Tailandia padece una profunda crisis desde el golpe de Estado de septiembre de 2006 contra Thaksin Shinawatra, actualmente en el exilio y declarado prófugo por la justicia de su país.
Una gran parte de los 'camisas rojas' y las clases más humildes idolatran a Shinawatra, a pesar de su ingente riqueza y alto tren de vida, mientras que consideran al actual jefe del Gobierno, Abhisit Vejjajiva, un "títere" de la élite cercana a la monarquía y el Ejército.
Shinawatra considera que las protestas son parte de la "lucha de clases", mientras que el actual Gobierno le acusa de comprar a los tailandeses del medio rural con dinero y promesas vacías, para que unan a su movimiento.
A finales del año pasado, los 'amarillos', que comenzaron las protestas contra Shinawatra en 2006, tomaron durante una semana el control de los dos aeropuertos de Bangkok con la finalidad de forzar la caída del Gobierno formado por políticos aliados del ex primer ministro depuesto.
Esta semana, los activistas consiguieron atraerse la atención de la prensa internacional con el vertido de botellas de sangre frente a la sede del Gobierno y el chalé del jefe del Ejecutivo, como "sacrificio por la democracia", derramando la sangre donada por 20.000 simpatizantes . Con la acción, los camisas rojas reclamaban en las calles que el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, disuelva el Parlamento y convoque elecciones. Pero sus demandas volvieron a caer en saco roto y sembraron el desánimo entre muchos opositores, que han optado por el regreso a sus casas, la mayoría en las áreas rurales de Tailandia.
Unos 25.000 'camisas rojas' iniciaron su séptimo día de protestas pacíficas, tratando de dar un impulso a las manifestaciones con una caravana de vehículos, recorrieron cerca de 70 kilómetros de calles de la capital sin que se produjeran incidentes, a la que la Policía abrió paso, estuvo vigilada por las fuerzas de seguridad, con grupos de agentes y soldados posicionados cada 500 ó 600 metros.
Con las banderas rojas y enseñas tailandesas como estandartes, corearon a su paso consignas contra el actual jefe del Ejecutivo, Abhisit Vejjajiva, líder del Partido Demócrata, y contra el presidente del Consejo Real, Prem Tisunalonda, general jubilado y jefe de Gobierno durante la década de los ochenta.
"Viajamos para llegar al corazón de los habitantes de Bangkok y pedirles que se unan a nosotros, pobres campesinos, para expulsar al Gobierno apoyado por la élite", afirmó Veera Musikhapong, uno de los líderes del Frente, organizador de las protestas.
Weng Tochirakarn, dirigente del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura aseguró que las manifestaciones cesarán "inmediatamente" si el primer ministro Vejjajiva accede a disolver el Parlamento y convoca elecciones anticipadas.
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