PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ
Patria Roja
Patria Roja
El Comité Central del Partido Comunista del Perú – Patria Roja expresa su profundo pesar por el fallecimiento de nuestro camarada, el Dr. Juan Crisólogo Arce, abnegado maestro cantuteño, que en su fructífera vida dio ejemplo de coraje, compromiso con las causas populares y búsqueda incesante del conocimiento y perfeccionami8ento intelectual.
Juan Crisólogo Arce fue un hombre de principios, los que supo mantener y defender en las circunstancias más adversas, no solo confrontando con la derecha recalcitrante, sino también contra la intolerancia senderista. No olvidemos que La Cantuta se convirtió durante la guerra sucia impuesta por el fujimontesinismo en un escenario sumamente difícil, donde los militantes de izquierda tuvieron que lidiar contra esos sectores arriesgando su propia vida.
El maestro Crisólogo Arce fue una autoridad también en el terreno académico, postulando por una educación articulada al desarrollo nacional, universal, gratuita y de calidad. Junto a otros maestros y alumnos cantuteños se han esforzado por que esa casa de estudios recupere su prestigio y el papel que le corresponde como el principal centro de formación de los maestros peruanos.
Nuestro Partido inclina sus banderas en reconocimiento a este insigne comunista, y expresa sus sentidas condolencias a sus familiares y amigos.
¡Gloria eterna al camarada Juan Crisólogo Arce!
Perú, 27 de marzo del 2009
Oficina de prensa del Comité Central
del Partido Comunista del Perú – Patria Roja
Dr. Juan Crisólogo Arce
Nacido el 29 de agosto de 1933 en el pueblo de San Juan,distrito de Cajamarca, ubicado a treinta Kilómetros de la ciudad, Juan Crisólogo, como muchos escolares cajamarquinos de entonces, enrumbó en 1943 a la capital regional. Allí concluyó sus estudios de Primaria e inició los de Secundaria que concluyó en 1953.
Una suma de títulos académicos retratan de cuerpoentero al maestro Juan Crisólogo. Primero, Normalista Urbano de la Escuela Normal Superior Enrique Guzmán yValle; luego, en la misma casa de estudios, Profesor deEducación Primaria. En la Universidad de Cajamarca inició sus estudios para Profesor de Educación Secundaria en la especialidad de Lengua y Literatura, los mismos queculminó en La Cantuta. En 1976, con su tesis sobre Tecnología Educativa alcanzó el grado de Doctor en Ciencias de la Educación. En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos estudió Sociología y Derecho y, finalmente, en la Universidad de Lima estudió, como segunda especialidad, Docencia Universitaria.
Entrevista a Juan Crisólogo Arce por Pedro Escribano
-¿Cuándo inició ese camino para convertirse en maestro?
Me convertí en maestro por casualidad. Yo no pensaba estudiar para maestro. En 1953 estudiaba en el colegio San Ramón, de Cajamarca, y estaba sacando mis certificados para viajar a Lima y estudiar Agronomía, ya que mis padres eran agricultores y ganaderos. En el colegio me encontré con el director y me preguntó en dónde y qué iba a estudiar. Yo le dije Agronomía. “No, me comentó. Tienes una gran oportunidad, ahora ha venido un profesor de La Cantuta, quien tomará exámenes y otorgará becas de estudios integrales para ser profesores de Primaria y Secundaria.
Fue una sorpresa. Y más aún, porque cuando el director se lo dijo, los postulantes a las becas ya estaban en una aula para iniciar el examen. Éstos eran para ser profesores de Secundaria, Técnica y Primaria. Debía escoger una opción.
“Como no me había preparado ni estaba avisado de estas becas - comenta Crisólogo-, postulé a lo supuestamente más fácil, Primaria”. No se había preparado, pero igual, Crisólogo ganó una de las cuatro becas. En su casa sus padres no sabían qué era una beca. Pero ya debía viajar. Su hermana mayor, que sabía de costura, le preparó sus ropas con las que llegó, en 1954, al internado de La Cantuta, que había empezado sus actividades académicas el 6 de julio de 1954.
-Si su sueño era ser agrónomo, ¿en La Cantuta no le asaltó ese deseo y dejar de estudiar para ser maestro?
No. Para mí fue una sorpresa llegar a una institución totalmente nueva, con edificios modernos, todos los servicios eran de buena calidad. Además, la beca era integral. Pero lo más importante, había una plana de docentes como nunca más hemos tenido. Allí estaban Francisco Miró Quesada Cantuarias, Wálter Peñaloza Ramella, Luis Jaime Cisneros Vizquerra. Era una plana docente que fue preparada para hacerse cargo de la formación de los mejores maestros del Perú.
