viernes, 30 de mayo de 2008

MÁS DE 300 ESTUDIANTES DETENIDOS EN JORNADA DE PROTESTA ESTUDIANTIL : CHILE






Unos tres mil estudiantes universitarios y secundarios cumplieron una jornada de protesta con un saldo oficial de 300 detenidos en Santiago y otro número similar en regiones.

En la región metropolitana fueron reprimidos por carabineros cuando intentaron llegar hasta las dependencias del Ministerio de Educación para entregar un petitorio a la ministra Mónica Jiménez.


Carabineros desalojó a más de 200 estudiantes que mantenian tomados liceos de Antofagasta.Gobierno insiste en aprobar nueva ley sobre la base de los acuerdos logrados con la oposición.

Carabineros utilizó carros lanzaaguas y gases lacrimógenos para dipersar a los estudiantes. Un hombre de la tercera edad resulto con síntomas de intoxicación por efectos de las bombas lacrimógenas, mientras estudiantes y periodistas que cubrían los incidentes fueron maltratados por las fuerzas especiales.
Por momentos fue cerrada la estación del Metro República por los incidentes en este sector.

VERSIÓN OFICIAL


El intendente metropolitano, Alvaro Erazo entregó un balance de las protestas estudiantiles que se realizaron en Santiago hoy que dejaron un saldo de 300 detenidos.


"Carabineros actuó preventivamente, nosotros como Intendencia advertimos a los dirigentes de la imposibilidad de realizar marchas por la Alameda y, pese a eso, algunos grupos aislados provocaron adicionalmente apedreamientos a vehículos y Carabineros mantuvo su decisión y procedió a dispersar estos grupos", precisó Erazo.



"Lo más importante es que en este momento el centro de Santiago está restableciendo su normalidad y esperamos que los dirigentes estudiantiles retomen el camino del diálogo", agregó.
El intendente aprovechó de realizar un llamado a los padres de los estudiantes a intervenir para evitar que se repitan los hechos de violencia.


PRESIDENTE DE LA FECH


Jaime Zamorano, presidente de la Fech, explicó que "estábamos esperando el permiso de la intendencia (para llegar hasta el Mineduc), de manera de poder marchar por el bandejón central, pero lamentablemente dilataron el trámite y muchos estudiantes se tomaron la calle y ocurrió lo que ocurrió”.

A la la concentración en el centro de Santiago, la jornada incluye una marcha de universitarios desde la Plaza Italia y una de secundarios de Puente Alto y La Florida.

Los estudiantes cuestionan la nueva Ley General de Educación que se debate en el Congreso en reemplazo de la Loce y abogan por el fin al sistema de subvenciones y de municipalización de la educación, y la reestructuración de la Jornada Escolar Completa (JEC).


Ayer, el vocero del Liceo de Aplicación, Sebastián Torres, aseguró que la marcha convocada por la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) se realizaría "con permiso o sin permiso de la Intendencia de Santiago".

Los jóvenes manifiestan su rechazo al avance legislativo del proyecto de la Ley General de Educación (LGE), que actualmente se encuentra en la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.


Los estudiantes secundarios retomaron esta semana las tomas y paros en liceos de Santiago y regiones. Ayer, cerca de 200 alumnas del Liceo Carmela Carvajal de Providencia se tomaron el establecimiento, mientras en Concepción, el Liceo de Hombres fue tomado por gran parte de sus 2.400 alumnos.


DESALOJOS EN ANTOFAGASTA


El desalojo por parte de Carabineros de tres liceos que permanecían tomados, dejó un saldo de 227 alumnos detenidos, en el marco de las movilizaciones estudiantiles en contra de la Ley General de Educación.

Los establecimientos ocupados por sus estudiantes corresponden al Instituto Superior de Comercio, el Liceo Mario Bahamondes y el Liceo Técnico.

Los directores de estos recintos -en conjunto con la Corporación de Desarrollo Social- habían enviado una solicitud a Carabineros para que realizaran la desocupación de los inmuebles cuando los efectivos lo estimaran pertinente, lo que la acción policial se concretó hoy.

