágen: Mariano Utin

sábado, 28 de noviembre de 2009

La Juventud y el Partido -I-



Primera Parte de la Recopilación de V. Krivorúchenko subida por los camaradas de la Juventud Comunista de Chile Base Aukan Pelli



Primera Parte

El Partido Comunista, estuvo siempre vitalmente interesado en la existencia de una organización juvenil revolucionaria llamada a llevar de manera consciente su política a las amplias masas de la nueva generación y a formar en el plano ideológico y político al joven relevo, contribuyendo en todas las etapas históricas y por todos los medíos el crecimiento de la Unión de Juventudes Comunistas y a acrecentar su participación en le vida del país.

La Unión de Juventudes Comunistas Leninistas (Komsomol) se situó desde sus comienzos en las posiciones de la clase obrera, consagrando su actividad a la lucha por las ideas del comunismo, por realizar las tareas del Partido Comunista.

El Komsomol se creo y se desarrolla como organización comunista por sus objetivos y tareas; revolucionarias, por su espíritu. El fundamento ideológico de su actividad es el marxismo-leninismo, A diferencia de otras organizaciones sociales juveniles, la labor del Komsomol tiene un carácter marcadamente político. Los estatutos exigen de todos sus miembros luchar afanosamente por la aplicación de las políticas del Partido Comunista y de sus decisiones, asimilar con tenacidad los fundamentos del marxismo-leninismo, tomar parte activa en la lucha de todo el pueblo por construir la sociedad comunista y afianzar en la vida las nuevas relaciones comunistas. Los muchachos y muchachas adquieren en el Komsomol el habito del trabajo revolucionario organizativo practico.

Por la esencia y el contenido de su quehacer, la UJCL es una organización educativa, es la escuela politico-ideologica de la generación que crece. La educación clasista de sus miembros, y en el espíritu del comunismo, constituye el eje de la labor para formar la concepción del mundo en la juventud.

Toda su actividad contribuye a forjar en la joven generación una actitud de clase hacia todos los fenómenos de la vida, a preparar constructores del comunismo con amor al trabajo, a educar jóvenes con una clara visión comunista de objetivos, fieles al deber cívico y a los principios y normas de la moral comunista.

La UJCL, es una organización voluntaria. Sus estatutos estipulan que pueden ser miembro de ella todo joven del País Soviético que acepte los estatutos, participe activamente en la edificación del comunismo, actué en una de sus organizaciones, cumpla sus decisiones y abone sus cuotas. Se admite en el Komsomol a los muchachos y muchachas que expresen su deseo de formar en la organización de vanguardia de la juventud soviética. No existe coacción ni obligación ninguna para ingresar en sus filas.

El solicitante se compromete a observar los estatutos y cumplir las decisiones del Partido Comunista y del Komsomol. Esta petición es uno de los documentos esenciales para el ingreso.
Destinado a ser una organización educativa, el Komsomol tiene que educar en su seno, en los ideales comunistas, a las mas amplias masas de la juventud, guiar a los muchachos y muchachas y ejercer sobre ellos la influencia comunista. Tiene la misión no solo de organizar a sus miembros sino a toda la juventud soviética, e incorporarla a la edificación comunista.

El principio que la define como organización político social de masas de la juventud la permite cumplir dos importantes funciones sociales: ser auxiliares y reserva del Partido Comunista.

En las condiciones presentes, ser la reserva y el auxiliar de combate del PCUS presupone para la UJCL: dar prueba de iniciativa en todos los sectores de la edificación comunista, hacer la máxima aportación posible a la construcción de la nueva sociedad; preparar un digno relevo a la generación madura que haya asimilado las tradiciones revolucionarias y la experiencia política; tener conciencia de la gran responsabilidad que le incumbe en los destinos de la revolución socialista, en la feliz solución de la tarea de edificar el comunismo, en el porvenir de la patria, y en la marcha del movimiento comunista mundial; inculcar en cada joven la fidelidad a la causa del comunismo, que distinguió siempre a los leninista; forjar una joven generación de comunistas y patriotas internacionalistas; asimilar la herencia ideológica leninista, la teoría revolucionaria y, con perseverancia y tenacidad, formar en los jóvenes una conciencia de clase, firmes convicciones ideológicas y el sentido de la vigilancia revolucionaria.

martes, 24 de noviembre de 2009

La Juventud y el Partido -II-

Segunda parte de la Recopilación de V. Krivorúchenko subida por los camaradas de la Juventud Comunista de Chile Base Aukan Pelli

Segunda Parte



Por consiguiente, la UJCL es una organización político-social independiente de la juventud soviética, que agrupa a vastos sectores de muchachas y muchachos y los educa en el espíritu del comunismo. Es reserva y auxiliar del Partido Comunista, una organización de masas, voluntaria, con iniciativa propia, e internacionalista.
La dirección que ejerce el Partido en el Komsomol
El PCUS ha acumulado gran experiencia de dirección del movimiento juvenil revolucionario, y se basa en la práctica histórica de la lucha de clases de varias generaciones de revolucionarios.
Lenin formulo las tesis fundamentales acerca de las relaciones del partido marxista con las uniones de la juventud revolucionaria, que son las siguientes:

1) el partido saluda la iniciativa revolucionaria de la juventud ; 2) el congreso propone a las organizaciones del partido prestar toda clase de apoyo a la juventud en su deseo de organizarse ; 3) colocar en el primer plano de la actividad de las uniones de la juventud la formación en los muchachos y muchachas de una concepción revolucionaria del mundo integra y consecuente, darles un conocimiento serio del marxismo ; 4) la juventud desconfía de los “falsos amigos” que la distraen de la educación revolucionaria con una fraseología revolucionaria huera o idealista, y el partido tiene, en ese aspecto, que sostener a la organización juvenil ; 5) esforzarse, al pasar a la actividad practica, en establecer previamente contactos con las organizaciones del partido para aprovechar sus indicaciones y evitar, en lo posible, errores graves desde el conocimiento mismo del trabajo.

Lenin, fundador y guía del Partido Comunista de Rusia, trato reiteradamente la cuestión de la relación del partido con las organizaciones juveniles de tendencia revolucionaria. Estimando que la dirección del partido era garantía del desarrollo de la Unión de Juventudes Comunistas de Rusia, Lenin señalaba que esta ha de guiarse “por las directivas generales del Partido Comunista” si “de verdad quiere ser comunista”.

Las relaciones entre el PCUS y la UJCL se asientan en lo siguiente:

1) el Partido Comunista es la vanguardia del pueblo soviético en la lucha por el comunismo, el guía político de todas las organizaciones de los trabajadores, entre las que configuran el Komsomol;
2) el Komsomol es una organización juvenil que se sitúa en la misma plataforma comunista que el partido, que es su auxiliar en la educación de la joven generación, y lleva la política del partido a las masas;
3) el Komsomol es la reserva del partido, la organización que educa en sus filas a los futuros comunistas.
4) es orgánicamente independiente; una organización juvenil que actúa en base de la propia iniciativa.
La experiencia histórica ha confirmado multitud de veces la tesis cardinal del marxismo-leninismo según la cual solo un partido proletario armado de una teoría de vanguardia y del conocimiento de las leyes del desarrollo social, y con una gran experiencia en los combates de clase es apto para unir y encauzar hacia un mismo objetivo a todas las organizaciones revolucionarias de masas. La necesidad de que el partido lleve la dirección se desprende del lugar que ocupa el Partido Comunista y el Komsomol en la vida de la sociedad, de su sistema político, y viene determinada por una serie de factores.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La Juventud y el Partido -III-

El cuarto capitulo de la Recopilación subida por los camaradas de la Juventud Comunista de Chile base Aukan Pelli

Cuarta Parte
Recopilación : V. Krivoruchenko

Una condición indispensable para que el partido pueda guiar al Komsomol es conocer a fondo la situación de sus organizaciones, actuar con camarería, sensibilidad y cuidado y, al mismo tiempo, ser exigente, a no separar las palabras de los hechos.

Aplicando los principios elaborados por Lenin en cuanto a las relaciones entre el Partido y el Komsomol. Sin permitir la tutela estrecha y las reglamentaciones; evitar errores, enseñar a vencer las dificultades y avanzar al compás de la vida.

El CC del PCUS esta sobre todo atento al mejoramiento de la dirección del Komsomol por parte a las organizaciones de base del partido. Es cada vez mayor la responsabilidad de sus comités y grupos en la educación de los jóvenes.

La ciencia burguesa y “especialista” de diversos géneros en cuestiones del Komsomol falsean por todos los medios los principios en que se fundan las relaciones entre este y el Partido Comunista, intentando poner en tela de juicio la función dirigente del partido en el movimiento juvenil y separar a este de la vanguardia de la clase obrera, de su Partido. Cornell, Fischer, Carr, Lewytzky, Kassof y otros escriben mucho sobre el conflicto de generaciones, de la imposible continuidad de las mismas, oponiendo a las Juventudes Comunistas al partido y a los jóvenes comunistas a la juventud. A propósito de esto se insiste mucho en la “pasividad” y el “apoliticismo” de las muchachas y muchachos de hoy. Pese a todos estos intentos, el Komsomol del país de los soviets marcha siempre con el Partido Comunista.

