miércoles, 30 de mayo de 2007

El Militante Modelo





EN MEMORIA DEL CAMARADA G. TELIA[1]
J. V. STALIN¨


Se ha hecho costumbre en los círculos de nuestro Partido el elogio desmesurado de los camaradas fallecidos. Las notas necrológicas de hoy día se distinguen porque en ellas se silencia las debilidades y se exageran las virtudes. Esta no es, naturalmente, una costumbre razonable, y nosotros no queremos seguirla. Queremos decir acerca del camarada G. Telia solamente la verdad, queremos dar a conocer al lector a G. Telia tal como era. Y la realidad nos dice que el camarada G. Telia, como obrero de vanguardia y como militante responsable, fue hasta el fin un hombre sin tacha y de un valor inapreciable para el Partido. Lo que más distingue al Partido Socialdemócrata—el afán de saber, la independencia, el progreso continuo, la firmeza, el amor al trabajo, la fuerza moral—, todo eso lo reunía el camarada Telia. Telia encarnaba los mejores rasgos del proletario. Esto no es una exageración; su breve biografía nos lo demostrará en seguida.

El camarada Telia no figuraba entre los «sabios». Con su propio esfuerzo aprendió las primeras letras y se hizo un hombre consciente. Cuando se marchó de Chagani (Telia-había nacido en el pueblo de Chagani, comarca de Kutaís), entró a servir como doméstico en una casa particular de Tiflís. Allí aprendió a hablar el ruso y se apasionó por la lectura. Pronto se cansó de ser criado y entró a trabajar en la sección de carpintería de los talleres ferroviarios. Estos talleres desempeñaron un gran papel en la vida del camarada Telia. Fueron su escuela: en ellos se hizo socialdemócrata, en ellos se templó y llegó a ser un luchador firme, en ellos se destacó como un obrero capaz y consciente.

En 1900-1901 Telia ya se destacaba entre los obreros avanzados como un digno dirigente. A partir de la manifestación de 1901 en Tiflís[2], el camarada Telia ya no conoció el reposo. Todo su tiempo libre lo entregaba a una propaganda fervorosa, a la creación de organizaciones, a la participación en asambleas de responsabilidad, a una labor tenaz para adquirir una formación socialista. La policía le perseguía, le buscaba «linterna en mano», pero todo eso no hacía más que redoblar su energía y su afán de luchar. El camarada Telia fue el alma de la manifestación de 1903 (en Tiflís)[3]. A pesar de que la policía iba tras él, pisándole los talones, enarboló la bandera y pronunció un discurso. Después de esta manifestación, Telia pasó ya a la clandestinidad más absoluta. A partir de 1903, comenzó a «viajar», cumpliendo comisiones de la organización, por diferentes ciudades de la Transcaucasia. En ese mismo año se dirigió a Batum por encargo de la organización, con el fin de montar una imprenta clandestina. Pero en la estación de Batum lo detuvieron con los accesorios para dicha imprenta, y al poco lo trasladaban a la cárcel de Kutaís. Desde ese momento empezó un nuevo período en su «agitada» vida. El año y medio de reclu­sión no pasó en vano para Telia. La cárcel fue su segunda escuela. Un estudio continuo, la lectura de obras socialistas y la participación en las discusiones enriquecieron notablemente su bagaje intelectual. Allí acabó de formar su inflexible espíritu revolucionario, que muchos de sus camaradas le envidiaban. Pero aquella misma cárcel le imprimió el sello de la muerte, le hizo contraer la enfermedad mortal (la tuberculosis) qué se llevó a la tumba a nuestro excelente camarada.

