lunes, 23 de marzo de 2009

La Republica: Crisis impacta en agroexportaciones

Menor volumen y precios a la baja afectan a Piura y Lambayeque. Las empresas se ven obligadas a reducir los precios para no perder mercado, pero también buscan nuevos destinos.



Jorge Chiroque y Rocío Maldonado.



Cuando estalló la crisis internacional los analistas coincidieron en señalar que su impacto se sentiría en la economía peruana recién a partir de este año, siendo el sector exportador uno de los más afectados. Las cifras oficiales lo confirman, ya que desde el primer mes del 2009 se observa una disminución tanto en volúmenes como en precios. (Ver infografía).

Los agroexportadores piuranos señalan que la crisis mundial ha provocado que los precios de exportación del café y cacao se reduzcan en 33%. En el caso del café orgánico, el cual antes se vendía en US$ 170 el quintal, hoy se ofrece a US$ 110 (-35%); en cambio el no orgánico bajó de US$ 155 a US$ 135 (-12%). Respecto al cacao, antes de la crisis se comercializaba en US$ 3,000 la tonelada y ahora se vende a US$ 2,000 (-33%).

Indicaron que también se ve afectada la exportación de banano orgánico en cuanto a precios, aunque la cantidad que se vende no disminuyó porque cuenta con un mercado fijo. Además, estiman que la producción de mango caiga en 45% en la próxima temporada.


Textil y confecciones

Mientras tanto, las exportaciones en el sector textil y confecciones, las de mayor valor agregado, experimentan una desaceleración en los últimos dos o tres meses lo cual trae como consecuencia una disminución en la demanda en los Estados Unidos y ciertas zonas de la Comunidad Europea.

El presidente de la Cámara de Comercio y Producción de Piura, Reynaldo Hilbck, sostuvo que esta crisis está perjudicando a los exportadores en el tema de los precios de venta porque se ven obligados a reducirlos a fin de no perder mercado. Argumentó que necesitan tener menores costos para ganar recursos económicos u obtener utilidades. “Como agroexportadores no podemos parar la producción y la única manera de hacerlo es con los costos de producción”, dijo.


Lambayeque


En el caso de la región Lambayeque, los envíos en el 2008 alcanzaron los US$ 270´838,534, lo que representó un crecimiento de 19.55% con relación al 2007, cuando se logró enviar diferentes productos por US$ 217’903,737.

Sin embargo, el inicio del presente año no ha sido tan alentador, ya que las exportaciones alcanzaron los US$ 11´320,285 frente a los US$ 15´857,953 del 2008 y los US$ 13´169,529 del 2007.

Para Daniel Hurtado de Mendoza Chau, coordinador de la Oficina de Promoción Empresarial de la Macro Región Noroeste de PromPerú, esta situación no es relevante y tampoco un indicador importante para preocuparse porque recién se inicia el año.


Nuevos mercados

Por ejemplo, mencionó que para hacer frente a la crisis, los agroexportadores están estudiando mercados para varios productos como el baby corn (maíz bebé), alubias (hortaliza parecida a las menestras), pimientos (en sus diferentes variedades), palta, uva, entre otros. Asimismo, dijo que los agricultores no pueden sembrar cualquier producto, sino que deben tener en cuenta el mercado antes de comenzar sus respectivas campañas.


Javier Diez Canseco: Acerca del triunfo del FMLN

El Salvador: de la guerrilla al gobierno *


Hace más de 17 años, el 1º de febrero de 1992, una Plaza Cívica donde no cabía un alfiler recibía a la Comandancia del FMLN, la guerrilla salvadoreña. Se firmó –en ceremonia a la que asistí– los Acuerdos de Paz negociados hasta las 12 am del 31 de diciembre de 1991 (terminaba la SG de la ONU de Pérez de Cuéllar) con anexos y precisiones suscritas en el Castillo de Chapultepec, en México, el 13 de enero del 92. Los principales comandantes guerrilleros caminaban a cara descubierta por el centro de San Salvador para hablarle a una enorme masa hambrienta de justicia y paz. Saludaron a algunos dirigentes latinoamericanos y hablaron las cabezas de las 5 organizaciones que conformaban el FMLN, entre ellos, el comandante de las FPL, “Leonel”, Salvador Sánchez Ceren, actual vicepresidente electo junto al presidente Funes.