La consigna de “igualdad de derechos” equivalía aquí a poner rumbo a la creación de una organización política de la juventud con los mismos derechos que el partido. Tal cosa contradecía las decisiones del I Congreso del Komsomol, que definió los objetivos y tareas de la Unión de Juventudes Comunistas de Rusia en tanto que ayudante y reserva del partido. Los mismos fines perseguía, en realidad, la teoría de la “neutralidad” del Komsomol respecto a las cuestiones que planteaba el partido. El desentenderse de participar en la solución de las tareas del partido hubiera llevado a las Juventudes Comunistas a alejarse de el y al aislamiento político.

Siempre, en todas las etapas de desarrollo del país, el Komsomol fue un activo auxiliar y una reserva del partido que llevo su política a las masas juveniles. En todo momento estuvo vitalmente interesado en que le guiase el partido, gracias a lo cual consiguió buenos resultados en la educación comunista de la juventud.

Ya Marx había escrito que los obreros avanzados son plenamente conscientes de que el futuro de su clase y de toda la humanidad depende por completo de la educación de la nueva generación obrera. Partiendo de la noción marxista leninista del papel de la generación que crece en la vida de la sociedad, el PCUS redobla su atención hacia el Komsomol y la juventud.

Estas tareas emanan del papel que desempeña en la vida de la sociedad en tanto que auxiliar y reserva del partido. El Komsomol y la joven generación son una ingente fuerza creadora. Lenin opinaba que uno de los criterios esenciales para valorar el trabajo del Komsomol es apreciar cada uno de los pasos desde el punto de vista de los éxitos de la edificación comunista. Por esta razón el PCUS concede tanta importancia a la participación del Komsomol en la creación de la base material y técnica del comunismo. Confiándoles tareas de alcance nacional y de gran responsabilidad, el Partido Comunista considera que esta hoy en condiciones de cumplirlas.

El Partido Comunista realza el papel del Komsomol en la organización de la emulación socialista. En unión de los sindicatos, el Komsomol esta llamado a incorporar las amplias masas juveniles a la emulación socialista y al movimiento por una actitud comunista hacia el trabajo y a impulsar su actividad creadora. El partido apoya las formas de emulación que surten mas efecto entre la juventud, en particular, la emulación por el titulo al mejor obrero de cada profesión, los concursos por profesiones, etc. Y subraya la responsabilidad que incumbe al Komsomol en la elevación del papel social y educador de la emulación socialista.

martes, 17 de noviembre de 2009

Población de Abancay cumple una semana en huelga indefinida y "cambia" de Presidente Regional

Este martes se cumple una semana de la huelga indefinida que acata la población de Abancay en protesta por la distribución del presupuesto 2010 efectuada por el Gobierno Regional de Apurímac.

Las distintas organizaciones de base desarrollan concentraciones en las cercanías de la plaza de armas de la localidad, a la espera de que el presidente regional David Salazar, acceda a recibirlos para dialogar.

Según los organizadores de la paralización, de los 132 millones de soles para el siguiente año, la administración de Salazar Morote habría dispuesto el 70% sólo para la provincia de Andahuaylas, de la cual es oriundo.

El porcentaje, equivalente a unos 54 millones de soles, serán destinados a la construcción de un hospital para la referida provincia apurimeña. Sin embargo, algunos dirigentes han hecho notar que otras localidades apenas si recibirán de seis a siete millones de soles el año que viene.
Consultados por Radio Amistad, varios de los participantes en los plantones denunciaron que el titular apurimeño ha pasado por encima de todos los acuerdos asumidos con las bases.
En el marco del sétimo día de huelga indefinida, decenas de vehículos privados y de transporte público se encuentran varados a la altura del kilómetro 8 de la vía Lima–Abancay, la cual se encuentra bloqueada con piedras y palos.

Así mismo, la casa de Salazar Morote fue apedreada por manifestantes que reclaman la presencia de la autoridad regional para atender sus demandas. En tanto, trascendió que las organizaciones de base de la provincia de Aymaraes se sumaron a la paralización contra el presidente regional.

Dirigentes y pobladores de Abancay juramentaron al vicepresidente regional Willer Taipe Huamaní como nuevo titular regional de Apurímac, en reemplazo de David Salazar, en la Casa de la Cultura de dicha localidad.

"Esto es un acto de proclamación por encargo de la población en su conjunto. (Sin embargo) no es una salida legal ni política", aseguró al corresponsal de RPP Noticias.

La nueva autoridad aclaró que la intención es "aminorar" los recientes incidentes registrados en las últimas semanas en Apurímac y buscar una nueva solución política.

"Espero coordinar con la Policía y las autoridades para que se pueda solucionar este paro. Invoco a la población a mantener la paz y que el paro se lleve de manera pacífica", anotó.

Organizaciones y autoridades de Abancay demandan un mayor presupuesto para el año 2010, en comparación a la provincia de Andahuaylas, que tendrá más de 50 millones de soles para la construcción de un hospital.

Cabe indicar que Salazar había informado sobre la convocatoria a una sesión de consejo para este jueves en la que se analizará el presupuesto del 2010.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

DESARROLLO PROGRESIVO Y CODIFICACIÓN DE LOS DERECHOS


MIGUEL A. D' ESTÉFANO PISANI


I. En ocasión del cuadragésimo aniversario de la De­claración Universal de Derechos Humanos, adoptada el 10 de diciembre de 1948, podemos anticiparnos a todo balance de lo hecho y cuanto queda por hacer, para sostener que se ha recorrido un gran trecho en el ca­mino de su proceso de desarrollo progresivo y codi­ficación, aspecto este que —lamentablemente— no es objeto de consideración por la mayoría de los estu­diosos, o lo hacen de manera asaz incompleta. Muchos son los estudios, informes, actividades y decisiones adoptadas por la comunidad internacional, al punto que no resulta posible ofrecer siquiera una somera visión, pero sí procuraremos presentar una macrovisión de proceso que nos proponemos seguir.

Los Estatutos de la Comisión de Derecho Internacio­nal definen, el desarrollo progresivo "como la prepara­ción de convenciones sobre asuntos que no han sido regulados todavía por el derecho internacional o en relación a los cuales el derecho, en la práctica entre los Estados, no ha evolucionado lo bastante". En esta fase se encuentran muchos derechos humanos todavía; otros han revolucionado bastante más. Y de ahí que tengamos que remitirnos a los propios Estatutos de la Comisión de Derecho Internacional para conocer cómo define la codificación, que es "la formulación y sistematización precisa de normas de Derecho Internacional en aquellas materias en que ha existido práctica amplia, precedentes y doctrinas".

Falta por andar, pues, en la codificación de los derechos humanos, sea por su no formulación, la no sistematización debida en mayor o menor grado, y pre­cedentes y doctrinas contrapuestas. Para nosotros sigue siendo válido el razonamiento de Summer Maine sobre el término codificación, en sus dos sentidos: con­versión del derecho no escrito en derecho escrito y, también, del derecho escrito en derecho bien escrito.

Obsérvese que el desarrollo progresivo de los derechos humanos ha corrido parejo con la presencia de la persona como sujeto de derecho internacional, pero, y además, de los pueblos y naciones como sujetos de derecho internacional y, a lo último, de la humanidad como sujeto de derecho internacional. Ello confirma que estamos ante un conjunto armónico de elementos concurrentes en el proceso en cuestión, como tendre­mos ocasión de constatar, porque, a partir del año en que se firma la Carta Magna, en 1215, hasta la firma de la Declaración Universal pasarían 733 años y, desde este momento a nuestros días sólo 40 años. Y comprobaremos cuánto se ha ampliado y acelerado el proceso y la concepción de los derechos humanos.

La famosa Carta Magna aparece el año 1215, en pleno período feudal británico. Se trata de un documento por el cual el rey Juan Sin Tierra otorga, a favor de los señores feudales, prerrogativas y derechos determinados; los señores feudales aprovecharon la ocasión en que el rey Ricardo Corazón de León había ido con sus fuerzas a una de las cruzadas y, sabedores que Juan, el heredero al trono, no tenía ni siquiera tierras —el bien por excelencia en ese período— le arrancaron tales derechos. Pero que quede bien sentado: se trataba de derechos para los señores feudales, que nada tenía que ver con el pueblo inglés.

Pasarían más de cinco siglos cuando se produjo la Declaración de Filadelfia de 1776, la que deja establecido. Considerando (...) que todos los hombres son creados iguales; que están dotados por el Creador de ciertos derechos Individuales... Alcanzada la independencia en 1787, se redacta la Constitución de Estados Unidos de América, pero de lo que debieran ser alrededor de dos millones de personas con derecho al voto, en virtud de los requisitos exigidos, solo tuvieron ese derecho 140 mil personas, o sea, el 7% de los posibles electores. Como dijera Martí, aquella Constitución se firmo sobre las espaldas de los esclavos. De paso, no decía una sola palabra sobre derechos humanos.