El prefecto de Carabineros, comandante César Vargas, informó que los 227 alumnos desalojados "fueron conducidos a la Tercera Comisaría de Carabineros de Antofagasta. Los menores fueron entregados a sus padres y los mayores fueron citados por la Fiscalía correspondiente"






LEY CONSENSUADA: PÉREZ YOMA


El ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, refirió a la nueva ley de educación que discute el parlamento y aseguró que se deben considerar aquellas que no desvirtúen el espíritu del acuerdo firmado con la oposición hace seis meses.


"El interés del Gobierno es que ese acuerdo se cumpla y la Ley General de Educación sea aprobada en los términos que fue acordada. Ahora, si hay indicaciones que no desvirtúan el acuerdo general y que puedan mejorar (el proyecto) y ser consensuadas, evidentemente que esas indicaciones deben ser consideradas en el Parlamento", afirmó el jefe de gabinete.

En la rueda de prensa que sostuvo antes de partir de vacaciones el próximo viernes, Pérez Yoma se encargó de resaltar que el Congreso tiene "el derecho de poder mejorar los proyectos", pero lo importante es que tome en cuenta aquellas indicaciones "que no desvirtúen el acuerdo, sino que más bien lo reafirmen".

La decisión de llevar adelante el texto consensuado con la oposición fue refrendada por el vocero de La Moneda, Francisco Vidal.

"La opinión del Gobierno y de la Presidenta es que ese acuerdo hay que firmarlo porque es un avance, porque deroga la ley de Pinochet, porque crea una nueva ley general, porque está la Superintendencia. Ahora, todo el avance que uno quisiera no, ¿saben por qué? Porque para cambiar una ley orgánica constitucional se requiere una mayoría de cuatro séptimos", afirmó.
Vidal agregó que "como el Gobierno no firma los proyectos ni vota con mano alzada ni voto ahí en la Cámara, le pide a sus parlamentarios que respeten el acuerdo, y si algunos parlamentarios dicen que no están de acuerdo con el acuerdo que firmaron ellos mismos (...), hay un punto en que uno tiene que hacerse responsable frente a la ciudadanía".

El portavoz de gobierno criticó a los legisladores que se oponen a aprobar el texto, asegurando que la "marca" de la Concertación ha sido "avanzar gradualmente, pero avanzar, y siempre nos hemos encontrado con gente que por quererlo todo, termina no moviéndose un milímetro".
En este punto insistió que a Chile "le iría peor si por quererlo todo terminamos en el mismo lugar que estábamos en 1990"




fuente: Radio Universidad de Chile



miércoles, 28 de mayo de 2008

Alejandro Romualdo


Escueta nota de El Comercio:

ÚLTIMO MINUTO
Hallan muerto al poeta Alejandro Romualdo

El poeta trujillano Alejandro Romualdo fue hallado muerto anoche en su domicilio de la primera cuadra de la calle Ernesto Plasencia, en San Isidro. El autor del poema "Canto Coral a Túpac Amaru II" vivía solo y habría fallecido hace varios días. Tenía 82 años.



otro medio dijo:

El director del Instituto de Medicina Legal (IML), Luis Bromley, informó que se viene practicando en la Morgue de Lima una necropsia al cadáver del poeta Alejandro Romualdo.


Estos estudios se realizan para saber las razones de su deceso, ya que su cuerpo fue encontrado sin vida esta madrugada en su casa del distrito de San Isidro. Bromley detalló que se están haciendo estudios biológicos, toxicológicos, hematopatológicos y antropológicos para identificar con certeza el motivo del fallecimiento. El galeno también adelantó que hoy se tendrán los resultados de los aspectos macroscópicos, pero los demás exámenes tienen un proceso técnico que demandan entre cinco a seis días. Calculó que para la tarde de hoy ya se podrá difundir algunas conclusiones preliminares.


Luis Bromley evitó hablar sobre los hematomas que familiares del poeta Romualdo aseguran haber visto en el cadáver, pues aún no terminan de realizar la necropsia.


