lunes, 1 de junio de 2009

Partha Chatterjee

"No hay otra alternativa que la de participar en la economía global"









Intelectual de prestigio mundial es profesor de Ciencias Políticas en el Centro para Estudios en Ciencia Social de Calcuta y profesor de Antropología en la Universidad de Columbia, en Nueva York (EE.UU.). Es miembro fundador de la influyente corriente de pensamiento llamada Estudios Subalternos.








Las sociedades postcoloniales afrontan conflictos entre las clases hegemónicas y otras subalternas. ¿Permanecen invariables estos roles a lo largo del tiempo?

Mientras todas las sociedades postcoloniales permanezcan divididas en clases, existirá un conflicto entre las clases dominantes y las subalternas. Pero no es verdad que la composición de estas siga siendo la misma en todos lados. En algunos países, puede darse el caso de que los mismos grupos regionales o étnicos, a veces incluso las mismas familias han sido los dominantes durante siglos, al menos desde los tiempos coloniales. Pero en algunas sociedades poscoloniales, ha habido muchos cambios en la composición de las clases dominantes durante las últimas tres o cuatro décadas. En el sureste asiático, India y China, las nuevas condiciones globalizadas de las finanzas y el comercio han hecho que nuevos grupos de empresarios se sumen a las filas de las élites de los negocios y se ha creado una nueva clase media.




Ahí donde prevalecen las diferencias sociales, ¿cuán difícil es asegurar una gobernabilidad?

La situación es diferente en los distintos países postcoloniales. En algunos, a pesar de los numerosos conflictos, se ha creado un proceso político donde diversas demandas pueden ser negociadas y los beneficios distribuidos con algo de justicia sin un alto nivel de violencia. Estos sistemas democráticos muchas veces se perciben muy caóticos y su proceso de toma de decisiones parece muy lento y lleno de compromisos. Pero los conflictos sociales no entran en erupción en violencia y guerra civil.




Pero sí generan problemas de gobernabilidad

Sí, en los países postcoloniales las élites hegemónicas han caído en la tentación de deshacerse de estos lentos e incómodos sistemas democráticos y de intentar lograr un orden y crecimiento rápido bajo dominio autoritario. No obstante, los resultados previstos casi nunca se alcanzan porque el dominio autoritario conduce con frecuencia a la resistencia violenta, al malestar civil y la inestabilidad política. Los gobiernos democráticos o autoritarios postcoloniales han tenido que encontrar nuevas técnicas de la acción política y nuevas formas de legitimidad que no eran parte de la historia política de Europa y Norteamérica.




¿Es difícil construir un concepto de ciudadanía en sociedades postcoloniales?

Las antiguas nociones de ciudadanía desarrolladas en Europa y Norteamérica en los siglos XIX y XX no funcionaron siempre para Asia, África y Latinoamérica. La principal razón es que en los primeros países las condiciones sociales de igualdad se desarrollaron antes que los derechos formales de la ciudadanía se extendieran a todos. En Estados Unidos, los afroamericanos no tuvieron derechos civiles hasta los años sesenta. En los países postcoloniales, los derechos políticos formales de igualdad ciudadana han tenido que ser otorgados antes de que las instituciones y las prácticas de igualdad entre los miembros de una sociedad estén completamente instaladas.




¿Se puede hablar de ciudadanía en estos casos?

En la mayoría de estos países existe una brecha enorme entre la ciudadanía formal y los derechos efectivos en la realidad. Grandes sectores de la población pueden tener derechos formales, como el derecho a votar, pero no tener un real acceso al amparo de la ley o la participación en el gobierno. Así la cuestión de la ciudadanía se torna complicada. Además el problema de la ciudadanía ha retornado en una nueva forma: la condición incierta de millones de nuevos inmigrantes ha introducido un típico problema postcolonial en el corazón de la democracia occidental. Su solución no será sencilla.


¿Es posible que las sociedades postcoloniales alcancen una autonomía con relación a sus metrópolis?