La Revolución Francesa sería la que más significativos aportes haría en su tiempo a los derechos humanos. El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente proclama la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, por la que se establece que los hombres son iguales y libres en derecho y se recogen como derechos sagrados e inviolables la libertad personal, la libertad de palabra, la libertad de conciencia, le seguridad y la resistencia a la opresión e, igualmente, el derecho de propiedad, que preserva la propiedad burguesa frente a la feudal, pero que a la vez intenta convertir dicha forma de propiedad en una categoría eterna.

La Constitución francesa de 1791 divide a los franceses en dos grupos: pueden participar en las elecciones sólo los activos, es decir los que pagaban determinados impuestos, en tanto que los declarados pasivos —que representaban aproximadamente el 80 % de los habitantes— fueron privados de ese derecho. Meses después, en 1792, junto al derrocamiento del rey, queda abolida esta división. El 24 de junio de 1793, y encontrándose los jacobinos en el poder, se aprueba otra Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de carácter más radical, que llega a establecer que la sociedad esta obligada a preocupares de la existencia de los ciudadanos desposeídos proporcionándoles trabajo y asegurar medios de vida a los inválidos. Pero bien pronto accede al poder el terror blanco: los termidorianos, y esos postulados quedan atrás. En resumen, las grandes banderas de la Egalité la Fraternité y la Liberté, de la burguesía revoluciona bien pronto devienen su contrario.

A posteriori, el desarrollo de la sociedad capitalista y luego de la fase imperialista no trae aporte alguno los derechos humanos; no se formula declaración alguna y sólo la lucha de los trabajadores en distintos países trae consigo un margen mas amplio de derechos a elegir y ser electo, a organizarse, a ciertas libertades burguesas. Porque, es fácil observar que entre 1793 y 1948 transcurre más de siglo y medio sin que se produzca formulación alguna sobre derechos humanos.

II. Cuando en 1945 se aprueba la Carta de las Naciones Unidas, entre sus propósitos se encuentra realizar la cooperación internacional en la solución de los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural y humanitario y el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos. La Carta permitirá a elabo­ración de normas jurídicas y morales y de nuevos hallazgos que plasmen los derechos humanos, en corres­pondencia con sus propósitos y principios.

Amplia ha sido la actividad de las Naciones Unidas en este terreno, como veremos. Se han producido y producen informes periódicos sobre los acontecimientos registrados en distintos países y zonas en materia de derechos humanos, se organizaron conferencias y seminarios, se otorgan becas, envían expertos y facilitan documentos e Información al respecto. Se procla­mó el 10 de diciembre de cada año como "Día de los Derechos Humanos"; 1968 fue proclamado "Año internacional de los Derechos Humanos"; se han establecido días, cada ano, contra la discriminación, por la salud, y otros; se han aprobado programas de acción y actividades varias, que incluyen asesoramiento y asistencia en diversos aspectos de los derechos humanos.

El día 10 de diciembre de 1948, cuando la Asamblea General adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, marcó un hito histórico de gran relieve: el del reconocimiento de aquellos derechos por los cuales el hombre ha luchado durante siglos: sus derechos económicos, sociales y culturales. En el curso de su elaboración los países capitalistas intentaron reducir la Declaración solo a los derechos civiles y políticos , pero los países socialistas partieron del hecho axiomático de que la plena igualdad y libertad de los pueblos solo es posible después de abolirse la explotación del hombre por el hombre , y que la Declaración debía contener también , como derechos humanos, los derechos económicos, sociales y culturales. No fue fácil lograrlo, puede observarse que en la declaración de 1948 se recogieron todos los derechos civiles y políticos y solamente algunos de carácter económico social y cultural. Pero era un gran paso de alcance histórico el que se daba. Se incorporaba a la Declaración la concepción socialista de los derechos humanos individuales, que son, a la vez los derechos civiles y políticos de la democracia socialista, y los económicos, sociales y culturales.

La Declaración de 1948 no posee una fuerza vinculadora, tiene sólo un carácter formal, carece de medidas para el cumplimiento de los derechos que proclama, su alcance es puramente moral y sus preceptos son, para muchos, meras promesas. Pero era un hito histórico que abría las puertas a su ulterior desarrollo. El periodo que le sigue se caracterizarla por la lucha de muchos pueblos por el logro de su autodeterminación, por el afanoso empeño hacia La conquista de nuevos horizontes de progreso y justicia social, por la presencia de situaciones que no eran siquiera previsibles entonces, incluida la profunda crisis que afecta a la Humanidad como un todo en los últimos decenios. Y todo ello tendría mucho que ver con los derechos humanos. La Declaración sería un punto de partida de inestimable valor.

III. Hay algo que debemos dejar perfectamente elucidado. La Declaración deja establecida una primera y fundamental Interrelación: la existente entro los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y. culturales. En fecha tan temprana como 1950, la Resolución 421 de la Asamblea General reiteró el principio de la interrelación e interdependencia entre esas cinco clases de derechos. Y en 1966, al promulgarse ambos Pactos de Derechos Humanos, en sus respectivos preámbulos se reconoce que con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos, no puede realizarse el ideal del ser humano libre, en el disfrute de las libertades civiles y políticas y liberado del temor a la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus derechos económicos, sociales y culturales.

Cuando en 1968 se conmemoró el vigésimo aniversario de la Declaración, la llamada "Proclamación de Teherán" diría: Como los derechos y las libertades son individuales, la realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los económicos, sociales Y culturales resultan imposibles. Aun mas allá: En la Resolución 1981/42 de 1985, de la Comisión de Derechos Humanos, se afirma que la promoción y aplicación de los derechos económicos, sociales y culturales y los obstáculos que impiden su realización no han recibido bastante atención dentro del marco de los órganos de Naciones Unidas, declaración que la Asamblea General hizo suya. A su vez, la Asamblea General también hizo suya la Resolución 1985/17, de 28 de noviembre de 1985, del Consejo Económico y Social (ECOSOC), a fin de establecer un Comité de Desarrollo Económico, Social y Cultural, al cual se le confería, a partir de 1987, la tarea de supervisar la aplicación del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Porque no se trata de derechos que deben constituir, como sostienen los ideólogos burgueses, una simple aspiración del hombre, sino que se insertan en toda formulación que se realice de los derechos humanos.

Aquí llegamos a un punto definitorio del tema. Y es que debemos partir de la premisa irrenunciable de que en el proceso de desarrollo progresivo de los derechos humanos que está teniendo lugar, ya no nos encontramos ante los que les corresponden al hombre como individualidad, sino que junto a éstos, con igual fuerza, se encuentran los derechos humanos que le corresponden como miembro de un grupo humanó determinado y, además, como miembro de la Humanidad cómo un todo. De aquellos derechos que le corresponden como individuo no es preciso insistir. De los otros, sí es necesario que lo hagamos.

IV. La primera afirmación que cabe formular respecto a los derechos del individuo como miembro de un grupo humano, es que, sin el disfrute de tales derechos, resulta imposible el ejercicio de los derechos humanos individuales. Y son varios estos derechos.

El primero de ellos lo constituye el de la autodeterminación política y económica de los pueblos. Vale apuntar que la histórica Declaración de derecho de los Pueblos de Rusia, de 2 de noviembre de 1917, proclama el derecho de los pueblos a la libre determinación. Se producía en medio de un mundo en su mayoría viviendo en condiciones de sometimiento al colonialismo y otras formas de dependencia. De pueblos enteros privados del primero de sus derechos. Sin embargo, aún en 1945 tan fuerte era la presión y el poder de los colonialistas que, al redactarse la Carta de las Naciones Unidas, se debió omitir toda referencia al colonialismo, y, por ende, al derecho de autodeterminación. La Carta sólo hace referencia a territorios no autónomos y al régimen de fideicomiso, pero no al colonialismo. Es sólo por la Resolución 637 (VII), de 16 de diciembre de 1952, que se establece el principio de que el derecho de los pueblos y naciones a disponer de sí mismo es una condición previa del goce de todos los derechos fundamentales del hombre.

El hecho de que la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 no recoja el principio de la autodeterminación tiene como significado qué los entonces subsistentes poderosos intereses coloniales no aceptaban tal inclusión. Parecía mucho pedirles a quIenes tenían -y tienen territorios en situación de dependencia, que admitieran que tales situaciones son compatibles con los derechos humanos. Pero lo son, sin discusión alguna.

La consideración del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones como una denegación de los derechos humanos viene plasmada, por primera vez, en la histórica Resolución 1514 de 15 de diciembre de 1960, contra el colonialismo, y luego ratificada por los Pactos de 1966. Estos Pactos disponen en su artículo 1: Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. Y el propio artículo dispone: Los Estados Partes en el presente Pacto, incluso los que tienen responsabilidad de administrar territorios no autónomos y territorios en fideicomiso, promoverán el ejercicio del derecho da libre determinación, y respetarán este derecho de conformidad con las disposiciones de la carta de las Naciones Unidas. Resoluciones como la 37/42 de 3 de diciembre de 1982, reiteran que la libre determinación es una condición fundamental para las garantías y observancia efectiva de los derechos humanos.