Romualdo (Trujillo, 1,926) estudió literatura en la Universidad de San Marcos en 1946 y más tarde en la de Madrid. Ganó el Premio Nacional de Poesía en 1949. Además de escritor, fue periodista y dibujante. Fue uno de los más grandes representantes de la Generación del ’50 y entre sus poemas más conocidos es Canto Coral a Túpac Amaru.

CANTO CORAL A TÚPAC AMARU, QUE ES LA LIBERTAD



Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto
Micaela Bastidas






Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca
Lo volarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos,
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán
¡y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo
Lo golpearán:
¡y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpes de matanza
lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo podrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:
¡y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.
Y no podrán matarlo.






(De Edición Extraordinaria, 1958)

martes, 27 de mayo de 2008

Homenaje a Manuel Marulanda / Jaime Petras



Lo que hace tan importantes los logros de Marulanda son sus habilidades organizativas, su agudeza estratégica y sus intransigentes posiciones programáticas, basadas en el apoyo a las exigencias populares. Más que cualquier otro líder guerrillero, Marulanda, tenía una compenetración sin par con los pobres de las zonas campesinas, los sin tierra, los cultivadores indigentes y los refugiados rurales durante tres generaciones.

Tras empezar en 1964 con dos docenas de campesinos que habían huido de pueblos devastados por una ofensiva militar dirigida por USA, Marulanda construyó metódicamente un ejército guerrillero revolucionario sin contribuciones económicas o materiales extranjeras. Más que cualquier otro líder guerrillero, Marulanda fue un gran maestro político rural. Las extraordinarias dotes organizativas de Marulanda se fueron refinando a través de su íntima vinculación con el campesinado. Como había crecido en una familia de campesinos pobres, vivió entre ellos cultivando y organizándolos: hablaba su mismo lenguaje, se ocupaba de sus necesidades diarias más básicas y de sus esperanzas de futuro. De manera conceptual, pero también a través de la experiencia cotidiana, Marulanda realizó una serie de operaciones políticas y militares estratégicas basadas en su brillante conocimiento del terreno geográfico y humano. Desde 1964 hasta su muerte, Marulanda derrotó o eludió al menos siete importantes ofensivas militares financiadas con más de siete mil millones de dólares de ayuda militar usamericana, que incluía miles de “boinas verdes”, cuerpos especiales, mercenarios, más de 250.000 militares colombianos y 35.000 paramilitares integrados en escuadrones de la muerte.

A diferencia de Cuba o Nicarangua, Marulanda construyó una base masiva organizada y entrenó una dirigencia en gran parte rural; declaró abiertamente su programa socialista y nunca recibió apoyo político o material de los denominados “capitalistas progresistas”. A diferencia de los corruptos y codiciosos gánsteres de Batista y Somoza, que saqueaban y se retiraban bajo presión, el ejército de Colombia era un formidable aparato represor, altamente entrenado y disciplinado, reforzado además por homicidas escuadrones de la muerte. A diferencia de otros muchos famosos guerrilleros “de afiche”, Marulanda fue un auténtico desconocido entre los elegantes editores izquierdistas de Londres, los nostálgicos sesentaiochistas parisinos y los socialistas eruditos de Nueva Cork. Marulanda pasó su tiempo exclusivamente en la “Colombia profunda”; prefería conversar y enseñar a los campesinos y enterarse de sus quejas a conceder entrevistas a periodistas occidentales ávidos de aventura. En lugar de escribir manifiestos grandilocuentes y adoptar poses fotogénicas prefería la pedagogía popular de los desheredados, estable y poco romántica pero sumamente eficaz. Marulanda viajó desde valles prácticamente inaccesibles a cordilleras, desde selvas a llanuras, siempre organizando, luchando... reclutando y entrenando a nuevos líderes. Evitó presentarse en los “foros de debate del mundo” o seguir la ruta de los turistas izquierdistas internacionales. Nunca visitó una capital extranjera y cuentan que jamás puso los pies en Bogotá, la capital de la nación. Pero tenía un amplio y profundo conocimiento de las exigencias de los afrocolombianos costeños; de los indiocolombianos de las montañas y la selva; de las ansias de tierra de millones de campesinos desplazados; de los nombres y direcciones de los terratenientes maltratadores que brutalizaban y violaban a los campesinos y a sus familiares.

