domingo, 11 de octubre de 2009

BOLETIN "EN LA LUCHA"

La célula "LENIN" del Partido Comunista del Perú, en conmemoración del 81 aniversario de nuestro Partido, ha publicado un nuevo número de "En la lucha", boletín teórico-político que busca contribuir a la lucha de ideas en la Universidad.


PRONUNCIAMIENTO

La crisis general del capitalismo está llevando a que millones de trabajadores pierdan sus puestos de trabajo. Los capitalistas de todo el mundo, para evitar o revertir el decrecimiento de la tasa de ganancia, sobreexplotan el trabajo asalariado, violentando derechos laborales y precarizando las condiciones de empleo. Ante ello, muchos gobiernos han respondido aprobando salvatajes o supuestos planes “anticrisis” que benefician al gran capital financiero. En los países dependientes, semicoloniales y neocoloniales, los gobiernos neoliberales reducen el gasto fiscal a fin de mejorar las condiciones de pago de la interminable deuda externa. “Capitalismo o Socialismo” sigue siendo el problema de nuestra época, y la revolución proletaria la única alternativa real de solución.


En nuestro país, la existencia de una democracia formal, el sometimiento de nuestro país al Imperialismo y sus transnacionales, la opresión de los pueblos indígenas, entre otros problemas demuestran la plena vigencia de la Revolución Democrática y Antiimperialista camino al Socialismo. El gobierno aprista persiste en implementar el programa neoliberal, en el marco de una economía basada en la extracción y exportación de materias primas, respondiendo a las exigencias del Imperialismo, sus transnacionales y la burguesía intermediaria, trayendo consigo el saqueo de nuestros recursos, la contaminación del agua, el suelo y el aire, y la expulsión de las comunidades campesinas y nativas de sus tierras.


En tal perspectiva, los comunistas propugnamos la unidad de los sectores democráticos y patrióticos en torno a una alternativa política que responda a las exigencias más urgentes del pueblo y cierre el paso a la profundización del neoliberalismo, permita la conquista de un Nuevo Gobierno y Nueva Constitución. Estos son hoy los principales objetivos en base a los cuales ha de movilizarse el pueblo, enfrentando sin titubeos ni vacilaciones los planes reaccionarios, superando la dispersión y los estrechos marcos de la lucha económica-reivindicativa. Como parte de la forja de ese proyecto político, hoy los comunistas nos abocamos al fortalecimiento del Movimiento Nueva Izquierda, a su reinscripción legal, como base para la construcción de un gran frente democrático y patriótico que derrote a la derecha pro-imperialista en la lucha política y de masas.


El problema de la Universidad Peruana, su carácter elitista, acientífico y antinacional, se agrava con la ofensiva que hoy sufre la Universidad Pública, con la implementación de una serie de medidas privatista que trasgreden sus principios rectores y violan los derechos estudiantiles. El gobierno central, Castañeda y las autoridades universitarias son parte de esa política, contando con el servicio de las agrupaciones oportunistas que bajo el manto de la “independencia” y su política clientelista, de desmovilización y despolitización del estudiantado, facilitan la implementación de las medidas privatistas.


Frente a esto, los estudiantes debemos asumir la defensa de la Universidad Pública, avanzando hacia la construcción de una Universidad Nacional, Democrática y Científica en el marco de la transformación de nuestra sociedad, de la “democratización de su economía y su superestructura política” como diría JC Mariátegui.
Célula "Lenin"


81 AÑOS DE LUCHA POR EL PODER POPULAR Y EL SOCIALISMO

El 7 de octubre de 1928 un grupo de revolucionarios liderados por JC Mariátegui, funda bajo la denominación de “socialista”, dadas “las condiciones concretas del momento”, el Partido del Proletariado, el destacamento que lo conduciría en “la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional”. Mariategui venia librando una lucha contra Haya y sus pretensiones de hacer del APRA (hasta ese entonces frente único antiimperialista) un partido nacionalista pequeñoburgués, reivindicando el derecho del proletariado de contar con su Partido de clase que lo conduzca no solo en el cumplimiento de sus objetivos inmediatos sino en la realización de su misión histórica.


