miércoles, 28 de mayo de 2008

Alejandro Romualdo


Escueta nota de El Comercio:

ÚLTIMO MINUTO
Hallan muerto al poeta Alejandro Romualdo

El poeta trujillano Alejandro Romualdo fue hallado muerto anoche en su domicilio de la primera cuadra de la calle Ernesto Plasencia, en San Isidro. El autor del poema "Canto Coral a Túpac Amaru II" vivía solo y habría fallecido hace varios días. Tenía 82 años.



otro medio dijo:

El director del Instituto de Medicina Legal (IML), Luis Bromley, informó que se viene practicando en la Morgue de Lima una necropsia al cadáver del poeta Alejandro Romualdo.


Estos estudios se realizan para saber las razones de su deceso, ya que su cuerpo fue encontrado sin vida esta madrugada en su casa del distrito de San Isidro. Bromley detalló que se están haciendo estudios biológicos, toxicológicos, hematopatológicos y antropológicos para identificar con certeza el motivo del fallecimiento. El galeno también adelantó que hoy se tendrán los resultados de los aspectos macroscópicos, pero los demás exámenes tienen un proceso técnico que demandan entre cinco a seis días. Calculó que para la tarde de hoy ya se podrá difundir algunas conclusiones preliminares.


Luis Bromley evitó hablar sobre los hematomas que familiares del poeta Romualdo aseguran haber visto en el cadáver, pues aún no terminan de realizar la necropsia.


Romualdo (Trujillo, 1,926) estudió literatura en la Universidad de San Marcos en 1946 y más tarde en la de Madrid. Ganó el Premio Nacional de Poesía en 1949. Además de escritor, fue periodista y dibujante. Fue uno de los más grandes representantes de la Generación del ’50 y entre sus poemas más conocidos es Canto Coral a Túpac Amaru.

CANTO CORAL A TÚPAC AMARU, QUE ES LA LIBERTAD



Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto
Micaela Bastidas






Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca
Lo volarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos,
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán
¡y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo
Lo golpearán:
¡y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpes de matanza
lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo podrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:
¡y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.
Y no podrán matarlo.






(De Edición Extraordinaria, 1958)