En los años setenta se creía que las sociedades postcoloniales podrían crear un orden mundial alternativo y romper la dominación de los poderes capitalistas de la metrópoli. Pero no ocurrió. Por el contrario, las nuevas condiciones de las finanzas y el comercio globales han erosionado los poderes soberanos de las naciones postcoloniales. La antigua opción de proteger la economía doméstica contra el capital extranjero y la del desarrollo de una economía industrial independiente ya no es viable. Incluso China, que tuvo la mejor oportunidad de llevar esto a cabo, ha abandonado ese camino para integrar su economía dentro del orden global.




¿Qué debe hacerse?

Para los países postcoloniales no hay otra alternativa que la de participar en la economía mundial, pero se necesita encontrar maneras de proteger al país de los peligrosos efectos de la globalización. Existe la posibilidad de hacer alianzas entre países postcoloniales para combatir la dominación de los poderes metropolitanos en la economía internacional y en las instituciones políticas. En este sentido, China, India y Brasil, tres de las más grandes economías emergentes, han tenido iniciativas para trabajar juntos en los foros económicos mundiales. No creo que la opción del aislamiento completo de la economía global, a la manera de Corea del Norte, sea beneficiosa para la gente de un país.




Usted ha trabajado mucho el concepto de nacionalismo. ¿Este concepto se usa como pretexto para manipular al electorado?

Hay un viejo dicho que reza que el nacionalismo es el último refugio de los sinvergüenzas. Los políticos inescrupulosos han usado a menudo el nacionalismo para generar apoyo para ellos mismos. Hablan acerca de amenazas a la nación y dirigen los miedos y ansiedades de la gente contra los outsiders. Esta táctica, sin embargo, sólo funciona durante un tiempo y con algunos políticos. Por ello, es probable que no sea el nacionalismo por sí solo, sino la combinación con otros elementos, lo que permite a los políticos usar este concepto para manipular a los votantes.




¿Está condenado a desaparecer como ideología, producto de la globalización?

Se dice a menudo que la globalización ha vuelto al nacionalismo una ideología obsoleta, con lo cual no estoy de acuerdo. Por el contrario, ha habido una oleada del nacionalismo movilizada por la administración de Bush en los Estados Unidos para apoyar sus guerras agresivas. De igual manera, es el nacionalismo lo que está conduciendo la insurrección en Iraq o el desafío de Irán. Si necesario o no, no parece que el nacionalismo se irá pronto.


¿Son el nacionalismo y la intolerancia dos caras de la misma moneda?

No necesariamente. Creo que es muy posible que haya un nacionalismo que sea tolerante con grandes diversidades y diferencias al interior de una nación. De igual manera, es posible que no sea agresivo hacia otros países. Claramente esto necesita específicas condiciones históricas e institucionales así como liderazgo político y cultural. Algunos grupos dominantes son más ansiosos y temerosos de su poder y por tanto están preocupados en mantener un fuerte sentido de identidad que sea intolerante con la diferencia.




¿Cómo ha funcionado el nacionalismo en la India? ¿Ha sido la causa de conflictos?

Soy conocido como un crítico del nacionalismo indio e incluso he sido atacado por mis puntos de vista. He enfatizado las maneras en que el nacionalismo en India se ha vuelto un instrumento en las manos de las élites dominantes. He criticado duramente la supresión de las voces de las minorías y los marginados que han producido muchas áreas de conflicto y violencia. Sin embargo, no puedo negar que, comparado con muchos países postcoloniales, India ha sabido mantener la unidad política y la estabilidad por más de cincuenta años en un sistema ampliamente democrático. Incluso a pesar de que sigue siendo inmensamente pobre, ha logrado construir una base sólida para una moderna educación científica y humanista; y ha creado una cultura moderna absolutamente única del arte, la performance y el consumo. Piense en el cine, música o fábricas indias: son modernas, enormemente populares y fácilmente reconocibles. El proyecto del nacionalismo ha sido una fuerza muy poderosa y creativa en todos de estos logros.




Publicado en: Punto.edu año 2 No. 44












[La intelectualidad se presta a concebir nuevas categorías que disfracen la dominación colonial de los países imperialistas, recuérdese que la "neo colonialidad" también intentó explicar "científicamente" el proceso de explotación y dominación de los países imperialistas. Sin embargo, es bueno que se inicie el debate, porque a pesar de los novedosos y flamantes analistas, el viejo Carlos Marx seguirá exponiendo sus ideas revolucionarias para cambiar el mundo de faz.]