sábado, 18 de febrero de 2012

Invierno (infierno) islámico

Héctor Béjar

En La lucha por el poder en Siria (IB Tauris Publishers, Londres, 2011), Nikolaos Van Dam, ex embajador de Holanda en Damasco, hace la historia de este régimen.

Musulmanes sunitas son la mayoría pero también hay alawis, drusos, ismailíes, griegos ortodoxos y cristianos. Grupos nacionales distintos: turcos, árabes, persas y kurdos. Diferentes comunidades religiosas, forma tribal de organización, diferentes identidades locales y regionales. Interferencia de Francia, Alemania, Inglaterra y Rusia.

Los colonialistas franceses alentaron las particularidades religiosas para prevenir el nacionalismo árabe. Reclutaron sus Tropas Especiales del Levante entre los alawis, drusos, kurdos y circasianos y despertaron el resentimiento de la mayoría sunita de la que desconfiaban. Con el agravante de que los ricos eran sunitas mientras los alawis eran las comunidades más pobres explotadas por ellos.
El Partido del Renacimiento Árabe Socialista Bath fue fundado en 1940 con base rural dirigida por jóvenes de clase media. Impregnado de las ideas europeas de la época, el Bath propiciaba un islamismo secular y un sistema socialista.

Al declararse la independencia en 1946, Siria era un Estado sin ser una nación. Otra vez fue organizada la fuerza armada teniendo como base las minorías étnicas y religiosas.
En 1963, los bathistas llegaron al poder por un golpe militar, pocos años después de la unificación con el Egipto de Gamal Abdel Nasser.

Entre 1976 y 1983, la Liga Árabe mantuvo una fuerza de intervención en Líbano integrada por veinticinco sirios.

Múltiples asesinatos contra los líderes bathistas alawis fueron cometidos por Hermanos Musulmanes extremistas, que acusaban a los bathistas de infieles. Treinta y dos cadetes de la escuela de artillería de Aleppo fueron asesinados y cincuenta y cuatro heridos por militares sunitas en 1979. En respuesta, quince Hermanos Musulmanes que estaban en prisión fueron ejecutados.
Siria vivió bajo la amenaza de una guerra civil como la de Líbano entre musulmanes ortodoxos y seculares, nacionalistas árabes y alawis. Miles de militantes del Bath fueron armados para prevenir cualquier sublevación.

En junio de 1980 intentaron asesinar al presidente Hafiz Al Asad. Quinientos cincuenta hermanos musulmanes prisioneros fueron asesinados en sus celdas. La reacción fue la formación de un frente de oposición. La ciudad de Hama fue convertida por los fundamentalistas en un fortín. Entre cinco mil y veinticinco mil personas murieron en la recuperación de Hama durante febrero de 1982. Se dijo: mejor un mes de Hama que quince años de guerra civil como en Líbano.
Siria ganó diez años de paz pero quedaron huellas imborrables de sangre. En 1992 Bashar Al Asad sucedió como presidente a Hafiz Al Asad. Los odios han vuelto a estallar manipulados por Occidente.

Aymán al Zawahirí, líder de Al Qaeda, ha llamado al pueblo y los musulmanes a derrocar a Bashar Asad. Los medios israelíes aseguran que los Estados Unidos y sus aliados iniciaron el traslado de tropas y equipo militar al Medio Oriente. Diez mil soldados norteamericanos han llegado a Israel.

Los informes acerca de mercenarios que están en Siria alarmaron al Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. Los periódicos israelíes, citando fuentes, informaron que unidades de Qatar y fuerzas especiales británicas se encuentran cerca a Homs asesorando a los rebeldes. El libreto de Libia ha empezado a cumplirse.

El periodico chino Zhenmin Zhibao, citando fuentes árabes, informó que Damasco ha pedido ayuda a Teherán. Según el experto orientalista ruso Vladímir Sazhin, el gobierno de Irán, por ser shiíta y enemigo de los sunís, es el único aliado de Siria en la región.

Si el régimen cae, será reemplazado por el fundamentalismo islámico, como sucedió en Túnez, Irak, Libia, Afganistán y está por pasar en Egipto. La primavera árabe es, en realidad, el invierno (infierno) de los regímenes laicos o seculares y la apoteosis de las corrientes más conservadoras del Islam aliadas de facto por el momento con los Estados Unidos. Acabando con los regímenes laicos o seculares en el mundo del Islam en su obsesión por cercar a Rusia, China e Irán, los occidentales están impulsando un retorno a la Edad Media en el mundo árabe.