Me convertí en maestro por casualidad. Yo no pensaba estudiar para maestro. En 1953 estudiaba en el colegio San Ramón, de Cajamarca, y estaba sacando mis certificados para viajar a Lima y estudiar Agronomía, ya que mis padres eran agricultores y ganaderos. En el colegio me encontré con el director y me preguntó en dónde y qué iba a estudiar. Yo le dije Agronomía. “No, me comentó. Tienes una gran oportunidad, ahora ha venido un profesor de La Cantuta, quien tomará exámenes y otorgará becas de estudios integrales para ser profesores de Primaria y Secundaria.
Fue una sorpresa. Y más aún, porque cuando el director se lo dijo, los postulantes a las becas ya estaban en una aula para iniciar el examen. Éstos eran para ser profesores de Secundaria, Técnica y Primaria. Debía escoger una opción.
“Como no me había preparado ni estaba avisado de estas becas - comenta Crisólogo-, postulé a lo supuestamente más fácil, Primaria”. No se había preparado, pero igual, Crisólogo ganó una de las cuatro becas. En su casa sus padres no sabían qué era una beca. Pero ya debía viajar. Su hermana mayor, que sabía de costura, le preparó sus ropas con las que llegó, en 1954, al internado de La Cantuta, que había empezado sus actividades académicas el 6 de julio de 1954.
-Si su sueño era ser agrónomo, ¿en La Cantuta no le asaltó ese deseo y dejar de estudiar para ser maestro?
No. Para mí fue una sorpresa llegar a una institución totalmente nueva, con edificios modernos, todos los servicios eran de buena calidad. Además, la beca era integral. Pero lo más importante, había una plana de docentes como nunca más hemos tenido. Allí estaban Francisco Miró Quesada Cantuarias, Wálter Peñaloza Ramella, Luis Jaime Cisneros Vizquerra. Era una plana docente que fue preparada para hacerse cargo de la formación de los mejores maestros del Perú.
La Cantuta era un proyecto que forma parte de la reforma educativa de Odría, de la que ahora no se dice nada. La reforma de Odría fue una reforma mucho más integral que la de Velasco, por supuesto que la de Velasco fue excelente en el aspecto académico. La de Odría abarcó todos los aspectos de la Educación. Pero bueno, no desistí de estudiar para maestro, pues con la infraestructura y la plana de docentes cualquiera se emociona (risas).
-Ahora todos quieren ser médicos, ingenieros, ¿en aquel entonces la carrera de maestro no era tan menospreciada?
La carrera del magisterio siempre ha sido una carrera sin atractivo por sus sueldos bajos. La docencia era heterogénea y solamente el profesor de Secundaria era reconocido por la sociedad. En las becas, por ejemplo, se presentaban casi sólo para Secundaria. Hubo una estratificación social y tuvo que pasar mucho tiempo para que el maestro de Primaria sea reconocido. Los de Secundaria eran los únicos que podían seguir posgrados en San Marcos. El profesor de Primaria, ni hablar... ser Doctor era un sueño lejano.
LA CANTUTA
Juan Crisólogo tiene una visión clara sobre la historia de La Cantuta. Recuerda que cuando La Cantuta se propuso formar maestros, le ofrecieron la dirección a Francisco Miro Quesada Cantuarias, pero éste se disculpó por sus múltiples ocupaciones y más bien propuso al joven filósofo Wálter Peñaloza Ramella, que en ese momento enseñaba en la Universidad de San Juan de Puerto Rico.
En 1951 Peñaloza asume el encargo de organizar la Escuela Normal del Perú. Hizo un diagnóstico de cómo se formaban los maestros en el país. “Los profesores de Primaria no tenían título. Se les llamaban de tercera categoría. En Secundaria, los profesores eran abogados, ingenieros, asimilados a la Educación. Se les llamaban profesores liberales”, comenta Juan Crisólogo.
RECUERDO DE UN GRAN MAESTRO
Juan Crisólogo lo recuerda nítido. Wálter Peñaloza Ramella fue una suerte de guía espiritual en su vocación de maestro. “Nos enseñó Introducción a la Filosofía, en mi caso me marcó. La Filosofía es una disciplina árida y compleja y para los estudiantes les resulta un tanto incomprensible, sin embargo Peñaloza nos la hizo digerible, con un lenguaje simple. Terminaba la hora de sus clases y le seguíamos por los corredores, patios, hasta su oficina. Era extraordinario. Y no era profesor, sino como le digo, Filósofo.
¿Para estudiar Educación hay que tener vocación?
Mire, mis alumnos me dicen que aquí, en La Cantuta, se debe tomar una prueba vocacional para que no ingresen los postulantes fracasados de otras carreras. Para mí la vocación va cultivándose con la experiencia. Yo he llegado a querer el magisterio en a práctica preprofesional, en el ejercicio de la docencia.