Pero si la Resolución 1514, de 1960, marca un hito histórico en lo referido a la autodeterminación política y su relación con los derechos humanos, simultáneamente la comunidad internacional señalaría que no hay autodeterminación política sin autodeterminación económica. Ambos pactos de 1 966 disponen en su artículo 1.2: Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales. Entre otras, la Resolución 1903 (XVII) de 14 de diciembre de 1962, considera la soberanía permanente sobre los recursos naturales corno elemento básico del derecho a la libre determinación.

La Resolución 3171, de 17 de diciembre de 1973, marcó una pauta al sostener que los actos, medidas y normas legislativas de los Estados encaminados a coaccionar directa o indirectamente a otros Estados o pueblos empeñados en modificar su estructura interna con el ejercicio de sus derechos soberanos sobre los recursos naturales,(...) constituye una violación de la Carta de las Naciones Unidas, y de la Declaración contenida en la Resolución 2625 y entra en contradicción con las metas, objetivos y medidas de la Estra­tegia Internacional del Desarrollo. En fin, que es obvió que ambos Pactos de Derechos Humanos individuales recogen la autodeterminación política y económica y la incorporan corno un derecho humano tal, que preside la propia existencia de ambas categorías de dere­chos humanos que regulan.

Pero aún hay más, y es que los derechos humanos están indisolublemente vinculados a los conceptos de igualdad y no discriminación, consustanciales a ellos. Algunos brillantes ideólogos del pasado buscaron el concepto de igualdad en el estado de naturaleza, dada la desigualdad que observaban en la sociedad de su tiempo; y sería Juan Jacobo Rousseau quien dejara escrito en su Contrato social que el nombre nace libre y en todas partes está rodeado de cadenas."

En la igualad de derecho de personas y de Estados insiste la Carta de las Naciones Unidas. Y esa igualdad en la persona se manifiesta en cuanto a la no discriminación de la mujer y la no discriminación racial. Porque el principio de igualdad no tiene trascendencia universal en tanto prolifere la discriminación en sus diversas manifestaciones. Ambos pactos de 1966 dis­ponen, en su artículo 2, que se comprometen a garantizar el ejercicio de los derechos que se enuncian sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma.

Es que la discriminación constituye el antípoda de la igualdad y, aunque en derecho internacional prevalecen las declaraciones antidiscriminatorias, las discriminatorias aparecen por doquier. Como nunca antes tienen gran valor las palabras que fueron proclamadas al inicio de la Gran Revolución do Octubre: igual posibilidades para el ejercicio de iguales derechos.

Está la discriminación de la mujer, quien lo ha sido a través de la historia de mil formas y maneras, y aún lo es. Ello se observa en todos sus derechos humanos. Si se tiene en cuenta que la mujer es, numéricamente, poco más de la mitad de la población del mundo, apuntemos que sólo y después de una larga evolución de la sociedad, han sido los organismos internacionales de nuestro tiempo los que han acordado medidas concernientes a la aplicación de leyes, costumbres, reglamentaciones y practicas discriminatorias de la mujer. De entre tantas, recordemos resoluciones como la 1040 (IX), de 29 de enero de 1957, que recoge la Convención de la Nacionalidad de la Mujer Casada; la 56 (I), de 11 de diciembre de 1946, que concede a la mujer los mismos derechos políticos que a los hombres; la 2263 (XXII), de 7 de noviembre de 1967, que considera necesario garantizar el reconocimiento universal, de hecho y de derecho, de! principio de igualdad del hombre y la mujer; la 926 (X) de 14 diciembre de 1955, que decide unificar programas de asistencia técnica para promover y proteger los derechos de la mujer; la 843 (IX), de 17 de diciembre de 1954, que insta a abolir todas las costumbres y prácticas referentes al matrimonio y a la familia no compatibles con los principios de la Carta y de la Declaración de 1948; y la Resolución 1763-A (XVII) de 7 de noviembre de 1962, que adopta la convención sobre el consen­timiento de matrimonio, la edad mínima para contraerlo y su registro.

Por Resolución 2263 (XXII), de 7 de noviembre de 1967, se aprueba la declaración sobre La eliminación de la discriminación contra la mujer, en la cual se establece que Preocupada de que, a pesar de la Carta de las Naciones Unidas, de la Declaración de Derechos Humanos, de los pactos Internacionales de Derechos Humanos y de otros instrumentos de las Naciones Uni­das y los organismos especializados, y a pesar de los progreso sen materia de igualdad de derechos, continua existiendo considerable discriminación en contra de la mujer, el artículo 2.b) declara que El principio de la igualdad de derechos figurará en las Constituciones o será garantizado de otro modo por la ley, el artículo 8 establece que Deberán adoptarse todas las medidas apropiadas, inclusive medidas legislativas, para combatir toda forma de trata de mujeres y de explotación de la prostitución de la mujer, y el artículo 11 declara que El principio de igualdad de derechos del hombre y la mujer exige que todos los Estados lo apliquen en conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

No es que la mujer tenga iguales derechos que el hombre, sino que la mujer y el hombre tienen iguales derechos. Pero sigue siendo cierto lo que alguien de­jara escrito: "Estamos casi en el año dos mil pero la mujer esta todavía en el Medioevo." En los países capi­talistas esa discriminación alcanza muchas esferas de la actividad humana, desde el salario hasta los cargos de dirección, pero no es este el contexto para traer cifras y más cifras en tal sentido. Y es que la igualdad real de la mujer sólo se puede garantizar mediante un sistema socioeconómico que le permita a ella conjugar el trabajo y el estudio, la maternidad y sus derechos plenos.

Está la discriminación racial. En 1856 proclamaba Abraham Lincoln: "Como nación comenzamos decla­rando que todos los hombres han sido creados iguales." Ahora leemos esa frase como si dijese: "Todos los hombres son iguales... menos los negros.” Con el tiempo, los imperialistas han reelaborado la Ideología racista, la ajustan a sus fines y se aferran al propósito de justificarla.

Nuestra América es un continente explotado cuya víctima principal son los hombres de piel oscura a que se refiere la Segunda Declaración de La Habana: la población indígena, negra y mestiza. Esos mestizos que constituyen las grandes masas de su población (cholos, ladinos, monturios, rotos); los indios, que son las grandes masas de la población rural en muchos países del Continente y de Centroamérica y grupos numerosos de población negra que se encuentran, sobre todo, en la ancha zona del Caribe.

El 21 de diciembre de 1965 fue aprobada la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de la Discriminación Racial y en un considerando se dice que la Carta de las Naciones Unidas está basada en los principios de la dignidad y la igualdad inherentes a todos los seres humanos y que todos los Estados Miembros se Pan comprometido a tomar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para realizar uno de los propósitos de las Naciones Unidas, que es el de promover y es­timular el respeto universal y efectivo de los derechos humanos y da las libertades fundamentales de todos, sin, distinción por motivo de raza, sexo, idioma , o religión. La Convención denota la discriminación racial como toda distinción, exclusión, restricción, o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular y menoscabar el reconocimiento, goce, ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales.

Por el artículo 21, los Estados Partes condenan la discriminación racial y se comprometen a seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a no recurrir en ningún reto o práctica de discriminación racial contra personas, gru­pos de personas o instituciones (...), a no fomentar, defender o apoyar la discriminación racial practicada por cualesquiera personas y organizaciones, y a enmendar, derogar o anular las leyes y las disposiciones re­glamentarias que tengan como consecuencia crear la discriminación racial o perpetuarla donde ya existe.

A su vez, el articulo 3 dice: Los Estados Partes condenarán especialmente la segregación racial y el apartheid y se comprometen a prevenir, prohibir y eliminar en los territorios bajo su Jurisdicción todas las prácticas de esta naturaleza.

Por el articulo 4, Los Estados Partes condenan toda propaganda y todas las organizaciones que se inspiren en ideas o teorías basadas en la superioridad de una raza o de un grupo de personas de un determinado color u erigen étnico, O que pretendan justificar o pro quiera que sea su forma, y se comprometen a tomar medidas inmediatas y positivas.

Naciones Unidas ha celebrado decenios de la lucha contra el racismo y la discriminación racial, días internacionales contra el racismo y la discriminación racial, así como múltiples conferencias y actividades al respecto.

El derecho internacional recoge los derechos humanos de las minorías, las que jurídicamente consideradas, constituyen el reconocimiento de los derechos de la persona en el derecho internacional, con independencia de que se le reconozcan derechos como parte del Estado en que habitan. Porque el hecho de que las minorías nacionales no estén sujetas al principio de autodeterminación, no excluye la defensa de sus derechos por parte del derecho internacional. Es así que los derechos de las minorías de razas, idioma, religión, etc., han sido objeto de regulaciones de numerosos acuerdos internacionales.