Una trabajosa negociación había concluido luego de que, tanto el Pentágono y el régimen salvadoreño, por un lado, como la guerrilla, por otro, concluyeran que el conflicto no tenía salida militar sino política. Dos ofensivas en las que el FMLN había ocupado barrios centrales de la capital y la existencia de una gran red de fuerzas sociales organizadas habían sido expresión de fuerza contundente pero no suficiente. Concluían más de 20 años de guerra provocados por el abuso, el golpismo y el fraude de una derecha cavernícola que negaba los más elementales derechos políticos a la mayoría de salvadoreños. Dejó miles de muertos –incluyendo la inolvidable figura de Monseñor Romero, asesinado por los “paramilitares” de D’aubison, el fundador de ARENA–, aunque los graves problemas económicos, políticos y sociales que alentaron el conflicto quedaban –en gran parte– pendientes de resolución.
La negociación de paz se centró en variar las condiciones políticas y de derechos humanos en El Salvador. Permitió que el FMLN se convierta en un partido político para competir políticamente. Se apartó de las FFAA a cabezas comprometidas con delitos de lesa humanidad y se constituyó una nueva Policía Nacional Civil (con presencia de ex guerrilleros). Se abrió una fase de lucha política.

Se conquistaron algunas reformas en la Constitución, promulgadas por un Congreso de derecha, vinculadas a condiciones políticas. Este fue el centro de las negociaciones entre el FMLN y la derecha salvadoreña sustentada por el Pentágono (que gastó casi US$1 millón diarios en la guerra), no las reformas económicas y sociales que el FMLN aspiraba a alcanzar con su actividad política –ya no militar– futura. Tomó 17 años y 4 elecciones, desde ese febrero del 92, batallar contra sucesivos gobiernos de derecha –aglutinada bajo la dirección de ARENA– para que el FMLN ganara las elecciones el 15 de marzo. Se abre ahora el camino del cambio desde el gobierno de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Ceren, que toma posesión el 1º de junio.

Las elecciones batieron récord: unos 2’631,000 de votantes (el voto no es obligatorio). 63% de la población registrada contra un 54% de participantes en las elecciones parlamentarias y municipales de enero. El FMLN obtuvo un 51.5% de votos, superando por cerca de 70,000 votos al candidato de ARENA, el ex jefe de la Policía.

El triunfo fue precedido por una campaña sucia como ninguna y maniobras de fraude como negar el padrón electoral a los partidos. Una auditoría de la OEA descubrió más de 100,000 muertos no depurados y cantidades superiores de inscritos sin dirección física. Pero el día de la elección, múltiples hechos anunciaban la victoria del FMLN, incluyendo el voto de personeros de ARENA, en algunas mesas, por el FMLN. Al conocerse el conteo, decenas de miles de salvadoreños salieron a celebrar, mientras ni el candidato oficialista ni el gobierno hacían el elemental gesto de saludar abiertamente al triunfador. El aire se cortaba con un cuchillo.


Funes, presidente electo, se proclamó como tal y anunció que iniciará un gobierno para todos los salvadoreños, con transparencia y control ciudadano, buscando construir una sociedad de justicia y que atienda a los más pobres y afectados por la crisis. Mientras, en el campo de la derecha, el impacto de la derrota se dejaba sentir: demandas de renuncia a la dirección de ARENA, una saludable división entre empresarios decididos a boicotear a Funes y otros dispuestos a cooperar y a trabajar por el país, un proceso en el que los partidos de derecha y centro derecha aliados a la candidatura de ARENA comienzan a plantearse recuperar su independencia y terminar con la bota que los ha sometido por décadas, según afirman. Entre ellos, el Partido de Conciliación Nacional –fiel de la balanza en el nuevo Congreso a instalarse en unas semanas–, que busca intensamente relaciones con el FMLN que abriría paso a una nueva situación.

La principal base política de los halcones norteamericanos en Centroamérica se ha derrumbado. Ello implica un cambio geopolítico muy importante, más aún en época de crisis, en que las aventuras militaristas imperiales no pueden obviarse entre las alternativas posibles en su lucha por mercados y recursos naturales, por mantener o ampliar áreas de influencia. No hay duda: una nueva era está en curso en América Latina en medio de esta crisis que es, también, una extraordinaria oportunidad de cambio.


*Tomado de La Republica.com