81 años han transcurrido desde entonces, 40 años desde la reconstitución del Partido, ya como “Patria Roja” en la VI Conferencia Nacional (marzo de 1969), y hoy los comunistas seguimos abocados a la construcción del Partido. En ese terreno todo esfuerzo es insuficiente y toda experiencia merece ser tomada en cuenta para valorar los aciertos y advertir los errores.


La experiencia de trabajo en la década del ’70 representa una época en la vida partidaria en que las condiciones de la lucha de clases habían llevado a un alto nivel de agudización y con ello las condiciones del trabajo político eran sumamente difíciles. El Partido respondió a ello con la consigna de “ir a las masas básicas de producción”. Nuestros militantes se abocaron al trabajo en las fábricas, minas y comunidades campesinas, impulsando la organización clasista y revolucionaria del proletariado y el pueblo (los COPLALs, el COMUL, el CCUSC y los FEDIPs), frente al reformismo burgués de la dictadura y las ilusiones que el revisionismo venía sembrando en las masas. Se afirmo el camino independiente del proletariado y el pueblo en la lucha democrático-popular y Socialista. Por esos años, el Partido le entregó al pueblo la vida de sacrificados militantes como Gudelio Espinoza y Pablo Inza (dirigentes proletarios caídos en la lucha contra la Cerro de Pasco corp. y el imperialismo yanqui), Julián Choque (asesinado por la dictadura velasquista), Cesar Gayoso (dirigente campesino asesinado por los agentes del SINAMOS), Jesús Alberto Páez (dirigente obrero y barrial desaparecido por la dictadura de Morales Bermúdez), Elmer Garate (dirigente estudiantil y miembro del FER del Perú asesinado por la dictadura de MB), etc. Cabe recordar la persecución y encarcelamiento que sufrieron muchos militantes, entre ellos c. Horacio Zeballos, líder histórico del SUTEP, recluido en la colonia penal “El Sepa” por encabezar la lucha del magisterio nacional.


Ya en 1980, la salida del régimen dictatorial y el retorno de la democracia burguesa exigieron del Partido un viraje táctico que lleva a participar de los procesos electorales, como parte de la acumulación de fuerzas y aprovechando estos espacios para exponer nuestras ideas y objetivos, y evidenciar las limitaciones infranqueables de la democracia burguesa. El impulso del UNIR y de Izquierda Unida es parte de este esfuerzo. El predominio de una tendencia reformista-conciliadora en esta última impidió su conversión en un frente revolucionario de masas. Cuando la coyuntura exigía que la izquierda se ponga a la cabeza de las luchas populares e ingresara a una abierta confrontación con el Apra, muchos prefirieron esconderse, refugiarse en los espacios democrático-burgueses conquistados, e incluso servir de colchón del régimen. Los errores de sectarismo y burocratismo cometidos imposibilitaron el esclarecimiento entre las masas, que, tras la división de la izquierda y gracias al accionar aventurero de SL, fueron rápidamente ganadas por el discurso populista del fujimorismo en el ’90, facilitando la implementación del programa neoliberal y el reforzamiento de la dominación imperialista… (Continuará)
El Estado: aparato de dominación de clase.

“En el problema del Estado, en la teoría del Estado, podréis ver siempre…la lucha de las distintas clases entre sí, lucha que se refleja o encuentra su expresión en la lucha de conceptos sobre el Estado, en la apreciación del papel y de la significación del Estado”. (Lenin, Acerca del Estado).

Bien hace Lenin al resaltar que la lucha que existe en torno a todo lo concerniente al Estado es expresión de la lucha de clases que se libera en la sociedad y que tiene sus manifestaciones en el campo filosófico-político con la aparición de distintas teorías al respecto. Cada una de estas teorías han sido elaboradas en determinada fase del desarrollo de la sociedad y corresponden a una forma específica que tomó el Estado en el curso de la historia. Así pues, cada clase dominante que ha surgido ha necesitado justificar la existencia del Estado como condición “necesaria” e “irremediable” para la existencia del hombre.
La pregunta sería, entonces, ¿El Estado es necesario para la existencia de la humanidad? Para responderla, es conveniente, primero, contestar si el Estado ha acompañado, desde siempre, la existencia del hombre.

