domingo, 10 de octubre de 2010

Lenin: ENSEÑANZAS DE LA COMUNA *

Después del golpe de Estado que puso fin a la revolución de 1848, Francia cayó durante dieciocho años bajo el yugo del régimen napoleónico, que llevó al país no sólo a la ruina económica, sino también a una humillación nacional. Al sublevarse contra el viejo régimen, el proletariado asumió dos tareas, una nacional y la otra de clase: liberar a Francia de la invasión alemana y liberar del capitalismo a los obreros mediante el socialismo. Esta combinación de las dos tareas constituye el rasgo más peculiar de la Comuna.

La burguesía formó entonces el “gobierno de la defensa nacional”, bajo cuya dirección tenía que luchar el proletariado por la independencia de toda la nación. Se trataba, en realidad, de un gobierno “de traición nacional”, el cual consideraba que sumisión consistía en luchar contra el proletariado parisiense. Pero el proletariado, cegado por las ilusiones patrióticas, no se daba cuenta de ello. La idea patriótica arrancaba de la Gran Revolución del siglo XVIII; esta idea se adueñó de las mentes delos socialistas de la Comuna; y Blanqui, por ejemplo, que era sin duda alguna un revolucionario un ferviente partidario del socialismo, no halló para su periódico mejor título que el angustioso grito burgués: “¡La patria en peligro!”

La conjugación de estas tareas contradictorias -el patriotismo y el socialismo- constituyó el error fatal de los socialistas franceses. En el Manifiesto que la Internacional lanzó en septiembre de 1870, Marx puso ya en guardia al proletariado francés contra el peligro de dejarse llevar del entusiasmo por una falsa idea nacional1. Profundos cambios se habían operado desde los tiempos de la Gran Revolución; las contradicciones de clase se habían agudizado, y si entonces la lucha contra la reacción de toda Europa agrupaba a toda la nación revolucionaria, ahora el proletariado ya no podía unir sus intereses a los de las otras clases, que le eran hostiles; la burguesía debía cargar con la responsabilidad de la humillación nacional; la misión del proletariado era luchar por la emancipación socialista del trabajo sometido al yugo de la burguesía.

En efecto, no tardó en verse el trasfondo verdadero del “patriotismo” burgués. Después de concertar una paz vergonzosa con los prusianos, el gobierno de Versalles procedió a cumplir su tarea directa y la emprendió con el armamento -terrorífico para él- del proletariado parisiense. Los obreros respondieron proclamando la Comuna y declarando la guerra civil.

A pesar de que el proletariado socialista estaba dividido en numerosas sectas, la Comuna fue un ejemplo brillante de cómo el proletariado sabe cumplir unánime las tareas democráticas, que la burguesía sólo sabía proclamar. Sin ninguna legislación complicada, con toda sencillez, el proletariado, que había conquistado el poder, llevó a cabo la democratización del régimen social, suprimió la burocracia y estableció la elección delos funcionarios por el pueblo.

Pero dos errores malograron los frutos de la brillante victoria. El proletariado se detuvo a mitad de camino: en lugar de comenzar la “expropiación de los expropiadores”, se puso a soñar con la entronización de la justicia suprema en un país unificado por una tarea común a toda la nación; no se apoderó de instituciones como, por ejemplo, el banco; las teorías de los proudhonistas2 del “justo cambio”, etc., dominaban aún entre los socialistas. El segundo error consistió en la excesiva magnanimidad del proletariado: en lugar de exterminar a sus enemigos, que era lo que debía haber hecho, trató de influir en la moral de ellos, menospreció la importancia que en la guerra civil tienen las acciones puramente militares y, en vez de coronar su victoria en París con una ofensiva resuelta sobre Versalles, se demoró y dio tiempo al gobierno versallés de reunir las fuerzas tenebrosas y preparase para la semana sangrienta de mayo.

Mas, pese a todos sus errores, la Comuna constituye un magno ejemplo del más importante movimiento proletario del siglo XIX. Marx concedió un gran valor al alcance histórico de la Comuna: si cuando la pandilla de Versalles emprendió la traicionera tentativa de apoderarse delas armas del proletariado parisiense, los obreros se las hubiesen dejado arrebatar sin lucha, la funesta desmoralización que semejante debilidad hubiera sembrado en las filas del movimiento proletario habría sido muchísimo más grave que el daño ocasionado por las pérdidas que sufrió la clase obrera en el combate por la defensa de sus armas3. Por grandes que hayan sido las pérdidas de la Comuna, la significación de ésta para la lucha general del proletariado las ha compensado: la Comuna puso en conmoción el movimiento socialista de Europa, mostró la fuerza de la guerra civil, disipó las ilusiones patrióticas y acabó con la fe ingenua en los anhelos nacionales de la burguesía. La Comuna enseñó al proletariado europeo a plantear en forma concreta las tareas dela revolución socialista.

El proletariado no olvidará la lección recibida. La clase obrera la aprovechará, como ya la aprovechó en Rusia durante la insurrección de diciembre.