El procedimiento a seguir para la protección a las minorías y las cuestiones que con ella se relacionan, han sido objeto de numerosos acuerdos internacionales, así como bilaterales. El ECOSOC, creo dentro de la Comisión de Derechos Humanos, una Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección de Minorías.

La Comisión de Derechos Humanos, aprobó la Resolución 1984/60 con un solo voto en contra, el de Estados Unidos, resolución en que se toma nota de la decisión de la subcomisión de establecer un grupo de trabajo en que se definiera el término minoría.

Ha cobrado creciente importancia el problema de las personas que se encuentran en territorios de otros Estados trabajando. Citemos, como ejemplo el 18 de mayo de 1973 ECOSOC se refirió a la protección jurídica internacional de los derechos humanos de los individuos que no son nacionales de los países en que viven y que la Resolución 35/109 de la Asamblea General decidió establecer un grupo de trabajo para elaborar un proyecto de Declaración sobre los derechos humanos de estos individuos, en tanto la Resolución 3224, de 6 de noviembre de 1974, insta a los Estados a otorgar a los trabajadores un trato igualitario al previsto para sus nacionales, en lo relativo a los derechos humanos. No hay que recalcar que se trata de las condiciones discriminatorias en que viven muchos millones de europeos occidentales en otros países de Europa Occidental donde trabajan, y de millones de otros países que sufran igual suerte.

La expresión más brutal de la discriminación racial lo constituye el régimen del apartheid; para la Convención Internacional sobre Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid, de 1973, el apartheid es un crimen de lesa humanidad. Su hijo putativo lo es el propósito del régimen racista e ilegal de Pretoria de crear los llamados bantustanes, meras reservas o campos de concentración de nativos a quienes Sudáfrica priva de su ciudadanía y, como no adquieren otra, se convierten en apátridas en su propia patria.

Naciones Unidas ha insistido en la lucha y condena del apartheid, y también de sus cómplices occidentales. Apuntamos que Estados Unidos fue el único Estado Miembro de las Naciones Unidas que votó en contra de la Resolución 1982/12 de la Comisión de Derechos Humanos que reafirma la convicción de que la ratificación de dicha convención y la aplicación de sus disposiciones es el camino correcto a seguir.

Hay una manifestación de discriminación criminal en nuestros días, el sionismo, que la Asamblea General de Naciones Unidas calificó, en Resolución de noviembre de 1975, como una forma de discriminación racial y de manera reiterada ha sido condenado por sus practicas brutales y violatorias de los derechos humanos en los territorios árabes ocupados.

Está la esclavitud. Mucho tiempo ha transcurrido desde que en 1815 el Congreso de Viena adoptara una declaración contra la trata de esclavos que calificó de repugnante a los principios de humanidad y de moral universal. El 2 de julio de 1890 se declaró la abolición de la esclavitud, por el Acta General de la Conferencia de Bruselas. Parecería que hace un siglo la esclavitud dejó de ser una realidad en el mundo. Sin embargo, el 10 de septiembre de 1919 se aprueba el Convenio de Saint Germain que obliga a suprimir la trata y la esclavitud en cualquiera de sus formas. Mas no bastó, y por Convenios de Ginebra de 25 de septiembre de 1926 se obliga a evitar y se reprime la trata. Años después, la Convención de 1953 modifica y precisa la anterior y el 4 de septiembre de 1956 se produce una convención suplementaria relativa a la abolición de la esclavitud, el tráfico de esclavos e instituciones y prácticas análogas a la esclavitud.
La Resolución 1841 (XVII), de 19 de diciembre de 1962, considera que la esclavitud, la trata da esclavos y todas las instituciones y prácticas análogas deben ser abolidas. En esta década en que vivimos, precisamente en 1982, la Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección de las Minorías elevó un informe para otorgar al sistema de las Naciones Unidas un papel coordinador a fin de que se ofreciera a los países una asistencia práctica y la cooperación de carácter jurídico, técnico, administrativo, educativo, financiero y de otra índole que fueren convenientes para eliminar las condiciones que conducen a la esclavitud y a las situaciones análogas. Y es que la esclavitud resulta consustancial a todo sistema de explotación. Cambia de forma, pero es esclavitud. Convengamos con lo que dejara dicho hace dos siglos y medio al enciclopedista Diderot, acerca de que lo reprobable no es tener esclavos, sino tener esclavos y llamarlos ciudadanos.

Y así deben considerarse en nuestra América millones de indígenas vinculados al trabajo y la vida esclava mediante el concertaje: los huasipungueros, el huatuana, el arrendire y los trabajadores "enganchados”; como en Estados Unidos muchos "espaldas mojadas" y demás grupos, por no hacer referencia a otros continentes.

V. Pero, y junto a los derechos de cada persona huma­na como Individualidad y a los derechos humanos de cada grupo, se han de añadir, en el devenir del desarrollo progresivo de los derechos humanos, los que le corresponden a la Humanidad como un todo, y como el de cada uno de los miles de millones de personas que viven en el planeta Tierra, nuestra casa común, cada vez más inexorable e irrenunciablemente común.

Es que la Humanidad, como sujeto de derecho internacional que ya es, tiene el derecho de que se res­peten los derechos humanos en su integralidad, incluidos aquellos que a las personas Individuales les corresponden como miembros de ella. Ha ganado tremenda fuerza la idea de que la Humanidad es titular de derechos y deberes. Con gran poder de análisis razona el profesor Héctor Gros Espiell que "al tener la Hu­manidad la posibilidad de actuar internacionalmente, y que en ciertas formas las Naciones Unidas son la expresión constitucional de la comunidad internacio­nal, la Humanidad se configura como un sujeto de de­recho internacional".

Y, dentro de ese contexto aparecen algunos derechos humanos que suelen pasarse por alto por aquellos que manejan e interpretan a su arbitrio la extensión y la concepción de los derechos humanos. Se trata, nada más y nada menos, que del derecho a la vida, del ge­nocidio y otras manifestaciones del derecho a la paz, de los derechos que dimanan del medio humano, de lo que nos trae en tal sentido el desarrollo de la ciencia y la técnica, y del derecho al desarrollo. Se trata de una temática tan amplia como reciente, pero cuyos vínculos con los derechos humanos son de cre­ciente presencia y análisis en nuestros días.

Sin duda alguna, la tarea más Importante es la de asegurar a cada persona sobre la Tierra el derecho a la vida. Hace más de siete siglos —en las famosas Siete Partidas que nos dejara Alfonso X, el sabio—, se dice que "Quien me priva de la vida me priva de mis demás derechos." Razón tenía Nys, el ilustre internacionalista francés, a principios del siglo actual, al considerar las Siete Partidas como un monumento para el derecho internacional. Y este principio es un ejemplo.

Apenas 24 horas antes de adoptarse la Declaración Universal de Derechos Humanos, precisamente el 9 de diciembre de 1948, la. Asamblea General aprobó la Con­vención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. A partir de esa fecha, las formas de geno­cidio se han hecho aún más brutales de las que en­tonces se recogieron tomando la horrible experiencia de los crímenes del nazismo. Vendría el ecocidio, co­mo consecuencia de la criminal agresión de Estados Unidos al pueblo vietnamita, porque la intención impe­rialista era asesinar millones de personas, y además, destruir todo el ecosistema, toda manifestación de vida animal o vegetal en Viet Nam, arrasar suelo y aire viet­namita para siglos. No han quedado atrás en las formas del genocidio más brutal las prácticas del sio­nismo en los territorios árabes ocupados y en Palestina, conforme testimonios oficiales de la Comisión de las Naciones unidas sobre las prácticas de los sionistas en dichos territorios. Resoluciones como la 37/189-A, de 18 de diciembre de 1382, reafirman el derecho inhe­rente de todos los pueblos y de todos los seres huma­nos a la vida y se refieren a la garantía del derecho la vida. La Resolución 38/113, del 15 de diciembre cíe 1983, reitera que la salvaguardia de ese derecho a la vicia es una condición indispensable para el disfrute de todo un conjunto de derechos. A su vez, la Resolución 38/113, de 16 de diciembre de 1383, establece que todos los pueblos y todos los seres humanos tienen derecho inherente a la vida, y la salvaguardia de ese derecho 'primordial es una condición indispensable para el disfrute de tocio el conjunto de derechos económi­cos, sociales, culturales, civiles y políticos.

Pero la vicia es un concepto que comprende elemen­tos y valores bien complejos y diversos para ser ver­daderamente vida. En la misma Carta de las Naciones Unidas están presentes términos tales como Promover el progreso social y elevar el nivel de vida. En 1948, precisamente, empezó a plantearse con fuerza en las Naciones Unidas la cuestión llamada de "La situación social en el Mundo". No es menester constatar cómo, en nuestros días, esa situación ha adquirido propor­ciones dramáticas, insospechadas entonces. Tanto es así, que el sistema de las Naciones Unidas ha venido dedicando gran parte de sus estudios, actividades, re­cursos e iniciativas para enfrentar y paliar la situación social en el mundo de hoy, más especialmente en el Tercer Mundo. A tal gravedad llegaría la cuestión, que la Resolución 2771 (XXVI), de 1971, ha reafirmado la urgencia de tomar medidas efectivas encaminadas a detener el deterioro de la situación social en el mundo, y a promover el progreso y el desarrollo social. Con los años pasados desde 1971, esa situación se ha agra­vado mucho más y, con ello, el deterioro de los de­rechos humanos ha alcanzado proporciones dramáticas.