El Estado no es eterno. Surgió como producto de la sociedad al llegar a una fase de desarrollo, a la división de la sociedad en clases sociales antagónicas e irreconciliables. Hasta entonces, la sociedad se organizaba a través de la gens, los hombres vivían en tribus, organizados por familias. En esta fase del desarrollo de la historia no se puede observar, como ahora, la existencia de un aparato especializado en el “gobierno” de la sociedad, con hombres que se encargaban exclusivamente de esta función y que, para llevarla a cabo, debían monopolizar un aparato coercitivo, un aparato de violencia. Por el contrario, dominaba la costumbre, el respeto, el prestigio de los más viejos de la tribu, a través de los cuales, se organizaba la producción y todo lo concerniente a la sociedad. Así, pues, cuando en la sociedad no existían clases y los hombres trabajaban en condiciones precarias e iguales, las cuales solo les servían para producir lo necesario para la subsistencia, entonces no surgió, ni podía surgir un grupo de hombres que se encargara exclusivamente del “gobierno”,

“solo al surgir la primera forma de división de la sociedad en clases, cuando apareció la esclavitud, cuando cierta clase de hombres, concentrando sus esfuerzos en las formas más toscas de laboreo de la tierra, pudieron producir cierto sobrante que no era absolutamente indispensable para la misérrima existencia del esclavo y que iba a parar a manos del esclavista; cuando, de este modo, se consolidó la existencia de esta clase de esclavistas, y para que esta se consolidase, surgió la necesidad de que apareciese el Estado” (Lenin, Acerca del Estado).

Vemos, entonces, que el Estado no surge como medio necesario para la existencia de la sociedad, pues, esta, ya existía; sino, como garantía de dominación de una clase sobre otra y como expresión del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase.

Pero, ¿Cómo el Estado cumple esta función? El Estado cumple su papel como instrumento de amortiguación de la lucha de clases creando un “orden” que legaliza y afianza las dominaciones de clase, quitándoles a los oprimidos la posibilidad de obtener los medios y procedimientos de lucha para el derrocamiento de las clases opresoras (El Estado y la Revolución, Lenin). Para la consecución de este fin, es indispensable, por tanto, que las clases dominantes creen distintas formas de conciencia social que justifiquen dicha dominación, concatenado a este proceso, debe entenderse el surgimiento del Derecho, la Moral, etc. Pero lo fundamental, en la consolidación del poder estatal, es la monopolización de la violencia por parte de las clases dominantes y, por tanto, la creación, dentro del Estado, de una fuerza especial encargada de la coerción y de hacer cumplir el “orden” impuesto. Así pues, podemos explicar la existencia de las FF.AA, la policía, las cárceles y demás instrumentos que sirven no solo de disuasivos, sino, de aplicadores de la violencia en virtud de los intereses de clase.

Sin embargo, el Estado, no es solo un aparato represivo. Las clases económicamente dominantes, apoderándose del Estado, emergen como clases políticamente dominantes, obteniendo nuevos medios e instrumentos, ya no solo para la represión, sino que, además, consiguen mejores condiciones para ejercer la explotación (leyes que precarizan la situación laboral, concesiones que les permiten explotar los recursos naturales sin respeto al medio ambiente, leyes que restringen la participación política de un sector de la sociedad, etc.). Es con este fin, que el aparato estatal es inundado de funcionarios serviles a las clases económicamente dominantes, es, además, por esta razón, que el Estado es el escenario de múltiples casos de corrupción y, es, por último, la explicación a los marcos estrechos de la democracia burguesa, pues esta funciona como filtro para impedir la participación política del pueblo.

Vemos, pues, que la naturaleza del Estado es el poner trabas tanto para que el proletariado y el pueblo obtengan los medios necesarios para emprender una lucha contra su explotación, como para que participe de él a través de las instituciones demoburguesas. Por tanto, la liberación de la clase oprimida no solo se logrará con la conquista del aparato estatal actual, sino, con la destrucción de dicho aparato, y la construcción de uno nuevo que permita, primero, consolidar la liberación de los oprimidos y, segundo, camine directo a la extinción del Estado en general. Pero esto ya será, tema de otro artículo.

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