-Ahora todos quieren ser médicos, ingenieros, ¿en aquel entonces la carrera de maestro no era tan menospreciada?
La carrera del magisterio siempre ha sido una carrera sin atractivo por sus sueldos bajos. La docencia era heterogénea y solamente el profesor de Secundaria era reconocido por la sociedad. En las becas, por ejemplo, se presentaban casi sólo para Secundaria. Hubo una estratificación social y tuvo que pasar mucho tiempo para que el maestro de Primaria sea reconocido. Los de Secundaria eran los únicos que podían seguir posgrados en San Marcos. El profesor de Primaria, ni hablar... ser Doctor era un sueño lejano.
LA CANTUTA
Juan Crisólogo tiene una visión clara sobre la historia de La Cantuta. Recuerda que cuando La Cantuta se propuso formar maestros, le ofrecieron la dirección a Francisco Miro Quesada Cantuarias, pero éste se disculpó por sus múltiples ocupaciones y más bien propuso al joven filósofo Wálter Peñaloza Ramella, que en ese momento enseñaba en la Universidad de San Juan de Puerto Rico.
En 1951 Peñaloza asume el encargo de organizar la Escuela Normal del Perú. Hizo un diagnóstico de cómo se formaban los maestros en el país. “Los profesores de Primaria no tenían título. Se les llamaban de tercera categoría. En Secundaria, los profesores eran abogados, ingenieros, asimilados a la Educación. Se les llamaban profesores liberales”, comenta Juan Crisólogo.
RECUERDO DE UN GRAN MAESTRO
Juan Crisólogo lo recuerda nítido. Wálter Peñaloza Ramella fue una suerte de guía espiritual en su vocación de maestro. “Nos enseñó Introducción a la Filosofía, en mi caso me marcó. La Filosofía es una disciplina árida y compleja y para los estudiantes les resulta un tanto incomprensible, sin embargo Peñaloza nos la hizo digerible, con un lenguaje simple. Terminaba la hora de sus clases y le seguíamos por los corredores, patios, hasta su oficina. Era extraordinario. Y no era profesor, sino como le digo, Filósofo.
¿Para estudiar Educación hay que tener vocación?
Mire, mis alumnos me dicen que aquí, en La Cantuta, se debe tomar una prueba vocacional para que no ingresen los postulantes fracasados de otras carreras. Para mí la vocación va cultivándose con la experiencia. Yo he llegado a querer el magisterio en a práctica preprofesional, en el ejercicio de la docencia.
Juan Crisólogo también recuerda que en nombre de esa vocación descubierta, invirtió su primer sueldo para comprar una colección de pedagogía de la Editorial Losada, que hasta ahora conserva. “La compré a plazos. Y a fin de mes, en la capital de la provincia, donde estaba la Caja de Depósitos y Consignaciones, allí estaba el librero, esperándonos. Esa colección me la llevé al pueblo donde trabajaba, y a las cinco de la tarde, cuando acababa mi jornada de profesor, me ponía a leer.
- Lee mucho...
Yo sí tengo el hábito de leer. Cuando voy en el carro, leo. En el trayecto de Chosica a Lima, leo. Cuando era estudiante ya tenía mis libros de Pedagogía, Psicología, libro de Jesualdo sobre literatura infantil.
El asunto de estudio es cuestión de hábito. El maestro siempre debe tener la motivación para leer, ¿verdad? Más allá de los sueldos, los libros deben ser una motivación para los maestros. Debe ser una motivación y también una obligación, aunque, claro, el maestro tiene problemas de sueldo para adquirir libros.
- ¿Qué debe reunir un maestro para ser un buen maestro?
-Eso el doctor Peñaloza lo vio muy bien. Además de organizar y dar becas para La Cantuta, él también vio cómo debían formarse los maestros, la Doctrina Cantuta, que tiene tres normas básicas: la formación universitaria, la formación integral y el maestro como vector de la nacionalidad. Esos son los tres pilares. Es decir, deben formarse al más al más alto nivel académico. En ese sentido, Peñaloza decía que si el maestro trabaja con seres humanos, alumnos, a los que tiene que moldearlos, ese maestro debe estar muy preparado. En cuanto a formación integral, debe formarse en todos los aspectos de su personalidad, en el aspecto del conocimiento y en el aspecto afectivo.
EDUCAR, INSTRUIR
- Desde algún tiempo han aparecido los llamados colegios preuniversitarios. ¿Estos colegios ayudan a la educación peruana?
