viernes, 11 de enero de 2008

Primer comunicado de las FARC tras la liberación de Clara y Consuelo

Enero 10 de 2007
Comunicado de las FARC Sobre la liberación de Clara y Consuelo

1. Honrando la palabra y el compromiso, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC, entregan hoy al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, a la senadora Piedad Córdoba y a la comunidad internacional, a Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo. Si el niño Emmanuel no está en brazos de su madre, es porque el Presidente Uribe Vélez lo tiene secuestrado en Bogotá. Que lo libere para que podamos celebrar todos, este suceso.

2. Esta liberación humanitaria y unilateral, se da a pesar de los palos atravesados en la rueda por el propio Presidente Uribe, enemigo jurado del canje de prisioneros y enemigo de la paz con justicia social, siguiendo los lineamientos de Washington. Por encima de las intensas operaciones bélicas del Plan Patriota, de la incautación de las pruebas de supervivencia, de la captura de los correos humanitarios que las portaban, del secuestro del pequeño Emmanuel en Bogotá, y de la absurda pretensión de excluir de la facilitación a la comisión humanitaria internacional, hemos dado este primer paso esperanzador que invita a pensar en la posibilidad de la paz en Colombia.
3. Los esfuerzos deben dirigirse ahora a lograr el despeje militar de Pradera y Florida como escenario del diálogo gobierno-FARC para el acuerdo y la materialización del canje que haga posible la liberación de todos los prisioneros en poder de las fuerzas contendientes, de los cautivos en la montaña y de los guerrilleros presos en las cárceles del régimen, incluidos Sonia y Simón. Nuestra voluntad es incuestionable. Sin olvidar que en el pasado reciente liberamos unilateralmente a 304 militares y policías, capturados en combate, esta entrega que hoy hacemos de Clara y Consuelo, reafirma nuestra disposición.
4. En realidad, somos una fuerza beligerante a la espera de ser reconocida por los gobiernos del mundo. Este paso allanaría el tortuoso camino del pueblo de Colombia en busca de la paz. Nuestra lucha es legítima. Se sustenta en el derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo a alzarse contra la opresión. Nuestro padre, el Libertador Simón Bolívar nos enseña que, cuando el poder es opresor la virtud tiene derecho a anonadarlo , y que el hombre virtuoso se levanta contra la autoridad opresora e inaguantable para sustituirla por otra respetada y amable. Y este es, precisamente, el empeño de las FARC.
5. Presidente Chávez, muchas gracias. El mundo no duda que su inmenso corazón, palpita sinceramente, por la paz de Colombia y por la redención de los pueblos. Agradecemos también a los gobiernos y personalidades del mundo que lo han rodeado sin reserva en este noble esfuerzo. Y sobre todo, gracias al bravo pueblo de Venezuela por su apoyo y hermandad. A los familiares de los prisioneros y a los amigos del canje humanitario nuestro llamado a persistir. Lograremos el canje.

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC
Montañas de Colombia, enero 10 de 2008

¿Un ministerio para el medio ambiente?

De manera un tanto sorpresiva, el presidente García ha anunciado su voluntad de crear un Ministerio del Medio Ambiente. El Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), la máxima autoridad ambiental actual, ha mostrado de manera reiterada no estar a la altura de los complejos desafíos ambientales del país. Ya sea por los límites de su propia jurisdicción, o por la falta de liderazgo de sus directivos, el hecho es que el CONAM ha terminado siendo más parte del problema que de la solución.

El reto que el anunciado ministerio tiene que afrontar es grande. Una rápida enumeración puede darnos una idea: a) la contaminación urbana del aire, común a todas las grandes ciudades del país; b) la contaminación de las aguas en, prácticamente, todos los ríos de la costa y buena parte de los de la sierra y la selva, por acción de la industria, la minería, los hidrocarburos, los deshechos urbanos, los insumos químicos de la agricultura, la fabricación de derivados de la coca, etc.; c) la deforestación de la selva. También forma parte de los problemas ambientales la pérdida de recursos naturales, como la salinización de los suelos fértiles de la costa, la erosión de los suelos en la sierra y la selva, y la reducción de los niveles del agua subterránea.

Todos estos problemas tienen un importante potencial conflictivo, pues son causados por la acción humana y, por tanto, son muchos y grandes los intereses en juego. Los conflictos entre las empresas mineras y las poblaciones rurales de su entorno son una manifestación de lo dicho, pero también lo son los existentes a propósito de otras actividades extractivas.

Precisamente, porque hay muchos intereses en juego es que el papel del Estado como cautelador del interés público es fundamental. Hasta el momento, el sesgo del Ministerio de Energía y Minas a favor de las empresas mineras, aun cuando estas incumplen normas ambientales, ha debilitado la credibilidad del Estado ante las poblaciones que se sienten afectadas. Y el comportamiento débil del CONAM no ha hecho sino contribuir a este sentimiento.

Ciertamente, hay lugar para el escepticismo ante la oferta presidencial de crear el Ministerio del Ambiente, y por múltiples razones. El presidente García ha tenido varias y súbitas iniciativas que luego han quedado en nada (¿recuerda el Pacto Social o la Agencia contra la Corrupción?). Su gobierno ha criticado dura, sistemática e injustamente a los pobladores rurales que se han movilizado precisamente para defender el medio ambiente, amenazado por las explotaciones mineras. El propio presidente escribió, hace muy poco: «El viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX, y cambia otra vez de camiseta, en el siglo XXI, para ser medioambientalista».

Pero en el caso de que la promesa se haga efectiva, la creación de un Ministerio del Ambiente tampoco resolvería gran cosa, pues dependería políticamente del presidente. Lo que se requiere es un organismo autónomo que tenga la libertad de discrepar con el Ejecutivo cuando sea necesario y que tenga la fuerza y autoridad de normar, fiscalizar y sancionar a quienes atentan contra el medio ambiente —aun si los responsables son empresas poderosas.


Editorial de: La Revista Agraria Nº 90








Salvemos Candamo