Ello se manifiesta en los razonamientos sobre el "nivel de vida", ese que no se circunscribe a la po­sesión de condiciones y bienes materiales, tales como la salud, la vivienda, la alimentación y el vestido, de los cuales tan escasa está gran parte de la humanidad, sino cuanto también comprende los bienes espirituales, tales como la educación, la cultura, la recreación y otros, que tanto faltan también en nuestro mundo con­temporáneo. Bastaría con resumir la situación para afirmar que en el femado Tercer Mundo—, o sea tres de cada cuatro personas del mundo -actualmente, que serán cuatro de cada cinco personas en el año 2000—, se encuentra privado del derecho a la vida, su inmensa mayoría, pues apenas malviven. Esta situación se ha calificado, con gran acierto, como "un genocidio con­tinuado". Sépase que los estimados de Naciones Uni­das han establecido que mías de mil millones de per­sonas tienen un ingreso promedio diario de solamente 41 centavos, y 50 Estados Miembros de Naciones Uni­das —la tercera parte de los miembros del organismo internacional— figuran en la lista de los Estados más pobres, eufemísticamente llamados "países en desarro­llo menos desarrollados", donde la vida misma es una ficción de vida. Cada año mueren en América Latina, víctimas de enfermedades curables, un millón de niños menores de cinco años de edad. O sea, mueren tres ve­ces más seres humanos que el total de víctimas por las bombas atómicas lanzadas en agosto de 1945 sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. En este caso, fueron japoneses víctimas de un genocidio casi fulminante; en el otro, niños latinoamericanos son víc­timas del "genocidio continuado". La Proclamación de Teherán, de 1968, condenaba la creciente disparidad entre países económicamente desarrollados y los paí­ses en desarrollo, que impide la realización de los de­rechos humanos en la comunidad internacional.

La práctica genocida ha traído, a partir de la década de 1970, una forma brutal de atentado a la vida con el hecho de miles, decenas de miles, de "desapareci­dos", de personas víctimas de la "política de seguridad nacional", esgrimida por tiranías latinoamericanas al servicio del imperialismo y amamantados por él. Ello condujo a la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, inhumanas y Degradantes, apro­bada el 15 de diciembre de 1984 por la Asamblea General de Naciones Unidas.

El derecho de los pueblos a la paz está muy vincu­lado al derecho a la vida. La paz no es un concepto abstracto, tiene una vivencia y una existencia con­cretas, que abarca muchos ámbitos y comprende a todo y a todos; es una premisa básica para la propia existencia de los derechos humanos. Cuando Lenin aprobó el Decreto de la Paz, el primero adoptado por él una vez constituido el Gobierno Revolucionario, por primera vez en la historia del mundo se introdujo la paz en las relaciones internacionales; la paz protectora de valores que tienen una importancia excepcional para el nombra y para la humanidad toda y, por ende, para comprender los derechos humanos, de cada per­sona, de cada pueblo y de la humanidad.

En ese sentido, no resulta ocioso traer un párrafo de la Declaración Final de la Asamblea General Extraordinaria de 1978 sobre el desarme: Centenares de miles de millones de dólares, que se gastan anualmente en fabricación o modernización de armamento, ofrecen un tajante y tenebroso contraste con la miseria y la po­breza en que viven dos tercios de la población de la Tierra. De personas despojadas de todos los derechos humanos.

Era evidente que el rápido avance de la Revolución Científico-técnica causaría incidencia en los derechos humanos. Resoluciones como la 2450 (XXIII), de 19 de diciembre de 1963, invitan a estudiar los problemas que, en relación con los derechos humanos, plantea el progreso de la ciencia y la tecnología contemporáneas. Y ha sido muy amplia la actividad de la comunidad in­ternacional en tal sentido, así como importantes los análisis hechos en el seno de la Comisión de Derechos Humanos respecto a los efectos de esta situación.

Otra cuestión de nuestros días, tanto que aparece con fuerza propia también en la década de 1970, con­cierne al medio humano, en los problemas referidos a las interrelaciones que existen entre población-medio ambiente-recursos-desarrollo, para conformar lo que se llama un derecho internacional del desarrollo ecológi­co, que mira a necesidades y preocupaciones del ser humano, de problemas tan graves que se ha hecho habitual identificarlos con "una estrategia de la su­pervivencia de la humanidad". Ahondar en éstos re­queriría un tiempo y un análisis que no podernos traer a estas líneas.

Porque el catálogo de los derechos humanos no se ha detenido ni se detendrá en los años venideros, precisa al menos esbozar algunas situaciones que ya concitan la preocupada atención del sistema de las Naciones Unidas y de los estudiosos del mundo. En años recientes han surgido, de manera casi explosiva, los llamados "problemas globales", esos que afectan muy directamente a cada persona y a toda la Huma­nidad, para comprender problemas tan vinculados como el hombre y sus derechos, como los problemas de la población, la alimentación, la contaminación, los re­cursos energéticos y otros. Los derechos humanos no tendrían sentido real si no sobreviviera el hombre y, con él, los elementos indispensables para esa super­vivencia. Y a esto se contrae la temática de los "pro­blemas globales". De ellos no escapa ni siquiera esa quinta persona que parecería no tener los problemas acuciantes que le esperan a cuatro de cada cinco per­sonas en el año 2000.

Falta en este catálogo de derechos de la Humanidad, acaso el más reciente y más apremiante, el derecho al desarrollo. La Asamblea General ha reiterado que el desarrollo es un medio a través del cual todos los derechos humanos y libertades fundamentales pueden ser plenamente satisfechos.

Está claro que el ser humano es el objetivo principal del desarrollo, del que tiene derecho a participar y beneficiarse. El carácter prioritario del desarrollo va mucho más allá —por supuesto— que la referencia " al crecimiento económico y a ciertos índices. La Reso­lución 1985/43 de la Comisión de Derechos Humanos, se contrae a la labor futura de un Grupo de Trabajo de expertos gubernamentales sobre derecho al desarrollo. Ninguna Resolución más expresiva que la 41/128, de 1886, llamada Declaración sobre el Desarrollo y que formula: El derecho al desarrollo es un derecho hu­mano inalienable en virtud del cual toda persona hu­mana y todos los pueblos tienen derecho a participar, contribuir y disfrutar del desarrollo económico, social y cultural y político en el curso del cual pueden realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales. En cierta ocasión, el compa­ñero Fidel Castro ha dicho que No hay paz sin de­sarrollo, ni desarrollo sin paz. Se trata de una relación inextricable.

VI. No es casual que la verdadera conceptualización de los derechos humanos naciera y tomara forma real en la época en que tienen lugar los reclamos de la autodeterminación política y económica, de las con­quistas socioeconómicas, de la demanda del desarme, de la paz y el desarrollo. Se abre paso la tesis de que todos ¡os derechos humanes se encuentran en es­trecha interrelación, vinculados entre sí; de que no sólo se refiere ello a todos los derechos humanos, sino a! disfrute de éstos por todos les hombres, como derechos y no como simples aspiraciones o promesas.

La cuestión de los derechos humanos forma parte de una temática integral, que requiere de su conoci­miento y aplicación a fondo y de manera global. Mucho se ha escrito, dicho, debatido, y, en cierta forma, hecho, pero mucho más queda por hacer. Estamos ante una respuesta necesaria, que atienda a la integralidad de los derechos humanos y a su interrelación con otros problemas prioritarios de nuestro tiempo, como lo son la paz, el desarme, la cooperación y el desarrollo, sin los cuales no pueden siquiera concebirse los de­rechos humanos en la época actual. Éstos han cre­cido de manera muy rápida. En forma cuantitativa, en cuanto lo son para todos los que habitan nuestro planeta, y en forma cualitativa, en cuanto conforman una gama cada vez más amplia. Solo así es que se puede entender que se encuentran en una fase fluyente de desarrollo progresivo y de procesos de codificación parciales.