La época que precedió a la revolución rusa y la preparó tiene cierta semejanza con la del yugo napoleónico en Francia. También en Rusia la camarilla autocrática llevó el país a los horrores dela ruina económica y de la humillación nacional. Pero la revolución no pudo estallar durante mucho tiempo, hasta que el desarrollo social creó las condiciones precisas para un movimiento de masas. Pese a todo su heroísmo, los ataques aislados al gobierno durante el período prerrevolucionario se estrellaban contra la indiferencia de las masas populares. Tan sólo la socialdemocracia, con un trabajo perseverante y metódico, logró educar a las masas hasta hacerlas llegar a las formas superiores de lucha: las acciones de masas y la guerra civil con las armas en la mano.

La socialdemocracia supo acabar con los errores “nacionales” y “patrióticos” del joven proletariado y, cuando se logró arrancar al zar el manifiesto del17 de octubre4, en lo que ella participó directamente, el proletariado comenzó a prepararse con energía para la siguiente e inevitable etapa de la revolución: la insurrección armada. Libre de las ilusiones “nacionales”, fue concentrando sus fuerzas de clase en sus organizaciones de masas: los Soviets de diputados obreros y soldados, etc. Y pese a la gran diferencia que había entre los objetivos y las tareas de la revolución rusa y los dela francesa de 1871, el proletariado ruso hubo de recurrir al mismo método de lucha que la Comuna de París fue la primera en utilizar: la guerra civil. Teniendo presentes sus enseñanzas, sabía que el proletariado no debe desdeñar los medios pacíficos de lucha, que sirven a sus intereses corrientes de cada día y son indispensables en el período preparatorio de las revoluciones. Pero el proletariado jamás debe olvidar que, en determinadas condiciones, la lucha de clases adopta la forma de lucha armada y de guerra civil; hay momentos en que los intereses del proletariado exigen un exterminio implacable de los enemigos en combates al descubierto. El proletariado francés lo demostró por primera vez en la Comuna, y el proletariado ruso le dio una brillante confirmación en el alzamiento de diciembre.

No importa que estas dos magnas insurrecciones de la clase obrera fueran aplastadas. Vendrá una nueva insurrección ante la cual serán las fuerzas delos enemigos del proletariado las que flojeen. Esa insurrección dará la victoria completa al proletariado socialista.

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notas

* El artículo Enseñanzas de la Comuna, publicado en el número 2 de Zagraníchnaya Gazeta del 23 de marzo de 1908, es el acta taquigráfica de un informe pronunciado por Lenin. Al publicado, la redacción del periódico dio la siguiente aclaración: "El 18 de marzo se celebró en Ginebra un mitin internacional en conmemoración de tres aniversarios del proletariado: el veinticinco de la muerte de Marx, el sesenta de la revolución de marzo de 1848 y el treinta y siete de la Comuna de París. En nombre del POSDR habló el camarada Lenin, que trató de la importancia de la Comuna". "Zagraníchnaya Gazeta" ("Gaceta del Extranjero"): periódico del grupo de emigrados rusos en Ginebra; apareció en marzo y abril de 1908.

1 Véase C. Marx. Segundo llamamiento del Consejo General de la Asociación Internacional de losTrabajadores sobre la guerra franco-Prusiana.

2 Proudhonismo: corriente del socialismo pequeñoburgués hostil al marxismo, a la que se dio el nombre de su ideólogo, el anarquista francés Pedro José Proudhon. Proudhon criticaba duramente el capitalismo, pero no veía la salida en la destrucción del modo capitalista de producción que engendra ineluctablemente la miseria, la desigualdad y la explotación de los trabajadores, sino en "perfeccionar" el capitalismo y eliminar sus defectos y abusos mediante una serie de reformas. Proudhon soñaba con eternizar la pequeña propiedad privada, proponía organizar un "banco del pueblo" y un "banco de cambio", con ayuda de los cuales podrían los obreros, según él, adquirir medios de producción propios, hacerse artesanos y asegurar la venta "equitativa" de sus productos. No comprendía la misión histórica del proletariado, adoptaba una actitud negativa ante la lucha de clases, la revolución proletaria y la dictadura del proletariado y negaba con criterio anarquista la necesidad del Estado. Marx y Engels llevaban una lucha consecuente contra las tentativas de Proudhon de imponer sus opiniones la I Internacional. La enérgica lucha de Marx, Engels y sus partidarios contra el proudhonismo en la I Internacional acabó en la victoria completa del marxismo.

3 Véase el juicio que Marx emitió de la Comuna de París, como predecesora de la nueva sociedad, en el trabajo La guerra civil en Francia y en las cartas a L. Kugelmann del 12 y el 17 de abril de 1871.

4 El 17 (30) de octubre de 1905, durante las jornadas de máximo ascenso de la huelga política de octubre en toda Rusia, se promulgó el manifiesto del zar que prometía las "libertades civiles" y una Duma "legislativa". El manifiesto fue una maniobra política de la autocracia cuyo sentido estribaba en ganar tiempo, dividir las fuerzas revolucionarias, frustrar la huelga y aplastar la revolución. Los bolcheviques desenmascararon el contenido verdadero del manifiesto. El 18 (31) de octubre de 1905, el CC del POSDR lanzó un llamamiento "¡Al pueblo ruso!", en el que explicaba toda la falsedad del manifiesto del zar y exhortaba a proseguir la lucha.