Durante las décadas de los sesenta, los setenta y los ochenta, numerosos movimientos guerrilleros se levantaron en armas, lucharon con mayor o menor capacidad y, luego, desaparecieron asesinados, derrotados (algunos incluso se convirtieron en colaboradores) o se integraron en los partos y repartos electorales. Poco numerosos, luchaban en nombre de inexistentes “ejércitos populares”; la mayoría eran intelectuales, más familiarizados con los discursos europeos que con la microhistoria, la cultura popular y las leyendas de los pueblos a los que trataban de organizar. Fueron aislados, rodeados y arrasados; dejaron quizá una herencia bien publicitada de sacrificio ejemplar, pero no cambiaron nada sobre el terreno.

Por el contrario, Marulanda encajó los mejores golpes de los presidentes contrainsurgentes de Washington y Bogotá y se los devolvió al cien por cien. Por cada pueblo arrasado, Marulanda reclutó a docenas de campesinos luchadores, enfurecidos y desamparados, y los entrenó con suma paciencia para que fuesen cuadros y comandantes. Más que cualquier ejército guerrillero, las FARC llegaron a ser un ejército de todo el pueblo: un tercio de los comandantes eran mujeres, más del setenta por ciento eran campesinos, si bien se les asociaron intelectuales y profesionales, que fueron entrenados por cuadros del movimiento.






Marulanda fue un hombre venerado por su estilo de vida excepcionalmente sencillo: compartió la lluvia torrencial bajo cubiertas de plástico. Millones de campesinos lo respetaban profundamente, pero nunca practicó el culto a la personalidad: era demasiado irreverente y modesto, prefería delegar las tareas importantes a una dirigencia colectiva, con mucha autonomía regional y flexibilidad táctica. Aceptó un amplio abanico de opiniones sobre tácticas, incluso si discrepaba profundamente de ellas. A principios de los ochenta, muchos cuadros y líderes decidieron probar la vía electoral, firmaron un “acuerdo de paz” con el presidente colombiano, crearon un partido - la Unión Patriótica - e hicieron elegir a numerosos alcaldes y diputados. Incluso obtuvieron cuantiosos votos en las elecciones presidenciales. Marulanda no se opuso públicamente al acuerdo, pero no abandonó las armas ni “bajó desde las montañas a la ciudad”. Mucho más lúcido que los profesionales y los sindicalistas que se postulaban en las elecciones, Marulanda comprendía al carácter extremadamente autoritario y brutal de la oligarquía y sus políticos. Sabía que los gobernantes de Colombia no aceptarían nunca una reforma agraria justa sólo porque unos “pocos campesinos analfabetos los derrotasen en las urnas”. En 1987, más de 5.000 miembros de la Unión Patriótica habían sido asesinados por los escuadrones de la muerte de la oligarquía, entre ellos tres candidatos a la presidencia, una docena de congresistas y mujeres y alcaldes y concejales. Los supervivientes huyeron a la selva y se reincorporaron a la lucha armada o se marcharon al exilio.

Marulanda era un maestro a la hora de romper los cercos y evitar las campañas de aniquilación, sobre todo las que diseñaron los mejores y más brillantes estrategas del centro de contrainsurgencia de los Cuerpos Especiales del US Fort Bragg y de la Escuela de las Américas. A finales de los noventa, las FARC habían ampliado su control a más de la mitad del país y bloqueaban autopistas y atacaban bases militares situadas a sólo 65 kilómetros de la capital. Muy debilitado, el entonces presidente Pastrana terminó por aceptar negociaciones serias de paz, en las que las FARC exigieron una zona desmilitarizada y un programa que incluía cambios estructurales básicos en el Estado, la economía y la sociedad.

A diferencia de las guerrillas centroamericanas, que cambiaron las armas por cargos electorales, antes de deponer las suyas Marulanda insistió en la redistribución de la tierra, en el desmantelamiento de los escuadrones de la muerte y en la destitución de los generales colombianos implicados en las masacres, en una economía mixta basada en buena medida en la nacionalización de los sectores económicos estratégicos y en la financiación a gran escala de los campesinos para el desarrollo de cosechas alternativas a la coca.