Esos colegios llamados pre-universitarios están orientados a hacer ingresar a los alumnos a la universidad. Es decir, trabajan pensando que la educación debe concluir con el ingreso a la universidad. No forman la personalidad del educando de manera integral. Solamente los preparan para que pueden acceder a la universidad, como si la universidad fuera el único medio para realizarse como persona. Sí pues, en nuestro país es así, porque no hay otros canales o espacios de realización. En cambio, en los países desarrollados no se preocupan tanto de que vayan a la universidad.
-Se confunde educar con instruir...
-Exactamente. A esos colegios no hace mucho les han prohibido utilizar el término “preuniversitarios”. Esos colegios no educan sino instruyen. Confundimos instrucción con educación, cultura con educación. Yo les digo a mis alumnos, a propósito de la propaganda del “monstruo de la computación”, que de computación sabrá mil maravillas, pero cuando se relaciona con otra persona es un patán. La educación forma la personalidad, es perfeccionar al hombre en todos sus aspectos. Educar es una tarea difícil, ingrata, incomprendida. Muchos creen que el maestro debe ir a trasmitir conocimientos, pero no es así. El maestro educa.
-¿Si estimamos lo afectivo, usted como profesor, también se sentía padre?
Las dos cosas. Padre y maestro. Yo soy un profesor que tengo ocho hijos, y todos son profesionales. El éxito de esa familia se debió a otro polo de apoyo, que es mi esposa. Por ella pude estudiar Sociología y Derecho en San Marcos. Ella se dedicaba a nuestros hijos.
-¿No resolvieron la tutela de los hijos con la TV o con nodrizas?
No. La relación de los padres con los hijos es capital. Esa madre ambulante que lleva a su hijo en sus espaldas está fortaleciéndolo. Ese contacto de calor es importante. Por eso, a pesar de la miseria que vivimos, son muy pocos los que piensan en suicidarse. Afrontan la vida, tienen fortaleza emocional. Lo afectivo es la base de una persona.
Por eso la Educación Inicial es una etapa importante. Muchos creen que la educación inicial es dejar los hijos para que los cuiden.
-¿El profesor de Educación Inicial incluso debe trabajar con los padres?
Tiene que trabajar con los padres de familia para que éstos, a su vez, sepan cómo educar y actuar con sus hijos. Incluso es útil para que sepan cómo alimentarlos. A veces los padres se dan el lujo de menospreciar por prejuicio nuestros alimentos nativos con alto poder nutricional.
-¿Entonces nada es más cierto que la escuela es nuestro segundo hogar y los maestros nuestros segundos padres?
Así debe ser, pero el problema educativo es muy amplio, tiene diferentes matices y variables. Mire, la mayoría de los profesores somos procedentes de la escuela estatal, y, para decir verdad, la escuela estatal ahora está en la peor crisis de su historia.
-¿La escuela ha sido dejada de lado por los padres y maestros?
No. Es la mala política del Estado. Yo no culparía tanto a los maestros. Los maestros somos producto de la política del gobierno. Cómo se le puede exigir a un profesor que trabaje más allá de su jornada cuando gana un sueldo que no le permite cubrir su canasta básica. Apenas acaba sus clases, tiene que correr a buscar otra fuente ingreso. Trabaja en lo que sea: en otro colegio, de guardián o si no de ambulante. Esa es la realidad de muchos maestros en nuestro país y eso tiene que cambiar.
Por eso la Educación Inicial es una etapa importante. Muchos creen que la educación inicial es dejar los hijos para que los cuiden.
-¿El profesor de Educación Inicial incluso debe trabajar con los padres?
Tiene que trabajar con los padres de familia para que éstos, a su vez, sepan cómo educar y actuar con sus hijos. Incluso es útil para que sepan cómo alimentarlos. A veces los padres se dan el lujo de menospreciar por prejuicio nuestros alimentos nativos con alto poder nutricional.
-¿Entonces nada es más cierto que la escuela es nuestro segundo hogar y los maestros nuestros segundos padres?
Así debe ser, pero el problema educativo es muy amplio, tiene diferentes matices y variables. Mire, la mayoría de los profesores somos procedentes de la escuela estatal, y, para decir verdad, la escuela estatal ahora está en la peor crisis de su historia.
-¿La escuela ha sido dejada de lado por los padres y maestros?
No. Es la mala política del Estado. Yo no culparía tanto a los maestros. Los maestros somos producto de la política del gobierno. Cómo se le puede exigir a un profesor que trabaje más allá de su jornada cuando gana un sueldo que no le permite cubrir su canasta básica. Apenas acaba sus clases, tiene que correr a buscar otra fuente ingreso. Trabaja en lo que sea: en otro colegio, de guardián o si no de ambulante. Esa es la realidad de muchos maestros en nuestro país y eso tiene que cambiar.
(Pedro Escribano)