No es que lo que hayamos sostenido y sostenemos sea una opinión personal o cíe un grupo, o de una ideología dada. En el seno de la Asamblea General de Naciones Unidas se ha ido conformando, en el curso de las últimas décadas, a partir de aquella en que la Declaración de 1948 tuvo lugar, una corriente soste­nida que, de una u otra manera, confirman el curso de nuestra exposición. Se impone una labor paciente de búsqueda, .análisis y composición de una teoría y una práctica de los derechos humanos a la luz de todo eso. Simplemente, y para citar una, nos remitimos a la Resolución 32/130, de 1977, titulada "Distintos criterios y medios posibles dentro del sistema de las Naciones Unidas para lograr el avance efectivo de los derechos humanos y las libertades fundamentales". Se trata de una resolución que habla de "el enfoque fu­turo" dentro del sistema de las Naciones Unidas res­pecto de la cuestión de los derechos humanos y que deberá tener en cuenta —dice— determinados con­ceptos, tales como que todos los derechos humanos son indivisibles e interdependientes; que resulta im­posible la plena realización de los derecho civiles y políticos sin el goce de los derechos económicos, so­ciales y culturales; que son inalienables "todos lo derechos humanos de la persona y de los pueblos; que al enfocarse la cuestión de los derechos humanos se debe continuar dando prioridad a la búsqueda de soluciones para las violaciones masivas y patentes de los derechos humanos de pueblos y personas afecta­das por situaciones como el apartheid, la discriminación racial, el colonialismo, la dominación y ocupación ex­tranjeras, las agresiones y amenazas, la negativa de reconocer el derecho a la libre determinación; que el nuevo orden económico internacional es un elemento esencial para el fomento efectivo de los derechos humanos.

Dicho todo esto, debemos analizar, dentro del proce­so de desarrollo progresivo de los derechos humanos, la cuestión concerniente a lo que se denomina pro-moción y protección, analizada dentro del contexto de la comunidad internacional a la luz de la Carta de las Naciones Unidas, del derecho internacional contemporáneo y de las sucesivas decisiones que se adopten.

La atención de las Naciones Unidas en el campo de la promoción de los derechos humanos está a la vista; es evidente que tal actividad ha tenido una amplia consideración y repercusión, ha contribuido a la toma de conciencia por parte de los pueblos y determinados gobiernos; ha creado una opinión pública. La atención de Naciones Unidas en el campo de la protección de los derechos humanos y de la forma en que se violan, como se ha reiterado de manera especial por la Asam­blea General, debe seguir dando prioridad a la bús­queda de soluciones para las que llama violaciones ma­sivas y patentes de los derechos humanos. Los ejem­plos son bien conocidos; así, el caso de tales derechos humanos en Chile bajo la tiranía de Pinochet, en El Salvador, en Guatemala y en otros lugares.

La protección y promoción de los derechos humanos está a cargo de cuatro órganos principales de la ONU: la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Con­sejo Económico y Social y el Consejo de Administra­ción Fiduciaria. Su tarea consiste en precisar hasta dónde y desde dónde los alegatos sobre derechos hu­manos tienen entidad y verdad suficiente para ser con­siderados, o no, dentro del ámbito del conocimiento in­ternacional. Debe entrarse a considerar de qué manera un gobierno determinado promueve y protege los dere­chos humanos individuales, de grupos y de la humanidad. Y ha de entrarse a considerar que se penetre en el análisis del respeto y defensa de todos los derechos humanos. Entre otras resoluciones a citar, traigamos la 40/114, de 13 de diciembre de 1985: La promoción y protección de una categoría de derechos jamás pue­de eximir ni excusar a los Estados de la promoción y protección de los demás derechos.

En el proceso de desarrollo progresivo de los de­rechos humanos deba destacarse —con carácter muy relevante— un elemento más, y lo es el hecho de que la ley internacional ha adquirido proporciones que no tuvo hace algunas décadas; que lo que fuera un deber de cada Estado en lo interno, en lo nacional, ha tras­cendido a un deber de todo Estado también en lo in­ternacional.

Si esto se constata en lo referido a los derechos individuales, y al deber de que se promuevan y protejan dentro del país y en otros países, tal cuestión tiene un peso absoluto, decisivo, en el deber de cada Es­tado de que los derechos humanos de cada grupo hu­mano y de la Humanidad se promuevan y se protejan erga omnes.

Recordemos los artículos 28 y 29 de la Declaración de 1948: Artículo 28. Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en que los derechos y libertades fundamentales proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos; Artículo 29. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósi­tos, principios de las Naciones Unidas. Estamos, pues, ante una clara referencia al orden social e internacional y a los propósitos y principios de las Naciones Unidas, que extravasan, por supuesto, los límites de lo interno o nacional.

El derecho en sí es una supraestructura cuyo ámbito espacial se refleja siempre interna e internacionalmente, y los derechos humanos forman parte de esa supraestructura. Comenzaron siendo de interés y apli­cación puramente interna, y han cobrado un ámbito espacial internacional, porque a la ley nacional y su aplicación se une a ley internacional y su aplicación.

Estamos ante un ángulo de análisis que no podemos agotar, ni siquiera presentar en su debida extensión y forma en este trabajo. Ello obedece a que existe una interrelación entre todos los derechos humanos, en cuanto se han de cumplir en cada país y hacia el resto del mundo; al hecho de que hay una política interna sobre derechos humanos y una política externa sobre ellos. Porque se trata de derechos humanos para todo un pueblo y para todos los pueblos.
Jurídicamente, los derechos humanos no se conci­ben con leyes nacionales que no estén en correspon­dencia con leyes y situaciones internacionales; en ninguna otra esfera o cuestión lo individual y lo co­lectivo, así como lo nacional y lo internacional se con­suman y concurren. ¿Proteger los derechos humanos en un país y no hacerlo ese país respecto al resto del mundo? ¿Promover los derechos humanos en un país y no hacerlo ese país respecto al resto del mundo?

En un proyecto de resolución de 1970 de la Comisión de Derechos Humanos, se hace referencia al hecho advertido que, en ocasiones, el ejercicio real de los derechos humanos no depende únicamente de algunos países, sino también de la acción internacional y de asistencia de Naciones Unidas.

Pero la batalla por los derechos humanos, que tiene tal carácter nacional e internacional, ha cobrado nue­vas expresiones con el carácter internacionalista que puede y debe tener. Porque cuando un país como el nuestro presta su ayuda a la causa de la autodetermi­nación y del desarrollo de otros pueblos —de decenas de puebles—, Cuba une, a su deber nacional e inter­nacional acerca de los derechos humanos, un deber internacionalista. Y esto va mucho más allá de lo que los más da los Estados de nuestro tiempo se propo­nen y hacen.

Otros aspectos da la cuestión Llenen especial inte­rés en la consideración de los derechos humanos. De una parte estamos ante un fárrago de retórica formal sobra cuáles y cuánto son, y cómo se ha de llevar a cabo la aplicación de los derechos humanos y, de la otra parte, estamos ante el propósito serio, real y con­creto, de elaborar y cumplir el empeño de que las normas y prácticas sobre derechos humanos se lleven a vías de-hecho. Resulta una tarea útil seguir el curso de los debates y de la adopción de decisiones en los distintos foros y comisiones ad hoc para comprobar la forma y manera en que se comportan los Estados, en qué medida se han comprometido en respetar y hacer respetar los derechos humanos en su integralidad.

No son pocas las constituciones u otras leyes fun­damentales de países que recogen derechos humanos en mayor o menor extensión, que no pasan de ser meros enunciados sin trascendencia en la vida real. En el capitalismo, la enfermedad —una enfermedad, por ejemplo— presenta una sintomatología curiosa: es cos­tosa o menos costosa; es parte del sistema de comer­cialización; es una parte del comercio de la salud, que nada tiene que ver con el derecho humano a la salud. Aunque e! presente, así como el futuro de la cultura, de la ciencia y de la técnica, no pueden ser aislados del desarrollo de ninguna sociedad, el acce­so a la cultura, a la ciencia y a la técnica es un pri­vilegio de los menos en esas sociedades y, en el simple acceso a la enseñanza superior, el promedio se expresa con cifras como las siguientes: entre 15 y 20 veces tienen más posibilidades de acceso a esa en­señanza las capas adineradas que el resto de la pobla­ción estudiantil.

El lema del derecho al trabajo no pasa de ser un mito. La burguesía no se encuentra interesada en un incremento excesivo del desempleo, porque constituye un problema socioeconómico grave para ella misma, pero sí tiene interés en un porcentaje dado de desempleo, como medio de asegurarse su "libertad" de contratación. Y el desempleo no es una simple formulación económica, porque viene acompañado de depresión, apatía, falta de fe del hombre en su utilidad social, propensión a marginarse socialmente, a delinquir y a morir.

El derecho a tener un techo es cosa aparte. En Estados Unidos, unos tres millones dé personas —más del 1% del total de la población— carecen de todo tipo de vivienda o refugio, aún del shelter más mise­rable.


Es con mucha frecuencia que los ideólogos de la burguesía hablen de la falta de democracia y de participación real ciudadana en las decisiones o en los procesos alecciónanos socialistas. Pero los hechos confirman que en la sociedad capitalista aumenta alarmantemente la indiferencia ciudadana por la cosa pública. En Estados Unidos, en las recién celebradas elecciones para elegir al Presidente y al Vice, a todos los miembros de la Cámara de Representantes, a gran número de senadores y gobernadores, luego de una multimillonaria campaña masiva de propaganda, exactamente un 50% de los electores no concurrió a votar y el elegido presidente Bush obtuvo el 27% del favor de todo el electorado y el perdedor Dukakis el 22%. Es el gobierno de la minoría a nombre de la democracia.