En Washington, el presidente Clinton asistía histérico a aquel espectáculo y se opuso a las negociaciones de paz, en especial al programa de reformas, así como a los debates públicos abiertos y a los foros de debate organizados por las FARC en la zona desmilitarizada, a los que asistía numerosa la sociedad civil colombiana.

La aceptación por parte de Marulanda del debate democrático, la desmilitarización y los cambios estructurales desenmascara la mentira de los socialdemócratas occidentales y latinoamericanos y de los universitarios de centroizquierda, que lo acusaron de “militarista”. Washington trató de repetir el proceso de paz centroamericano engatusando a los jefes de FARC con la promesa de cargos electorales y privilegios a cambio de que vendiesen a los campesinos y a los colombianos pobres.

Al mismo tiempo Clinton, con el apoyo de los dos partidos del Congreso, hizo aprobar un proyecto de ley de apropiación de dos mil millones de dólares para financiar el mayor y más sangriento programa de contrainsurgencia desde la guerra de Indochina, denominado “Plan Colombia”. El presidente Pastrana dio por terminado de forma abrupta el proceso de paz y envió soldados a la zona desmilitarizada para que capturasen a la cúpula de las FARC, pero cuando éstos llegaron, Marulanda y sus compañeros ya se habían ido de allí.

Desde el 2002 hasta ahora, las FARC han alternado los ataques ofensivos y las retiradas defensivas, en especial desde finales de 2006. Con una financiación sin precedentes y un apoyo tecnológico ultramoderno de USA, el nuevo presidente Álvaro Uribe - socio de narcotraficantes y organizador de escuadrones de la muerte - adoptó una política de tierra quemada para ensañarse con el campo colombiano. Entre su elección en 2002 y su reelección en 2006, más de 15.000 campesinos, sindicalistas, trabajadores de derechos humanos, periodistas y otros críticos fueron asesinados.

Regiones enteras del campo fueron vaciadas: de la misma manera que en la Operación Phoenix usamericana en Vietnam, se contaminó la tierra de cultivo con herbicidas tóxicos. Más de 250.000 soldados y sus compinches paramilitares de los escuadrones de la muerte diezmaron amplias zonas del campo colombiano controladas por las FARC. Helicópteros proporcionados por Washington bombardearon la selva en misiones de búsqueda y destrucción (que no tenían nada que ver con la producción de coca o con el envío de cocaína a USA).

Al destruir toda la oposición popular y las organizaciones campesinas y al desplazar a millones de colombianos, Uribe logró empujar a las FARC hacia regiones más remotas. Al igual que había hecho en el pasado, Marulanda asumió una estrategia de retirada táctica defensiva, abandonando territorio para proteger la capacidad de lucha de los guerrilleros en el futuro.

A diferencia de otros movimientos guerrilleros, las FARC no recibieron ningún apoyo material del exterior: Fidel Castro repudió públicamente la lucha armada y buscó lazos diplomáticos y comerciales con gobiernos de centroizquierda e incluso mejores relaciones con el brutal Uribe.

Después de 2001, la Casa Blanca de Bush etiquetó a las FARC de “organización terrorista”, presionando a Ecuador y Venezuela para que restringiesen los movimientos fronterizos de las FARC en busca de abastecimientos. El “centroderecha” de Colombia se dividió entre los que prestaban un “apoyo crítico” a la guerra total de Uribe contra las FARC y los que protestaban infructuosamente contra la represión.

Es difícil imaginar que un movimiento guerrillero pueda sobrevivir frente a una financiación tan masiva de la contrainsurgencia, un cuarto de millón de soldados armados por el imperio, millones de desplazados de sus tierras y un presidente psicópata vinculado directamente con una cadena de 35.000 miembros de escuadrones de la muerte. Sin embargo, sereno y resuelto, Marulanda dirigió la retirada táctica; la idea de negociar una capitulación nunca se le pasó por la mente, ni a él ni a la cúpula de las FARC.

