domingo, 6 de julio de 2008

PARO CÍVICO – POPULAR 9 de julio


EL PARO VA Y ES CÍVICO – POPULAR
Por Oscar Felipe Ventura



Bajo el lema ¡Basta de hambre, represión, entreguismo y corrupción! y ¡Por un Perú soberano con justicia social!, La Coordinadora Política Social - de la que forma parte la CGTP y otras centrales - ha convocado al Paro Nacional para el miércoles 9 de julio. Hay razones suficientes para esta medida de lucha. Por más que el gobierno la declare ilegal, la protesta goza de legitimidad. Y es que cansados de promesas incumplidas y agobiados por sus necesidades, miles de hombres y mujeres se lanzan a las calles. Cinco son los ejes centrales de la plataforma de lucha:

1) Rechazo al alza del costo de vida y de los combustibles;

2) En defensa de la soberanía nacional, los recursos naturales, el medio ambiente, la integridad territorial y el patrimonio cultural;

3) Contra la política represiva del régimen, la corrupción e impunidad;

4) Solución a las demandas laborales y sociales;

5) solución a las demandas regionales, locales, campesinas, indígenas y agrarias.


Cada uno de estos ejes contienen reivindicaciones específicas; por ejemplo el primer eje abarca los siguientes puntos:

a) Abajo el costo de vida. Aumento del Salario Mínimo Vital y aumento general de sueldos, salarios y pensiones;

b) Mayor presupuesto para salud, educación y programas alimentarios del vaso de leche y comedores populares;

c) Políticas de promoción integral para mypes, trabajadores autoempleados y comercio popular; d) Eliminación del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) sobre los combustibles;

e) No a la exportación del gas natural. Uso masivo del gas natural peruano en el transporte, la industria y los hogares.

Además, cada región tiene reivindicaciones propias.



El Paro Nacional es de carácter cívico y popular, porque va más allá del aspecto estrictamente gremial. Comprende a todos los sectores sociales que sufren las consecuencias del modelo económico neoliberal: trabajadores del campo y la ciudad, comités vecinales, amas de casa, estudiantes, organizaciones juveniles, comerciantes, organizaciones de mujeres, transportistas, trabajadores de mercados, pequeños y medianos empresarios, organizaciones agrarias, colegios profesionales, rondas campesinas y urbanas y por supuesto los partidos políticos del campo popular. Debe significar la expresión de protesta de la civilidad a través de su participación en las movilizaciones respectivas. Todo esto bajo el criterio de la unidad más amplia en torno a la plataforma de lucha. Corresponde a los Frentes de Defensa de los Intereses del Pueblo asumir su rol centralizador.


El pueblo se alza a la lucha y bien que lo haga. Es una lucha justa aunque traten de desacreditarla para legitimar represiones. Ya suman varios los muertos y las medidas autoritarias, en nombre del orden y autoridad, empiezan a mostrar las garras. La democracia no es solo votos; es también el reconocimiento del pueblo a defender sus derechos, su dignidad, su voluntad de cambiar las cosas en un país donde los privilegios son para pocos y las instituciones del Estado se caen a pedazos manchados por la corrupción y la ineficacia. Las maniobras divisionistas del gobierno no tendrán éxito. El pueblo responderá en las calles.


Maestro Horacio Zeballos


Cuestión de amor y buen humor



Cuestión de amor y buen humor


Tomás Borge*


Se puede ser revolucionario y no tener sentido del humor?

¿Se puede ser revolucionario y ser cómplice del aburrimiento?

En algún país y durante algún tiempo –mientras duró el socialismo real –los burócratas extraviaron el sentido del humor, detestaron las metáforas atrevidas y las osadías surrealistas. Se declararon fanáticos del martillo y los tractores. Fueron enemigos de las cinturas estrechas, de los labios carnosos, de los pectorales atléticos y de los amaneceres. A eso le llamaron realismo socialista.

En la antigua Checoslovaquia desconocieron la existencia de Kafka –lo cual era kafkiano– y expulsaron del partido a Milan Kundera. En los países socialistas se escribían poemas grises, aburridos y tristes. Con esos ladridos era imposible la supervivencia. Esta fue una de las razones por las que se desplomaron la URSS y el muro de Berlín.

El autentico revolucionario sabe reírse y hacer reír a quienes lo rodean. El auténtico revolucionario está obligado a soportar las calumnias de “La Ventana Indiscreta” sin perder los estribos. El auténtico revolucionario no entra en pánico cuando recibe ataques de los envenenados, de los pequeños. El auténtico revolucionario ama la música y los paisajes calientes.

El auténtico revolucionario no le teme a la CIA, a los cuerpos de paz, a las encíclicas, al peligro, al riesgo de la muerte y a la alegría de la vida.

El auténtico revolucionario se identifica con los pobres a cada hora, a cada minuto de su día. Ni justifica, bajo ninguna circunstancia, el hambre, la mortandad infantil, la miseria en el campo, los TLCs, las bases militares extranjeras, los poemas malos y la desigualdad entre las mujeres y los hombres.

El auténtico revolucionario se conmueve cuando se acerca a la penuria ajena, a la torpeza de alguno, a la tristeza de los demás. Siente en carne propia el escalofrío de la ternura y la luz de la belleza.

Un auténtico revolucionario es solidario hasta la consumación de los siglos. Tiene la virtud de no hacer concesiones a las mentiras malditas, a las verdades a medias, a la crítica perversa. El auténtico revolucionario no le cree una palabra a la SIP, al Departamento de Estado ni a la CNN.

El auténtico revolucionario es buen padre, buen amante, fiel a su familia y a sus amigos, es fanático de la lealtad y de la transparencia, ama a la justicia como si fuera el primero y el último amor de su vida.

El auténtico revolucionario es capaz de renunciar a sí mismo y no acepta ser ciudadano de la torre de Babel. Se inscribe en la república de la unidad, considerándola la única tabla de salvación, la garantía de la victoria. Las ambiciones personales son consideradas por un revolucionario como algo repugnante, mezquino e inaceptable.

Es definitivo: el revolucionario ama a su patria, a todas las patrias, al género humano. Ser revolucionario es alegre y honroso.

Dejó de estar de moda ser necio, malvado, aburrido, es decir ser reaccionario y de derecha.




* Embajador de Nicaragua en el Perú.




La primera,Lima, 04 de Junio del 2008