Telia conocía el estado fatal de su salud, pero no era esto lo que le alarmaba. Una sola cosa lo quitaba el so­siego: «estar sin hacer nada, cruzado de brazos». «¡Cuándo llegará el día en que pueda extender las alas a mis anchas, ver de nuevo a las masas, apretarme contra su pecho y ponerme a su servicio!»: en esto soñaba nuestro camarada, recluido en la cárcel. Y este sueño se convirtió en realidad. Año y medio después lo trasladaron a la cárcel «pequeña» de Kutaís, de donde se evadió inmediatamente, apare­ciendo en Tiflís. Por entonces se estaba produciendo la escisión del Partido. A la sazón, el camarada Telia estaba con los mencheviques, pero no se parecía, ni mucho menos, a esos mencheviques «jurados» que con­sideran el menchevismo como el «Corán», a sí mismos como ortodoxos y a los bolcheviques infieles. Telia tam­poco se parecía a esos obreros «avanzados» que se las dan de «socialdemócratas de nacimiento» y, siendo completa­mente ignorantes, gritan de un modo ridículo: ¡no nos hacen falta conocimientos, nosotros somos obreros! Telia distinguía porque negaba di fanatismo fraccional, despreciaba con todas las fibras de su ser la imitación ciega y de todo tendía a formarse un criterio propio. Por eso, en cuanto se fugó de la cárcel, se enfrascó en estudio de los libros «Actas del II Congreso», «El Estado de sitio» de Mártov, «¿Qué hacer?» y «Un paso adelante» de Lenin. Hubierais debido ver a Telia, cuando, escuálido, amarillento, esforzándose con tenacidad en el estudio de los libros, decía sonriente: «Veo que no es tan fácil decidir entre ser bolchevique o menchevique; mientras no haya estudiado estas, obras, mi menchevismo estará construido sobre arena». Y el camarada Telia, después de estudiar la literatura necesaria y de meditar en las divergencias surgidas entre los bolcheviques y los mencheviques, lo sopesó todo y dijo: «Yo, camaradas, soy bolchevique; creo que quien no es bolchevique hace, indudablemente, traición al espíritu revolucionario del marxismo».
Desde entonces Telia se convirtió en un apóstol del marxismo revolucionario (del bolchevismo). Por acuerdo de la organización, en 1905 se dirigió a Bakú. Allí se dedicó a montar una imprenta, a encauzar el trabajo de las organizaciones de distrito del Partido, a participar en la actividad de la organización dirigente, a enviar artículos para «Proletariatis Brdzola»[4]. Cuando la orga­nización sufrió el conocido golpe policíaco, a él también lo detuvieron, pero volvió a «escabullirse» y de nuevo se apresuró a regresar a Tiflís. Después de trabajar durante cierto tiempo en la organización dirigente de Tiflís, tomó parte en la Conferencia bolchevique de to­da Rusia, celebrada en Tammerfors en 1905. Encierran interés sus impresiones de esta Conferencia. Telia tenía mucha fe en el porvenir del Partido y decía, encendidos los ojos: no regatearé las últimas fuerzas para ese Partido. Pero, desgraciadamente, cayó en cama al regresar de Rusia y ya no se levantó más. Postrado, empezó a desarrollar una gran actividad literaria. Durante su enfermedad escribió: «¿Qué necesitamos?» (v. «Ajali Tsjovreba»[5]), «Viejos y nuevos difuntos» (respuesta a Arch. Dzhordzhadze), «El anarquismo y la socialdemocracia»[§]*, «Por qué nos llaman blanquistas», etc.
En los últimos días de su vida nos escribió que estaba preparando un folleto sobre la historia de la socialdemocracia del Cáucaso, pero la muerte, despiadada, arrancó prematuramente la pluma de las manos del infatigable camarada.
Tal es el cuadro de la breve, pero tempestuosa vida del camarada de Telia.
Una capacidad asombrosa, una energía inagotable, independencia, un profundo amor a la causa, una firmeza heroica y las cualidades de un verdadero apóstol: eso era lo que distinguía al camarada Telia.

Sólo en las filas del proletariado se encuentran hombres como Telia, sólo el proletariado engendra héroes como él, y ese mismo proletariado procurará tomar venganza del maldito régimen, víctima del cual cayó nuestro cama­rada, el obrero G, Telia.


Publicado con la firma de K o . . . el 22 de marzo de 1901 en el núm. 10 del periódico «Dro».

Traducido del georgiano.



[1] G. P. Telia nació en 1880, murió en Sujum el 19 de mano 1907. EV25 de marzo tuvo lugar el entierro de G. Telia — pueblo de Chagani, distrito de Kutáis.

[2] Se alude a la manifestación conmemorativa del Primero de Mayo celebrada por los obreros de Tiflís, bajo la dirección personal de J. V. Stalin, el 22 de abril de 1901. La manifestación tuvo lugar en el mercado Soldatski, en el centro de Tiflís participaron en ella cerca de 2.000 personas. Los manifestantes tuvieron un choque con la policía y las tropas. Resultaron heridos 14 obrero y más de 50 fueron detenidos. Con motivo de la manifestación de Tiflís, la «Iskra» leninista decía: “El acontecimiento del domingo 22 de abril (viejo cómputo) Tiflís es de significación histórica para todo el Cáucaso: ese día se inició en él Cáucaso el movimiento revolucionario abierto» («Iskra», núm. 6, julio de 1901).

[3] El 23 de febrero de 1903, por acuerdo del Comité de Tiflís del P.O.S.D.R., se celebró una manifestación de los obrerosde la ciudad. En ella tomaron parte cerca de 6.000 personas. La manifestación terminó con un choque entre los obreros y las tropas. Fueron detenidos 150 manifestantes.

[4] « Próletariatis Brdzola» («La Lucha del Proletariado»): perió­dico clandestino georgiano, órgano de la Unión del Cáucaso del P.O.S.D.R (v Obras de J. V Stalin, t. 1, pág. 406, nota 21).

[5] « Ajali Tsjvreba» («La Lucha del Proletariado»):diario bolchevique que se publico en Tiflís desde el 20 de junio hasta el 14 de julio de 1906. Aparecieron 29 números. J. V. Stalin dirigía el periódico, entre cuyos colaboradores fijos figuraban M. Davitashvili, G. Telia y G. Kikodze.

§[§] Los dos últimos folletos no pudieron ser publicados, pues la policía se incautó de ellos en un registro.



¨ J. V. Stalin: Obras tomo II (1907-1913). EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS. Moscú 1953. Paginas: 29- 33.