Las FARC no tienen frontera contigua con un país que lo apoye, como Vietnam la tenía con China; tampoco goza, como Vietnam, del suministro de armas de la URSS ni del apoyo masivo internacional de los grupos occidentales de solidaridad, como los sadinistas.

Vivimos en una época en la que apoyar a los movimientos campesinos de liberación nacional no está “de moda”; en la que reconocer que el genio de líderes campesinos revolucionarios que construyen y mantienen la auténtica masa de los ejércitos populares es tabú en los pretenciosos, locuaces e impotentes Foros Sociales Mundiales, cuyo “mundo” excluye regularmente a los campesinos militantes y para los que “social” significa el constante intercambio de mensajes electrónicos entre fundaciones financiadas por ONG.

Es en este ambiente tan poco prometedor frente a las pírricas victorias de los presidentes de USA y Colombia donde podemos apreciar el genio político y la integridad personal de Manuel Marulanda, el más grande campesino revolucionario de América Latina. Su muerte no generará afiches o camisetas para estudiantes universitarios de clase media, pero vivirá eternamente en los corazones y las mentes de millones de campesinos de Colombia. Se le recordará siempre como “Tirofijo”, un ser de leyenda al que mataron una docena de veces y, a pesar de ello, regresó a los pueblos para compartir con los campesinos sus vidas sencillas. Tirofijo fue el único líder que era realmente “uno de ellos”, que durante medio siglo se enfrentó al aparato militar y mercenario yanqui y nunca fue capturado o derrotado.

Los desafió a todos en sus mansiones, sus palacios presidenciales, sus bases militares, sus cámaras de tortura y sus burguesas salas de redacción. Murió de muerte natural, después de sesenta años de lucha, en los brazos de sus queridos compañeros campesinos.

¡Tirofijo, presente!


*El sociólogo James Petras nació en Boston el 17 de enero de 1937, de padres griegos, originarios de la isla de Lesbos. Ha publicado más de sesenta libros de economía política y, en el terreno de la ficción, cuatro colecciones de cuentos.

Fuente: Rebelión

domingo, 18 de mayo de 2008

Gran Movilización en defensa del Campus y la Autonomía Universitaria
JUEVES 22 DE MAYO
A partir de las 10am
¡No a la mutilación del campus universitario!
¡No a la intervención policial!
¡Estudiar y luchar es deber estudiantil!

sábado, 10 de mayo de 2008

CONDENABLE INCURSIÓN POLICIAL EN SAN MARCOS

PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ - PATRIA ROJA
CONDENABLE INCURSIÓN POLICIAL EN SAN MARCOS
PRONUNCIAMIENTO


El día de ayer un contingente policial, al parecer con la complicidad del rector, realizó una incursión en la Universidad mayor de San Marcos, con el saldo de varios estudiantes heridos y detenidos.

Esto es un hecho grave que viola la autonomía universitaria y muestra las consecuencias de la criminalización de las protestas populares por parte del presente gobierno y de la paranoia del Presidente García que alienta abiertamente a la brutalidad de las fuerzas represivas, garantizándoles total impunidad.

Las protestas estudiantiles están motivadas por la falta de transparencia de las autoridades sanmarquinas y de los representantes de la Municipalidad de Lima en el caso de las obras de ampliación vial que se han puesto en marcha y que afectan al campus universitario. En lugar de atender a estos justos reclamos se opta por la represión y la intolerancia.

Estos hechos deben ser condenados por toda la ciudadanía y las instituciones políticas, académicas, gremiales, estudiantiles y culturales. No podemos permitir que se imponga un estado policiaco que se sustenta en el más primitivo macartismo y persecución a quienes reclaman justicia y piensan diferente al credo neoliberal.

Exigimos la inmediata libertad de todos los detenidos en Tumbes. La presión pública ha logrado la excarcelación de Melissa Patiño, pero se mantiene detenidos a los otros 6, no obstante que se trata del mismo caso y ha quedado demostrado que no se tiene ninguna prueba de los delitos que se les imputa.


¡ALTO A LA CRIMINALIZACIÓN DE LAS PROTESTAS POPULARES!

¡ABAJO LA REPRESIÓN Y EL MACARTISMO!