En tiempos en que mucho se habla de derechos humanos, convengamos que quienes mejor saben lo que constituyen y son los derechos humanos son los que luchan por ellos precisamente porque se les nie­gan. Y a ellos corresponderá hacer una valiosa contri­bución al proceso de desarrollo progresivo de los dere­chos humanos. Su derecho a conquistarlos viene reco­gido en el Preámbulo de la Declaración de 1948 al esta­blecer: Considerando esencial que los derechos, del hombre sean protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.

Seguir el curso de ese desarrollo progresivo impone atender otros elementos que no pueden pasar inad­vertidos. Es más, que les otorgamos una prioridad indiscutible, pero que no siempre es manejada en de­bida forma por quienes en verdad cumplen o se es­fuerzan en cumplir los derechos humanos.

Las diferencias ideológicas llevan, en no pocas oca-sienes —y esto sucede con .harta frecuencia en la cuestión de los derechos humanos— a que se hablen lenguajes distintos, aún manejándose una misma terminología. Resulta indispensable aclarar conceptos, disponer de un lenguaje conceptual, en procura, a lo último, que podamos entendernos.

Lo que sucede es que nos dejamos atrapar con fre­cuencia en las "reglas de juego" imperialistas, en la conceptualización, integralidad y campos de acción de los derechos humanos. Solemos utilizar sus mismas armas, las armas de siglos, de las concepciones del ayer sobre los ámbitos de los derechos humanos. Hay algo que constituye todo un axioma, y es que no pue­den plantearse los derechos humanos al margen de la existencia de distintas ideologías, así como tampoco existe una ideología de los derechos humanos al mar­gen de las ideologías. Si no partimos de estas ideas será cosa de practicar un diálogo de sordos.

Lo que queremos reiterar con firmeza es que no re­sulta posible, en nuestros días, dejarnos confundir, y seguir esas "reglas de juego" de quienes, en el siglo XX y en los albores del tercer milenio de la humanidad, no ven, ni van, más allá de los derechos humanos proclamados en el siglo XVIII.

Seguir tales "reglas de juego" hace difícil, sino im­posible, todo diálogo. Porque se trata de una distinta concepción nacional e internacional; porque no sólo se parta de una distinta categorización de esos de­rechos humanos, sino porque, al participar en el diá­logo o en el debate, siempre se nos lleva de la mano a la afirmación apriorística de que ellos esgrimen los derechos humanos, y nosotros tenemos que demostrar que es falso que los violemos. Y estar siempre a la defensiva no es lo mejor. Por lo menos, el compañero Fidel nos ha enseñado que el arma de la riposta es el arma más importante, Y, en los derechos humanos, no podemos estar en el terreno de la respuesta sino en el de la riposta. Que no es lo mismo.

Debemos emplazar a aquellos para quienes los de­rechos humanos y su ejercicio constituyen una visión elitista de la sociedad, de los grupos humanos y de la humanidad. Han sido cada vez más amplias y fre­cuentes las decisiones de la comunidad internacional en el sentido de que la realización plena de los derechos humanos exige la eliminación de todos los obs­táculos que lo impiden. Y la concepción elitista es el mayor de los obstáculos.

La campaña de los derechos humanos se ha trans­formado, en los últimos años, en un instrumento polí­tico e ideológico en búsqueda de finalidades que nada tienen que ver con tales derechos humanos. Se ha emplazado al socialismo —cuya meta consiste precisamente en el bienestar del hombre y en la realización plena de sus derechos a escala internacional— y hemos aceptado el reto, pero partiendo de "reglas de juego" y de lenguajes que no debemos aceptar, porque en­tran en contradicción con la esencia, con la propia razón de ser, de los derechos humanos.

Es preciso observar que cuando en 1948 se aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos, co­menzaba a recorrerse un camino, porque era un punto de partida en el proceso de su desarrollo progresivo; que cuando en la década de 1960 se incorporan al campo de los derechos humanos la lucha contra el colonialismo en todas sus ramas y manifestaciones y de la discriminación de la mujer y racial se da un paso hacia los derechos humanos de los grupos, y que, cuando a partir de la década de 1970 se recogen la paz, e! medio ambiente y el desarrollo como derechos humanos inalienables, se conforman nuevos empeños de desarrollo progresivo, en este caso de la Humani­dad.

Pero es preciso observar también que a partir de 1977 es que Estados Unidos emprende la campaña en torno a los derechos humanos, que eleva y mantiene aún a nivel de política exterior de ese país. Se ha organizado inclusive un gran aparato oficial en el país y se introdujo como tema obligado en la agencia de discusiones con otros países y en los foros interna­cionales. Introdujeron tal tema para zaherir al socia­lismo y a los que no consideran sus amigos. Pero tam­bién lo hicieron como un modo de rehabilitar el maltrecho prestigio internacional de Estados Unidos.

Nada obsta a que lidiáramos en ese terreno, porque tenemos cosas que exhibir y no que reprocharnos en él. Pero en nuestra modestísima opinión, debimos poner sobre la mesa nuestras "reglas de juego". Y debemos utilizar las suyas sólo para demostrar que ese país, ni cumple con los derechos humanos individuales en lo interno, ni en la promoción y protección en lo interna­cional, ni mucho menos cumple con los derechos hu­manos de los grupos y de la Humanidad.

Toda manipulación política al uso, toda patraña o men­tira sobre supuestas violaciones de derechos huma­nos, no sólo conspira contra la esencia misma de los derechos humanos y constituye un ejercicio falaz y fa­risaico, sino que es una burda violación de los princi­pios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y de las decisiones que la comunidad internacional ha adoptado al efecto.

Debe alzarse en cada lugar del planeta una tribuna para emplazar a quienes pretenden, a su modo y ma­nera, hablar y erigirse en defensores de los derechos humanos. De quienes pasan por alto la propia integralidad y conceptualización contemporánea, en lo que las Naciones Unidas ha llamado la preocupación por la disparidad existente entre las normas y principios es­tablecidos y la situación real de los derechos huma­nos.

Estados Unidos olvida que la bandera de los dere­chos humanos en sus garras se torna un boomerang contra ellos. La opinión pública mundial cuestiona el derecho moral de hacerlo así y de reclamar el cum­plimiento de unos derechos humanos que ningún otro Estado más que el propio Estados Unidos viola.

Un colofón debido al tema que hemos pretendido esbozar acerca del desarrollo progresivo de los de­rechos humanos, lo encontramos en el hecho de que, en la década de 1980, ha aparecido en la agenda de la Asamblea General de las Naciones Unidas un te­ma que confirma y que culmina este trabajo. Se tra­ta de lo que se llama "El nuevo orden humano inter­nacional”, que mucho promete en los años, venideros, Sigámoslo con la debida atención y profundidad.

Forma parte de la política exterior de Estados Uni­dos acusar de violaciones de derechos humanos a países que considera que no son amigos suyos. Sabidas son las mentiras, maniobras y presiones de ese país contra Cuba, de una forma de agresión, fracasadas todas las agresiones contra nuestra Patria y este li­bro se encamina a examinar estas cuestiones.

Con este trabajo sobre el tema del desarrollo progresivo y codificación de los derechos humanos plan­teado en su real conceptualización, contenido y mani­festaciones diversas que, para la comunidad interna­cional abarca, ha sido nuestro propósito presentar una visión fluyente, actual y perspectiva, de los derechos humanos, que permita estar en disposición de salirle al paso a las "reglas de juego" del imperialismo y a sus concepciones al respecto.

Nos limitamos a exponer la necesidad de que se analice in profundis de qué manera Cuba y Estados Unidos cumplen con los derechos humanos; que nos adentremos en los derechos humanos de carácter in­dividual —sean civiles, políticos, económicos, socia­les y culturales— y que se analicen los derechos hu­manos fundamentales del hombre como miembro del grupo humano de que forma parte. O sea, la autode­terminación política y económica, la igualdad, la no discriminación por motivos de sexo y de raza, el apartheid y el sionismo, y que también se vaya a los dere­chos humanos como miembro que es toda persona de la Humanidad, para comprender derechos tales como los de la vida, la paz y el desarrollo.

A proponer una exégesis comparativa de todas las formas y manifestaciones de los referidos derechos humanos; una real concepción; el enfoque integral e interrelacionado entre unos y otros derechos huma­nos; la promoción y protección de todos y cada uno de ellos que se cumple por parte de Cuba y Estados Uni­dos. Así como que la consideración de éstos en la ley interna y en lo internacional por ambos Estados, re­sulta imprescindible para constatar cómo Cuba, acor­de con el desarrollo progresivo y la actual concepción de los derechos humanos, los cumple, y cómo los in­cumple Estados Unidos.

Ningún país más calificado que Cuba para enorgullecerse de la más fiel concepción y cumplimiento de los derechos humanos individuales, de los grupos humanos y de la Humanidad. Y de ninguno menos que Estados Unidos.