EL PARAÍSO, Honduras (Agencias).— El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, ingresó brevemente a territorio hondureño en un gesto simbólico y luego retornó al lado nicaragüense, desde donde seguirá su esfuerzo para volver a su cargo.
Zelaya cruzó la línea divisoria desde el puesto nicaragüense de Las Manos, a donde regresó luego. “Temor no tengo, pero también tengo uso de la razón. Se puede producir violencia y no quiero ser la causa”, dijo a la cadena de televisión venezolana Telesur, al explicar las razones de su retorno. “Ellos están claros que no pueden gobernar con el pueblo en contra y un presidente exiliado... lo mejor es llegar a un entendimiento de respeto a la voluntad soberana del pueblo”, indicó a la CNN.
Zelaya, quien propuso al gobierno de facto y los militares iniciar un diálogo en territorio hondureño, cumplió así su anuncio de reingresar a Honduras. No pudo, sin embargo, llevar a buen término su intención de llegar a Tegucigalpa y retomar la Presidencia. Por su parte, el gobierno de facto de Roberto Micheletti tampoco cumplió su advertencia de arrestar a Zelaya al entrar al país.
Desde temprano, el gobierno de facto había preparado el escenario para la llegada de Mel: apostó al Ejército en la frontera con Nicaragua y ordenó un toque de queda de 18 horas en la zona, afectando a las provincias de El Paraíso, Choluteca y Olancho, además de Valle, que tiene frontera con El Salvador.
Los simpatizantes del líder defenestrado, que llegaron hasta la zona limítrofe para esperarlo, encontraron numerosos retenes militares y policiales en su camino. En algunos puntos se registraron disturbios y se reportaron dos personas con heridas de bala.
Además, en al menos dos oportunidades la policía dispersó con gases a un grupo de zelayistas en El Paraíso, donde un nutrido contingente de policías formó una barrera y lugar que Zelaya propuso para entablar las negociaciones.
Reprueban decisión
La pretensión de Zelaya de regresar por su cuenta también recibió críticas internacionales. La secretaria estadounidense de Estado Hillary Clinton calificó a Zelaya de “imprudente”, en tanto el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, dijo que el líder debe volver, “pero no así”, sino pacíficamente. De igual forma, el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que ha mediado en el conflicto, dijo que ese “no es el camino para logar la reconciliación”.
En un comunicado leído por la vicecanciller de facto Marta Alvarado, el gobierno responsabilizó a Zelaya y a los presidentes de Nicaragua y Venezuela “por el irrespeto a la vida humana y las consecuencias que puedan derivarse” con la decisión del mandatario depuesto de cruzar a territorio hondureño.
Antes de llegar a la frontera, Zelaya había declarado a emisoras colombianas que no buscaba desencadenar una guerra civil con su retorno al país. Además, precisó que “con conocimiento de causa” podía afirmar que el gobierno de Barack Obama “ha apoyado la democracia y ha condenado fuertemente este golpe de Estado, no así otras fuerzas que hay en EU, que es un país de conflictos, de controversias internas, con una derecha extrema sumamente reaccionaria”.
Por su parte, el ministro de Defensa del gobierno de facto, Adolfo Sevilla, comentó a Radio Caracol que Zelaya debía esperar hasta después de las elecciones de noviembre para volver al país “por la puerta grande”.
En este contexto, Estados Unidos renovó su alerta de viaje para Honduras, en la que recomienda a sus ciudadanos que eviten visitar ese país, a no ser que sea necesario, por la profunda crisis que vive la nación centroamericana. Un vocero del Departamento de Estado dijo ayer que Zelaya prevé estar el martes de nuevo en Washington para “más conversaciones” sobre su situación.