Perú, 09 de mayo del 2008

Buró Político del Comité Central

lunes, 5 de mayo de 2008

Mariátegui: La lucha Final

Hace un año vio la luz el boletin En la lucha y su edicion digital el blog En la lucha poco tiempo despues, es un esfuerzo que nos satisface por que creemos contribuir en algo a la lucha contra el capitalismo. Siempre con Mariátegui y con la ilusión de ser parte de la lucha final contra la injusticia participamos con nuestro granito de arena por acercar al proletariado a la toma del poder. No sin antes agradecer todas las visitas, les dejamos con el texto que nos inspirara.


JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI


LA LUCHA FINAL



I

Madeleine Marx, una de las mujeres de letras más inquietas y más modernas de la Francia contemporánea, ha reunido sus impresiones de Rusia en un libro que lleva este título C'est la lutte únale... La frase del canto de Eugenio Pottier adquiere un relieve histórico. "¡Es la lucha final!".

El proletario ruso saluda la revolución con este grito que es el grito ecuménico del proletario mundial. Grito multitudinario de combate y de esperanza que Madeleine Marx ha oído en las calles de Moscú y que yo he oído en las calles de Roma, de Milán, de Berlín, de París, de Viena y de Lima. Toda la emoción de una época está en él. Las muchedumbres revolucionarias creen librar la lucha final.

¿La libran verdaderamente? Para las escépticas criaturas del orden viejo esta lucha final es sólo una ilusión. Para los fervorosos combatientes del orden nuevo es una rea­lidad. Au dessus de la Melée, una nueva y sagaz filosofía de la historia nos propone otro concepto: ilusión y realidad. La lucha final de la estrofa de Eugenio Pottier es, al mismo tiempo, una realidad y una ilusión.

Se trata, efectivamente, de la lucha final de una época y de una clase. El progreso -o el proceso humano- se cumple por etapas. Por consiguiente, la humanidad tiene perennemente la necesidad de sentirse próxima a una meta. La meta de hoy no será seguramente la meta de mañana; pero, para la teoría humana en marcha, es la meta final. El mesiánico milenio no vendrá nunca. El hombre llega para partir de nuevo. No puede, sin embargo, prescindir de la creencia de que la nueva jornada es la jornada definitiva. Ninguna revolución prevé la revolución que vendrá después, aunque en la entraña porte su germen.- Para el hombre, como sujeto de la historia, no existe sino su propia y personal realidad. No le interesa la lucha abstractamente sino su lucha concretamente. El pro­letariado revolucionario, por ende, vive la realidad de una lucha final. La humanidad, en tanto, desde un punto de vista abstracto, vive la ilusión de una lucha final.



II


La revolución francesa tuvo la misma idea de su magnitud. Sus hombres creyeron también inaugurar una era nueva. La Convención quiso grabar para siempre en el tiempo, el comienzo del milenio republicano. Pensó que la era cristiana y el calendario gregoriano no podían contener a la república. El himno de la revolución saludó el alba de un nuevo día: le jour de gloire est arrivé. La república individualista y jacobina aparecía como el supremo desiderátum de la humanidad. La revolución se sentía definitiva e insuperable. Era la lucha final. La lucha final por la libertad, la igualdad y la fraternidad.

Menos de un siglo y medio ha bastado para que este mito envejezca. La Marsellesa ha dejado de ser un canto revolucionario. El "día de gloria" ha perdido su prestigio so­brenatural. Los propios fautores de la democracia se mues­tran desencantados de la prestancia del parlamento y del sufra­gio universal. Fermenta en el mundo otra revolución. Un régimen colectivista pugna por reemplazar al régimen indi­vidualista. Los revolucionarios del siglo veinte se aprestan a juzgar sumariamente la obra de los revolucionarios del siglo dieciocho.

La revolución proletaria es, sin embargo, una conse­cuencia de la revolución burguesa. La burguesía ha creado, en más de una centuria de vertiginosa acumulación capitalista, las condiciones espirituales y materiales de un orden nuevo. Dentro de la revolución francesa se anidaron las primeras ideas socialistas. Luego, el industrialismo organizó gradual­mente en sus usinas los ejércitos de la revolución. El proleta­riado, confundido antes con la burguesía en el estado llano, formuló entonces sus reivindicaciones de clase. El seno pingüe del bienestar capitalista alimentó el socialismo. El destino de la burguesía quiso que ésta abasteciese de ideas y de hombres a la revolución dirigida contra el poder.



III


La ilusión de la lucha final resulta, pues, una ilusión muy antigua y muy moderna. Cada dos, tres o más siglos, esta ilusión reaparece con distinto nombre. Y, como ahora, es siempre la realidad de una innumerable falange humana. Posee a los hombres para renovarlos. Es el motor de todos los pro­gresos. Es la estrella de todos los renacimientos. Cuando la gran ilusión tramonta es porque se ha creado ya una nueva realidad humana. Los hombres reposan entonces de su eterna inquietud. Se cierra un ciclo romántico y se abre el ciclo clásico. En el ciclo clásico se desarrolla, estiliza y degenera una forma que, realizada plenamente, no podrá contener en sí las nuevas fuerzas de la vida. Sólo en los casos en que su potencia creadora se enerva, la vida dormita, estancada, dentro de una forma rígida, decrépita, caduca. Pero estos éxtasis de los pueblos o de las sociedades no son ilimitados. La somnolienta laguna, la quieta palude, acaba por agitarse y desbordarse. La vida recupera entonces su energía y su impulso. La India, la China, la Turquía contemporáneas son un ejemplo vivo y actual de estos renacimientos. El mito revolucionario ha sacudido y ha reanimado, potentemente, a esos pueblos en colapso.


El Oriente se despierta para la acción. La ilusión ha renacido en su alma milenaria.



IV



El escepticismo se contentaba con contrastar la irrealidad de las grandes ilusiones humanas. El relativismo no se conforma con el mismo negativo e infecundo resultado. Empieza por enseñar que la realidad es una ilusión; pero concluye por re­conocer que la ilusión es, a su vez, una realidad. Niega que existan verdades absolutas; pero se da cuenta de que los hom­bres tienen que creer en sus verdades relativas como si fueran absolutas. Los hombres han menester de certidumbre. ¿Qué importa que la certidumbre de los hombres de hoy no sea la certidumbre de los hombres de mañana? Sin un mito loshombres no pueden vivir fecundamente. La filosofía relativista nos propone, por consiguiente, obedecer a la ley del mito.

Pirandello, relativista, ofrece el ejemplo adhiriéndose al fascismo. El fascismo seduce a Pirandello porque mientras la democracia se ha vuelto escéptica y nihilista, el fascismo representa una fe religiosa, fanática, en la jerarquía y la nación. (Pirandello, que es un pequeño-burgués siciliano, carece de aptitud psicológica para comprender y seguir el mito revolu­cionario.) El literato de exasperado escepticismo no ama en política la duda. Prefiere la afirmación violenta, categórica, apasionada, brutal. La muchedumbre, más aún que el filósofo escéptico, más aún que el filósofo relativista, no puede pres­cindir de un mito, no puede prescindir de una fe. No le es posible distinguir sutilmente su verdad de la verdad pretérita o futura. Para ella no existe sino la verdad. Verdad absoluta, única, eterna. Y, conforme a esta verdad, su lucha es, realmente, una lucha final.

El impulso vital del hombre responde a todas las inte­rrogaciones de la vida antes que la investigación filosófica. El hombre iletrado no se preocupa de la relatividad de su mito. No le sería dable siquiera comprenderla. Pero general­mente encuentra, mejor que el literato y que el filósofo, su propio camino. Puesto que debe actuar, actúa. Puesto que debe creer, cree. Puesto que debe combatir, combate. Nada sabe de la relativa insignificancia de su esfuerzo en el tiempo y en el espacio. Su instinto lo desvía de la duda estéril. No ambiciona más que lo que puede y debe ambicionar todo hombre: cumplir bien su jornada.




Mundial. Año V, N° 250. Lima, 20 marzo de 1925.
“El alma matinal”. Lima, Editorial Minerva, 1981. pp. 29-33.